CIUDAD DE MÉXICO.- El pasado lunes 10 de mayo, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) informó, mediante un comunicado de prensa, que el Juez Sexto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México; dio a conocer la negativa de suspensión definitiva que fue solicitada por la empresa Bayer, en relación con el uso de glifosfato como herbicida en campos productivos, considerado dañino para la salud humana y el medio ambiente,
El 31 de diciembre del año 2020 se publicó un Decreto que fue publicado en el Diario Oficial de la Federación; que busca sustituir gradualmente el uso del glifosato en nuestro país. Por ello, la empresa Monsanto-Bayer pretendía eludir el mencionado Decreto, mediante un amparo que solicitó tiempo después de su aprobación el año pasado.
La Semarnat reconoció el trabajo de la autoridad judicial que lleva el caso y reiteró su compromiso de seguir trabajando con otras dependencias de gobierno. Esto, para seguir con el proceso de sustitución gradual de agroquímicos hacia alternativas que no afecten la salud y el medio ambiente.
La dependencia reconoció que el trabajo resolutivo ante este caso, representa un paso importante para que se continúen fortaleciendo acciones que transiten a una producción de alimentos sana; que beneficie a toda la población mexicana y que proteja la biodiversidad que ha sido gravemente afectada por el uso de herbicidas.
¿Por qué es tan importante la prohibición del glifosfato y otros transgénicos?
En la agricultura, se progresa con técnicas agrícolas sostenibles: agricultura ecológica, protección de la agrobiodiversidad, conservación a la fertilidad del suelo y desarrollo de modelos locales; que estén basados en las variedades tradicionales y los agroecosistemas.
Por ello, los transgénicos como el glifosato, tienen gravísimas repercusiones para toda la población: comenzando desde los agricultores y seguido por los pueblos indígenas; hasta nosotros como consumidores de alimentos que afectan nuestra salud, así como nuestra seguridad y soberanía alimentarias en un corto, mediano y largo plazo. Además, el uso de transgénicos pone en riesgo las variedades agrícolas que se conservan en los campos y que resultan fundamentales para la producción de gran parte de nuestros alimentos.