Pablo Cabañas Diaz.
Edmundo O’Gorman (1906-1995), estudió en la Escuela Libre de Derecho, en donde se graduó en 1928. Ejercería la abogacía durante diez años. Esa formación y esa práctica marcarían su carrera posterior y su pensamiento histórico, donde puede percibirse el fundamento de la argumentación jurídica. Como abogado publicó su primer trabajo histórico en 1937, Breve historia de las divisiones territoriales. Sin duda, fue una aportación a la historia de la geografía de México, y ha sido una de sus obras más reeditadas. En esos años, inicia sus estudios de historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. En su interés por la historia y por la filosofía, sigue a Antonio Caso y a José Ortega y Gasset. Desde muy joven cultiva una cercana amistad con Justino Fernández, historiador del arte, y con Manuel Toussaint, padre de esa disciplina en México.
A la llegada de los intelectuales refugiados de la Guerra Civil Española entra en contacto con historiadores como Rafael Altamira y Ramón Iglesia, pero de manera especial con José Gaos, el filósofo, interesado entonces en la historia del pensamiento y traductor de la obra de Martin Heidegger al español y quien es considerado el filósofo más importante del siglo XX.
El resultado de esas influencias se puede leer en sus obras: Crisis y porvenir de la ciencia histórica, de 1947, Fundamentos de la historia de América, 1942, y La idea del descubrimiento de América, 1951, en las que establece las bases de sus interpretaciones posteriores sobre la historia. En 1958 aparece en la ciudad de México su principal obra La invención de América. El libro será objeto de debates y controversias entre los historiadores. Las duras críticas al carácter anacrónico del descubrimiento de América gozarán de una amplia recepción y harán del historiador mexicano una referencia a nivel internacional.
Desde 1938 y hasta 1952 fue subdirector del Archivo General de la Nación, y desde 1940 profesor en la Facultad de Filosofía y Letras. En 1958 publicó el libro en que madura su pensamiento sobre la cuestión americana: La invención de América. Ingresó al Archivo como investigador “A”, ascendiendo con rapidez a la categoría superior “C”. Al fallecer Luis González Obregón, lo sustituye en la jefatura de la Sección de Historia. Trabajó con Rafael López y Julio Jiménez Rueda en aquellos años. En la época en que O’Gorman trabajó en el Archivo General de la Nación publicó laboriosas e importantes investigaciones en su Boletín.
En el homenaje a sus 80 años, el Boletín dedicó un número especial en 1986, en el que se reúnen las notas introductorias de sus colaboraciones. Es una recopilación muy interesante. Además de sus estudios teóricos realizó una tarea importante en la edición de libros históricos, con minuciosas introducciones en donde destacan: la Guía de las Actas de cabildo de la ciudad de México. Siglo XVI (1968); las Obras históricas de Fernando de Alva Ixtlilxóchit (1975.), y las Obras completas de Servando Teresa de Mier (1981).
En la UNAM, participó en la elaboración de planes de estudio, y en la formación de grupos especiales de profesores, en numerosas comisiones dictaminadoras y, sobre todo, como miembro de la Junta de Gobierno del rectorado de Nabor Carrillo al de Javier Barros Sierra, nunca fue funcionario. Fue profesor emérito y doctor honoris causa de la máxima Casa de Estudios. Recibió los premios Nacional de Letras, Rafael Heliodoro Valle y Universidad Nacional.
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