Aletia Molina
Mientras que las cortinas de humo y los ataques contra la clase media salen sin cesar desde Palacio Nacional, el responsable de ocasionar una de las mayores mortalidades a causa del COVID, fue despedido de sus conferencias vespertinas, con pasteles y flores, por un grupo, no sobre decir, de acarreados, quienes, queriendo, o sin querer, fueron a avalar la irresponsabilidad oficial.
Las epidemias no son democráticas, es decir afectan siempre a los más pobres, a los más vulnerables. No hay epidemia en la historia mundial que haya afectado más a los ricos que a los pobres. La pandemia no es selectiva, pero apunta directo a las clases de la sociedad más desprotegidas y si a esto le sumamos el desdén del gobierno de atenderlos, pues, era hasta cierto punto previsible que el número de víctimas creciera exponencialmente a más de 500 mil muertos.
Seis de cada diez víctimas mortales de COVID en México fueron pobres, sin protección social, con empleos mal pagados o no remunerados o peor, sin trabajo.
La desigualdad económica, la precariedad de más de la mitad de la población y la limitada estrategia del gobierno de México ha sido la fórmula perfecta para que la mayoría de más muertes se registre en el grupo de personas pobres y marginadas.
Las acciones implementadas por la administración de López Obrador son similares a países tan pobres como Haití, Honduras y Ecuador. La crisis no solo ha causado más defunciones entre los pobres, sino también ha generado más pobres.
Los organismos que miden los efectos de la política social en el país, han estimado que 11 millones de personas se han sumado a la población pobre y marginada y este aumento tan solo ha sido en la administración del López Obrador, quien deja a su suerte a los pobres, a pesar de los programas político-asistenciales.
Pero a todo esto… ¿quien puede explicar con la funcionalidad del mentado semáforo que manejó López-Gatell? Porque claramente, se trata, no de un ejercicio de transparencia, sino una estrategia de desinformación y manipulación con fines políticos para ocultar el verdadero impacto de la crisis sanitaria…
Para el 13 de junio del 2020, en pleno semáforo rojo se registraban 139 mil 196 casos confirmados y 16 mil 448 fallecimientos (504 muertes más y 1,508 defunciones con respecto al día anterior), el 13 de junio del 2021, hace dos días, se registraron 2, 454, 176 casos acumulados y 230,150 fallecimientos, es decir 1,707 nuevos casos con respecto al día anterior y 55 defunciones, si bien los decesos se ven seriamente disminuidos, los contagios muestran incluso peores cifras con respecto al día anterior, y no hay inmunidad de rebaño, sería imposible con el nivel de vacunación que está manejando nuestro país….
¿Por qué entonces ya no estamos en la famosa alerta #QuédateEnCasa? ¿Por qué estamos en un falso semáforo verde, cuando el nivel de contagios simplemente no ha disminuido? ¿A qué juega el gobierno? ¿Suerte? ¿Ignorancia? ¿Ambas?
Mientras la irrealidad guíe la actuación pública, las cifras seguirán incrementándose. Si acaso este virus tiene un patrón, Chile o Brasil, deberían estar enseñándonos algo… Viene ahora una etapa más crítica en cuestión de salud pública, el síndrome de la rana hervida: si una rana se pone repentinamente en agua hirviendo, saltará, pero si la rana se pone en agua tibia que luego se lleva a ebullición lentamente, no percibirá el peligro y se cocerá hasta la muerte.
@AletiaMolina
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