FRANCISCO RODRÍGUEZ
Allá está, hasta muy abajo de sus predecesores, sentado en una Silla que ya no sirve para nada. En el pináculo de su soberbia, en la cúspide de la insensatez. Cada vez se le observa más lejos del mundanal ruido, más alejado de sus promesas, más perdido que un gusano en gallinero. Más estulto, más extraviado, más ajeno a los reales reclamos populares.
Poseído por el síndrome de Hubris, que usted y este servidor detectamos hace más de un año, una dolencia del alma demasiado delicada, amén de mostrarse atrapado por su narcisismo que lo único que consigue es resaltarle las cualidades negativas, el desaire por los demás, la pobre formación cultural, la impulsividad e imprudencia, el sentimiento de superioridad, la falta de escrúpulos, el alejamiento de la realidad.
Piensa que estamos en sus manos. Nada de lo que desmienten a sus “otros datos” tiene valor. La persecución implacable y ñoña de cualquier charal que haga brillar a los inteligentes de la Unidad Financiera es de carcajada. Nadie se traga esa rueda de molino, es demasiado falaz. Todo es una mascarada.
Se trata de las decisiones de un tirano, de la condición estructural de un régimen cuyo poder está amarrado a un pacto oscuro de impunidad y constreñido por la falta de programas, de operadores y de objetivos, perdido en verborreas inauditas sobre voluntades mendaces y moralinas de quinta estofa, de quinto patio.
Tenemos un gobierno chimuelo, sin dientes para nada
Aferrado a cifras de popularidad inventadas, engañosas, perjudiciales para el sano juicio de un gobierno. Con montones de datos falsos que hacen creer a quien cree que decide que domina el escenario con mano firme, que todo va requetebién. Cantos de sirena xochimilca, música al oído de un elegido para el fracaso.
Los otros dos poderes sometidos a la nada. La justicia más ciega y obediente que un perro sin ojos. El país, errabundo entre las inquinas, las vendettas, la corrupción desenfrenada y ciertamente procaz. Los familiares en Jauja. Los grandes delincuentes, protegidos y complicitados con el poder nylon. Un país que está perdiendo su perfil y su actitud ante el futuro.
Vamos derechito a convertirnos en el reino de los sinvergüenzas, en el país de los asaltantes en despoblado. Ya comprobamos que tenemos un gobierno chimuelo, sin dientes para nada, sin energía para aplicar una ley reivindicatoria, sin capacidad de respuesta para castigar a un solo delincuente.
Y el “caudillo” nunca está. Él anda en lo suyo: errando por las veredas y por los andurriales, comiendo tacos y caldillos en fondas y puestos a la orilla de las carreteras, persiguiendo el aplauso fácil de sus fanáticos. Entregando cheques rebotados, simplemente porque no hay banco que los pague. El país también en bancarrota: gobierno quebrado con pueblo miserable. El peor escenario posible.
El gobiernito suena a réquiem. Sólo faltan los responsos. El asunto es realmente lastimoso y complicado, porque no hay peor ciego que aquél que no quiere ver. La preocupación exagerada por su imagen, y creerse insustituible, el agravamiento de las masacres causada por una delincuencia organizada, blindada desde el poder, es de terror.
La consulta sobre expresidentes, batidillo jurídico de la Corta
Los culpables de la tragedia nacional andan tan campantes. Forrados y exonerados, los de antes y los de ahora, los que desde un puesto refresquero en Villahermosa fueron designados a la cabeza de Pemex, son los más protegidos. Gracias a un pacto de complicidad que revela al “caudillo” como un pelele más de la lista bufa.
Si alguien duda del batidillo antijuridico contenido en la desastrosa resolución de la Corta, sobre la consulta que ya no fue, no tiene más que saber que el mismo día de emitir ese sin sentido, pospuso la discusión sobre la controversia constitucional sobre la militarización de aduanas, puertos y aparato gubernamental. Y así como eso, pospuso todas las controversias que se han incoado sobre las decisiones aparentemente legales del tirano venido de Tepetitán.
Argumentos del “caudillo” ¿son ciertos sólo porque lo dice él?
Si alguien cree que la Corta se apuntó un ocho bateando la pregunta del tirano, no tiene más que saber que esa pregunta ni se pregunta, como decía un comercial para bobos. Con la redacción de los ministritos, tal cuestión resultó en una amenaza más para cualquier individuo que se haya manifestado contra el “caudillo”. De aquí en adelante, todos serán motivo de sospecha, todos serán carne de la mano alzada, todos serán culpables, de acciones e intenciones.
La falacia ad verecundiam, pretende juzgar como ciertas, dar validez a un argumento sólo porque lo determina una autoridad de bolsillo. “Zaldívar dice que la consulta va, así que adelante porque el felón Zaldívar es el presidente de la Suprema Corta”. Ridículo de toda ridiculez.
Aunque algunos analistas se desgañiten tratando de justificar y quemar incienso a la perspicacia y al olfato político de Zaldívar, éste ha quedado para el arrastre. Abusó de sus facultades, y sumió al país en el descrédito judicial, por todos los tiempos que sigan, hasta donde alcancen. Es un falaz y un mentiroso empoderado. Otro más.
Los dichosos “inteligentes” se convirtieron en sofistas, en todos los renglones del aparato. Nadie da un quinto por ellos. Ya hicieron historia: entregaron un país mucho peor que el que recibieron. Si algo acompaña a la corrupción en este país es el cinismo.
Estamos atrapados, en manos del gobierno de los peores
Sucede lo mismo con los loros radiofónicos y radioeléctricos que se hacen una para loar al tirano. Todos opinan que el presidente, el hombrecillo de Tepetitán, tiene ya más poder que antes. La pregunta es: ¿Ése es el poder que quería? Porque ese poder no sirve para maldita la cosa. El poder está cooptado por los poderosos, y limitado a sus propios ridículos. Así no es poder.
Si el objetivo constitucional, la obligación democrática de construir un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento moral, cívico y popular, en el desarrollo de sus potencialidades, podemos decir desde ahora que eso ya no existe.
Y que la Corta jamás se lo exigirá. Las leyes patito que se encuentran bajo el escrutinio de los togados con birrete, dispuestos a entrar sin calzones al estudio de las controversias constitucionales, alcanzarán a ver la luz radiante de la entrada en vigor, aunque sean las peores. Total, estamos en manos del gobierno de lo peor.
Ya les advirtió El Innombrable: ¡ni una mención más o…!
Y así, atrapados entre el síndrome de Hubris, los pactos de impunidad con los mandarines anteriores, y la incapacidad crónica del gobiernito de contentillo, vamos requetebién, a la espera del patíbulo de la mano alzada. El único escrutinio que vale es el de los chairos y falangistas de este fascismo criollo.
Y ya les advirtió El Innombrable: ni una mención más, porque tenemos unos videos de pelos.
Hasta se van a atragantar. Él sí sabe.
Es el dueño de los secretos de todos los pactos.
Ahí ha estado siempre, vio cómo se firmaban.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: AMLO se esconde detrás de los formalismos para no enfrentar a aquellos a quienes acusa o reta. Ayer dio muestras de ello al no recibir a Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán, a quien le pidió le presentara pruebas de la intromisión del narco en las elecciones del 6 de junio. Llego el mandatario estatal con un legajo de pruebas antes de que diera inicio la “mañanera” y como en otras ocasiones no consiguió su objetivo. Ahí aseguró que en tres años ha pedido audiencia a López Obrador alrededor de siete veces, pero no lo ha recibido. “Nunca se ha dignado en recibirme”, acusó.
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