Por Mouris Salloum George
El sistema político, entre una mina enterrada y una bomba expansiva
Los últimos quince días de abril serán recordados como los que inauguraron un sistema político diferente del antiguo. Si en el pasado se impusieron las formas para definir el fondo, si en el pasado primó una manera de ser obediente con las reglas generales, llegó el momento de decir que todo lo de ayer ha sido un sueño, o ya queda en el pasado.
Hoy es así porque los viejos amarres ya no funcionan como antes. El sistema está perdiendo los temores “institucionales”. Las amenazas y las advertencias del poder ya no son lo mismo. Dicho sea, porque presentó un fenómeno digno de ensalzar, que puede ser el nacimiento de nuevas reglas del juego para un país distinto.
Es hoy cuando los contrapesos y los equilibrios están siendo demolidos y se asoma el poder real, hoy que ya no hay a quién recurrir para levantar instancias de salvación, cuando llega un maremágnum sobre el sistema y quizá lo que conocimos ya no aparezca por ningún lado.
Algunos ejemplos. El gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, acusó al Presidente de la República de linchamiento político y penal por ser su opositor: el odio al adversario —señaló—, al diferente, se ha convertido en política pública de este gobierno federal: Morena me quiere desaforar por no haber pagado los impuestos de un departamento, cuando se ha demostrado lo contrario.
El gobernador tamaulipeco fue desaforado en la Cámara de Diputados, para vincularlo a proceso por el delito de defraudación fiscal. Pero el Congreso de Tamaulipas lo repuso en su silla. La legislatura tamaulipeca desconoció la resolución de San Lázaro y definió que Cabeza de Vaca seguiría en su cargo.
La Suprema Corte definirá a quién le corresponde la razón, por tratarse de una diferencia de poderes, en este caso entre el legislativo federal y local. Esto no es sencillo, ha corrido demasiado agua bajo el puente. Se han tocado demasiados intereses fundamentales a cuál más de importante. Los órdenes constitucionales y los poderes del Estado se encuentran bajo ataque constante.
El poder por el poder…
Y no sólo es el proceso de desafuero, sino que éste ha sido mal integrado. Indiciado inicialmente por delincuencia organizada y lavado de dinero, los delitos no fueron parte del dictamen de desafuero, sólo la defraudación fiscal no completamente probada.
No sólo eso, sino que el proceso pega de frente en uno de los estados con mayor oposición del norte del país. Impacta negativamente para Morena en estados aledaños grandes, como Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Zacatecas, Durango, Coahuila, Chihuahua, de consideración porque la base de votación es superior a seis millones de votantes.
Desde antes que llegara el expediente al congreso de Tamaulipas, ya estaba bateado por una mayoría panista muy consciente de lo que les ha costado hacerse con la mayoría, después del fracaso petrolero del PRI. Es un asunto que el panismo no dejarán se vuelva a repetir.
Otro que ocurre en estos días. En momentos en que Morena tuvo que recular en la postulación de Félix Salgado Macedonio, y se decanta por el raro expediente democrático de postular a su hija Evelyn, abriendo la cuestión sobre los efectos que esto traerá desde la observación política electoral del Partido Demócrata estadunidense, vigilante desde hace décadas de las elecciones intermedias.
Nadie se hace responsable de las jugarretas que un sujeto como Salgado Macedonio pueda hacer, de hoy en adelante, para adueñarse del estado de Guerrero. Nadie parece asomarse a la posibilidad de un entrambulique narco-político, que está en puerta.
A nadie le interesa, más allá de la mera cuestión electoral, ganar o ganar.
Los últimos quince días serán recordados como los que inauguraron un sistema político diferente. ¿Sin reglas o con nuevas reglas? El tiempo lo dirá.
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