Pablo Cabañas Díaz.
Leonardo Zeevaert (1914-2010), ingresó en 1932 a la entonces Escuela Nacional de Ingenieros de la Universidad Nacional de México (UNAM), en donde obtuvo el título de Ingeniero Civil en 1939, y ese mismo año se fue a estudiar al Instituto Tecnológico de Massachusetts (IMT), en donde realiza estudios de postgrado en Ingeniería Civil. Fue en la Universidad de Illinois, en donde obtuvo el grado de doctor en ingeniería con la tesis “Investigación de las propiedades mecánicas de la arcilla lacustre volcánica de la ciudad de México”.
Como profesor de la Facultad de Ingeniería inició su trabajo docente en 1941, y lo concluyó en 1974. Durante ese tiempo impartió la materia de “Mecánica de suelos e Ingeniería de cimentaciones”. Como reconocimiento a su labor, en 1986 la UNAM, lo designó “Profesor Emérito” y en 1989 le otorgó el “Premio Universidad Nacional” en el área de Innovación Tecnológica. En 1994, el Colegio Alemán le otorgó el Premio “Alexander Von Humboldt” y la medalla “Cum Laude” en el área de Ciencia y Tecnología. El Instituto Politécnico Nacional lo honró al instituir en 1993 la “Conferencia Leonardo Zeevaert”.
Su experiencia como profesional y como maestro la resumió en el libro Foundation Engineering for Difficult Subsoil Conditions (Ingeniería de Cimentación para Condiciones Difíciles del Subsuelo). Este libro sirve de texto a los alumnos del posgrado y de libro de consulta en el nivel internacional; el libro ha sido traducido al chino y al polaco. Su segundo libro lo publicó en 1980 con el título: Interacción Suelo-Estructura de Cimentaciones. Su tercer libro lleva el título Sismo-geodinámica de la superficie del suelo, en éste resume su vasta experiencia sobre el comportamiento de las edificaciones ante la acción de los sismos de 1985.
Trabajó en las obras más importantes de la segunda mitad del siglo XX, de ingeniería civil, entre las que destacaron, el edificio de Seguros La Comercial, la Bolsa de Valores de México, el Banco de Comercio, la Embajada de los Estados Unidos, Liverpool de Insurgentes, el Hotel María Isabel. Entre los innumerables proyectos, sin duda su obra más conocida que constituye uno de los símbolos de la Ciudad de México fue la Torre Latinoamericana. Para valorar este magnífico proyecto debe tomarse en cuenta que se realizó cuando tenía 36 años. Catalogado como el edificio más alto de América Latina hasta 1972, la Torre Latinoamericana cuenta con una cimentación catalogada en la década de los 50 como un hito de la ingeniería mexicana, que incluso puede resistir un sismo de nueve y hasta 10 grados Richter.
La torre fue inaugurada el 30 de abril de 1956 con 182 metros de altura y 44 pisos. Los cimientos de la torre están apoyados en una capa dura que está a 33 metros de profundidad, ese empotramiento explica el por qué los sismos no le afectan; se debe a la forma en que vibra la torre, toda vez que posee un periodo de vibración de más de tres segundos. Lo anterior significa que cuando la torre empieza a regresar, el sismo la vuelve a empujar, la onda sísmica, y lo que hace es que se detiene el movimiento y así se mantiene. Entonces, solo el primer impulso la mueve, pero enseguida, otros impulsos que genere el sismo hacen que la torre se detenga, por esa razón a los edificios altos no les pega. No ocurriría lo mismo si el edificio tuviera un periodo dos y medio segundos, eso significa que se acoplaría como cuando alguien empuja un columpio. Por su brillante trayectoria profesional, en 1987, la American Society of Civil Engineers lo invitó a impartir la Twenty-third Terzaghi Lecture, Zeevaert ha sido el único mexicano que ha recibido esta distinción.
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