El pasado 15 de abril se llevó a cabo la III Reunión Hemisférica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Ministros y secretarios de Agricultura de 31 países de las Américas participaron al compartir los avances de políticas, planes y acciones de contención ante los efectos del COVID-19.
El Director General de la FAO, QU Dongyu; mencionó sobre la contribución de la región para evitar que la crisis de salud del COVID-19 se convirtiera en una crisis alimentaria:
“Ahora deben ser los arquitectos de la recuperación, una recuperación con transformación”.
Según QU, la transformación requiere innovación y digitalización, una mayor productividad agrícola y un sistema agroalimentario sostenible que garantice dietas seguras y saludables.
Además, indicó que se necesitan inversiones públicas y privadas para crear sistemas agroalimentarios con menor huella de carbono; que protejan y conserven el medioambiente y la biodiversidad, impulsando una mayor equidad para los pequeños agricultores, pueblos indígenas, mujeres y jóvenes rurales.
Por otro lado, el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA): Manuel Otero, celebró que durante la reunión se hablara de sistemas agroalimentarios:
“El prefijo agro es clave: con él se reconoce que, sin producción agrícola, no hay materias primas que luego se transformen en alimentos y, por lo tanto, sería una utopía lograr la seguridad alimentaria”.
Agregó Otero:
Los sistemas alimentarios ya están en un proceso de cambio irreversible, que deberá seguir evolucionando a través de una alianza sinérgica con el medio ambiente. Estamos ante una gran oportunidad de desarrollar sistemas más maduros, con respeto irrestricto por el ambiente y el énfasis puesto en la calidad nutricional”.
Otero renovó su apoyo a la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios convocada por la ONU; resaltando que es necesario aumentar la representación de América Latina y el Caribe y de sus agricultores.
Con la misma intención, Julio Berdegué (subdirector de la FAO y representante de América Latina y el Caribe); instó a los ministros, ministras y secretarios de agricultura:
“Poner sobre la mesa los objetivos de sus países y las condicionantes para el logro de esta transformación, durante el periodo previo a la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios. América Latina y el Caribe deben jugar un rol clave y ser un ejemplo a nivel global. La transformación de los sistemas agroalimentarios ya está en curso, y es imparable”, dijo Berdegué.
El impacto de la pandemia se ha sentido más fuerte en América Latina y el Caribe que en casi cualquier otro lugar del mundo: la región ha sufrido el 27,8% de las muertes a nivel global por COVID19. Por ello, el economista en jefe de la FAO, Máximo Torero, explicó que la región verá una caída del PIB de 7,7% que se traduce en un retroceso de 20 años en los niveles de pobreza extrema; y a su vez, de 12 años en la pobreza.
“La mayor caída económica del mundo, producto del COVID19 se verá en América Latina y el Caribe. 2,7 millones de empresas han cerrado. La región podría tardar una década en volver al nivel pre-pandemia”, dijo Torero.
Ante tal impacto, el economista llamó a aumentar la resiliencia del sistema agroalimentario regional: inversiones en sistemas de alerta temprana; mejoras en los sistemas de protección social y una redirección de los subsidios y apoyos productivos.
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