La cultura de ahorro es una disciplina que valoriza los recursos y se desarrolla según los objetivos de cada persona. Actualmente, el panorama de la reapertura de negocios en una nueva normalidad es un reto para los hábitos de ahorro y la administración de finanzas sanas
Son innumerables las acciones que se pueden realizar cuando se obtienen ingresos, sin embargo, existe una en específico cuya existencia es positiva y brinda grandes beneficios al ser el protagonista en la planeación de las finanzas: el ahorro.
La separación de montos de dinero como reserva, la inversión de los recursos de manera inteligente, y el análisis y reconocimiento de las necesidades que existirán en el futuro, son algunas prácticas que conforman la cultura del ahorro. Es una gran disciplina que transmite el valor de contar con una economía equilibrada aún en los escenarios más difíciles.
Aunque la cultura del ahorro es conocida por muchos, muy pocos son quienes la practican. De éstos últimos el destino de sus ahorros se enfoca a diferentes metas, esto según su realidad u objetivos de vida.
Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el 39% de los mexicanos que ahorran de manera formal tienen como objetivo enfrentar alguna emergencia o imprevisto, el 29% lo hace para sus gastos personales en el futuro, el 25% para la educación y salud, el 8% para emprender y sólo el 1% piensa en la planeación de su retiro.
Aunque pareciera imposible, el desarrollo de una cultura financiera sana sí está al alcance de todos, ya sea al seguir los consejos o hábitos inculcados en casa, la determinación para la mejora de la economía familiar o recurrir a opciones de ahorro voluntario de aprovechamiento personal.
Contar con hábitos de ahorro sólidos ayuda a enfrentar situaciones imprevistas a lo largo de la vida. Desde un gasto por algún accidente inesperado hasta las consecuencias de una pandemia, pues si algo se ha aprendido en este último año es que toda condición económica puede verse afectada por la aparición de un virus; sin embargo, ante esta situación es importante estar preparado para afrontar los efectos y así evitar riesgos mayores.
La pandemia vino a crear un parteaguas en el estilo de vida, desde las restricciones para cuidar la salud como el aislamiento y uso de cubrebocas, entre otros insumos, hasta la forma de comunicación e interacción entre unos y otros. Sin duda, los efectos siguen presentes en todos los ámbitos de la vida diaria.
No obstante, los avances en etapas de vacunación y levantamiento de restricciones para muchos negocios ha comenzado a reanimar la economía que se vio afectada por varios meses. Esto implica una serie de acciones conscientes que la población debe tener en cuenta, empezando por mantener las medidas que las autoridades de salud indican, tales como el uso de cubrebocas, gel antibacterial, un aforo de cierto porcentaje en las instalaciones, entre otros.
Pero, hay un aspecto importante que también debe tenerse en cuenta en temas de finanzas personales. Por supuesto, el ahorro tras la reapertura de los negocios puede sufrir cambios, pues después de un año de confinamiento es normal que las personas busquen de manera apresurada gastar sus ingresos en cosas que no habían podido obtener o disfrutar por este largo tiempo.
Invertir en viajes, comidas, productos y una serie de bienes materiales sin una adecuada administración puede llevar a generar gastos innecesarios, y por ende, terminar por afectar el presupuesto destinado al ahorro.
Por ello, la cultura del ahorro debe desarrollarse para permitir afrontar situaciones como las que se generan con la nueva normalidad. Después de todo, el ahorro es una forma de pensar en el bienestar propio a futuro.
Fuente Comunicae
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