Pablo Cabañas Díaz.
Santiago Genovés Tarazaga (1923-2013), fue un antropólogo e investigador social español radicado en México. Sus padres lo trajeron a México cuando tenía 15 años, en la oleada de intelectuales migrantes que encontraron en nuestro país refugio de la Guerra Civil de 1939. En una semblanza publicada en 2002 la Revista de la Universidad se anota un testimonio de Genovés, en el cual suponía que, si no hubiera sido por México, suponía que hubiera muerto en un campo de concentración. Obtuvo el grado de doctor en Ciencias Antropológicas en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, por lo que reconocía haberse formado en México y un poco en aquel país europeo. Para México, los refugiados españoles significaron una inyección de cultura al país –decía el antropólogo–, venía gente excepcional que perteneció a la muy breve Segunda República Española; entre esas personas destacaban siete ex rectores de universidades españolas, y creadores como Luis Buñuel y León Felipe.
Genovés llegó a ser investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Perteneció a la primera generación de antropólogos mexicanos que hicieron escuela y abrieron brecha en el camino de la ciencia que estudia al hombre. Genovés consideraba que la antropología es una disciplina en la que hay que mantenerse dentro y conservar la objetividad, con conciencia de que la objetividad es un invento intersubjetivo del hombre. Por lo anterior desarrolló trabajos sobre la evolución del ser humano. Sus investigaciones derivaron en temas que abrieron nuevos espacios en el siglo XX en temas como el género, la especie, la raza y el racismo. Sus estudios de antropología física lo internaron en el conocimiento de los orígenes del conflicto, la fricción, la agresión y la violencia. Resultado de su trabajo en ese último tema, “Expedición a la Violencia” publicado en 1993, libro que vino a constituirse en una ampliación de la declaración sobre la violencia, la cual fue adoptada por más de cien sociedades científicas del mundo.
Genovés consideraba que la violencia no está genéticamente determinada porque es un producto de la cultura. Enfatizaba el hecho de que la violencia surge y se desarrolla a partir de que las relaciones sociales se institucionalizan: perdiendo la identidad entre los hombres, el trabajo se codifica y las relaciones de producción también. Planteaba que, en la medida en que las relaciones entre los hombres sean íntimas, humanas y estén basadas en la verdad, se puede tener un conocimiento más amplio sobre nuestras virtudes y debilidades que como humanos tenemos, comprendiéndonos unos con otros de la mejor manera, ya que, para Santiago Genovés, el progreso humano siempre se ha debido a la capacidad de observación y a la de compartir. Para llevar a cabo sus estudios sobre el comportamiento humano emprendió tres viajes en las balsas RA 1, RA 2 y Acalli a fin de cruzar el océano Atlántico y en los que condujo un verdadero “laboratorio del comportamiento humano”.
Genovés fue además un apasionado del cine, realizador de películas y poeta; al margen de la ciencia escribió ensayos sobre Luis Buñuel, Emilio Prados Such, Franz Kafka, George Orwell, Marcel Proust, Pablo Picasso, Alfonso Reyes, Luis Rius y dos libros: El Mar, los Peces y Yo, y El Pájaro Rojo o El Viaje a Nigeria. Expresó que fue una buena fortuna haber conocido a una veintena de grandes hombres y mujeres, entre ellos premios Nóbel, científicos, artistas y músicos. Expresaba la mayor admiración por Luis Buñuel. En la película ¿La Pax?, Santiago Genovés dio muestras de su gran interés por el fenómeno de la violencia. El reconocimiento de su esposa por esa cinta fue tal, que le dijo: “Santiago, tú ya te puedes morir”, expresión que recibió como “el mejor piropo que jamás haya recibido en vida”.
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