Sergio Gómez Montero*
Que mis palabras son fragmentos
Balbuceos de una frase oscura
Migajas de una vieja historia
J. E. Eielson: “Poema”
Para el Oso mayor, Miguel Manríquez
Quizá en donde mejor se vislumbra hoy con mayor claridad qué es lo que se está disputando en términos de poder en el país, es en Sonora, un estado en el cual no se valen los dobleces ni las máscaras y cada quien sabe a qué le tira. Allí, hoy, ya quedó definida la pelea electoral. Por un lado, las fuerzas neoliberales –en donde caben todos quienes aman los viejos modos caciquiles de gobernar, que lo mismo son priistas que panistas– que defienden el viejo modo de hacer las cosas, y por el otro, quienes hoy defienden denodadamente el proceso de transición que desde el Ejecutivo se impulsa (la 4T) y en donde se agrupan las fuerzas que en ese estado han repudiado desde tiempo atrás los modos caciquiles, corruptos de raíz, de gobernar la entidad.
Pero, desde luego, la pugna se concentra no sólo allí, sino que hoy, también, se manifiesta en un terreno muy peligroso que urge, verdaderamente urge, reformar: el Poder Judicial, el que, una parte de él, valiéndose de sus facultades utiliza a la ley para intentar frenar el control del Estado sobre los recursos energéticos de la Nación, tal y como, desde 1917, los establecieron los constituyentes, por considerar eso una parte esencial del sustento de la población.
Esa disputa por la ley que hoy existe, es sólo resultado de las modificaciones que le impusieron a la Constitución los gobiernos priistas y panistas, que así rompieron el contrato social que en 1917, luego de la lucha armada, quedó establecido en la Constitución (particularmente por las fuerzas anarcosindicalistas de aquel entonces). De esa pugna que aquí brevemente se ilustra, se desprenden dos tareas que aún le quedan pendientes a la 4T: uno, reformar el Poder Judicial y dos, reformar la ley para que ella respalde el nuevo contrato social que permita defender, con fortaleza, los derechos de la población, vulnerados tan brutal y sensiblemente por los años de expoliación que ella sufrió desde la postrevolución a 2018, fecha en la cual inicia la transición por la que hoy se pasa.
Como puede observarse, los terrenos de lucha por el poder son varios y de diversa naturaleza. De ahí la necesidad de que, quienes no quieran que los tiempos aciagos del neoliberalismo regresen, debemos estar atentos a las maniobras que emprenden los enemigos de la 4T (jueces mendaces, funcionarios electorales, caciques y terratenientes, bandas de narcotraficantes, etc.) para consolidar y profundizar este proceso, en estas etapas de lucha intensa, en donde con particular encono nuestros enemigos, los enemigos del cambio social, ponen en juego todo tipo de artimañas y ataques con la finalidad de frenar, como dé lugar, a la transformación paulatina de la organización social, a la que tan dañada dejó el neoliberalismo los años inmediatos anteriores.
Tristeza profunda causa conocer de los crímenes masivos que el ejército israelita comandado por Netanyahu comete contra el pueblo palestino de Gaza y que por ahora no queda sino condenarlos, mientras la ONU se decide a actuar. A eso conduce el neoliberalismo judío. Pero esperamos que pronto, quienes nos oponemos al neoliberalismo en todo el mundo, tengamos la fuerza suficiente para decir ¡basta! y logremos que la paz se establezca en todo el planeta.
Por eso también es importante el día 6 del mes próximo seguirle poniendo alto al neoliberalismo entre nosotros.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx
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