Por Alejandra Pérez Bernal// Valija Viajera
Venecia dice adiós a los cruceros y buques mercantes
LA TERCERA ola de contagios es un hecho en todo el mundo, y México no será la excepción.
A partir del 12 de abril empezaremos a observar un incremento en la cifra de contagios y fallecimientos por Covid19, porque no hubo cuidados, ni restricciones, pero eso sí, una evidente irresponsabilidad en los mexicanos que abarrotaron las playas, sitios de recreo, la central de abasto, el mercado de mariscos de La Viga, y muchos destinos turísticos, en donde nunca predominó la sana distancia.
Pero no sólo privó la insensatez entre los nacionales que no quisieron quedarse en sus casas, sino también en los que salieron del país para gastar sus dólares en Las Vegas y Miami, que estuvieron saturados en esta temporada de asueto, y que argumentaron que el motivo principal del viaje era para visitar a familiares y amigos.
Un informe realizado por Despegar, la empresa de viajes líder de Latinoamérica, señaló que, en las últimas 4 semanas, aumentó en 38% el número de paseantes a Las Vegas y en más de 20% a Miami.
Para los viajeros que convirtieron en enjambres humanos las playas del país, especialmente de Oaxaca, Guerrero, Jalisco y Quintana Roo, no importaron los desaguisados por el alza en precios, ni por el costo extremo en mariscos, gasolinas, casetas y otros servicios.
Para quienes salieron del país poca relevancia tuvo la realización de pruebas PCR o de antígenos negativa, que exigen las autoridades de Estados Unidos, la cual se debió realizar, con un máximo de 72 horas antes del inicio del viaje, ni tampoco que esa obligación aplica a todos, incluidos los viajeros ya vacunados y los niños desde 2 años de edad.
Está muy bien que se aliente al turismo, que se reactive a la economía y se le abra la puerta de operación a un sector que es vital para el PIB nacional, el empleo y la diversión, pero no había ninguna necesidad de relajar las medidas sanitarias, porque las consecuencias pueden tener un alto costo.
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VENECIA, la hermosa ciudad de puentes y canales, fundada hace 1600 años, dijo adiós a los polémicos cruceros que para muchos países implica la llegada de muchos turistas, pero poca derrama económica
Las enormes naves están a punto de pasar a la historia. El gobierno de Italia aprobó un decreto para que tanto los buques de carga como los navíos con turistas se alejen, en forma progresiva pero definitiva, de la bella ciudad con vista al Mar Adriático.
Esta decisión fue un hecho por los constantes reclamos de los venecianos, desde hace años, y por las voces de protesta que también surgieron de las organizaciones ecologistas y de la Unesco (la organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), que incluso había amenazado con eliminar a Venecia de la lista de ciudades Patrimonio de la Humanidad.
Ya se había denunciado desde hace años que los buques de gran tonelaje, al atravesar el canal de la Giudecca que conduce a la histórica plaza de San Marcos, erosionan los cimientos sumergidos de la ciudad.
Como ya se tomaron acciones, podemos decir que ya no sólo quedarán en quejas y lamentos los daños al paisaje y ambiente que provocan los cruceros en la hermosa Venecia, ciudad a la que el emperador Napoleón alguna vez definió como “el salón más hermoso de Europa”.