* Lo que hoy ocurre en Venezuela debiera ser referente, como tampoco debe olvidarse el 11 de septiembre de 1973, y debemos tener presente la locura de Daniel Ortega, al que entrevisté cuando todavía estaba en sus cinco
Gregorio Ortega Molina
Fue directo el doctor Enrique Gómez en su pregunta: “¿A qué le tiene miedo?” Ocurrió durante la consulta para darme de alta después del cateterismo y la instalación del stent, en el 20 de Noviembre del ISSSTE. No lo dudé: “A la indigencia”.
Años después la respuesta es otra: a la pérdida de libertades, así, en plural. Imposible olvidar esa ominosa evocación de cómo se llevan a los vecinos del edificio, y el que escucha no hace nada por ayudarlos, hasta que es su turno de desaparecer.
Y sí, qué hacen los “distinguidos” líderes de la oposición, los miembros de los partidos desplazados del poder, los empresarios y comerciantes a los que cuelgan la espada de Damocles sobre esas certezas jurídicas que garantizaban el Estado de Derecho. Dar nombres, citar instituciones o industrias es innecesario. Los mexicanos los identifican, sus hijos y familiares los conocen, saben de lo que son capaces y, además, conocen sus temores. Adquieren la certidumbre de que los que pueden hacer mucho por el bien de México y las libertades perdidas, únicamente verán para su santo, lo demás les trae sin cuidado.
Únicamente un puñado de periodistas e intelectuales a los que desacreditan y denuestan; su integridad es desollada en las redes sociales y desde el supremo poder. Nadie, sí, nadie excepto ellos levantan la voz con integridad, intentan ser el rostro de una articulada, aunque inexistente oposición.
Seamos sensatos. El pasado reciente es vergonzoso, pero lo es más este terrible presente que ofreció una transformación que tarda en llegar, que aspira a sustentarse en una simulada integridad moral. Dicen, los que hoy mandan, que no son como los anteriores, ¡y cuánta razón los asiste!, porque son peores.
Se ensañan con Rosario Robles, pero a Emilio Lozoya Austin le consienten todo, cuando ni siquiera le critican (moralmente) el hecho de que involucrara en sus trapacerías a su madre, su hermana y su esposa, mientras papi Lozoya Thalmann todo le solapó desde pequeño. ¿Por qué no cuentan lo ocurrido en el Ritz, en París, durante un viaje de vacaciones con amigos universitarios? Nadie habla del daño moral causado por la tolerancia de las familia; lo esboza Ricardo Raphael en Mirreynato. Precisamente lo no considerado en la transformación prometida. Ahora el Mirrey de la 4T vacaciona en Colorado.
He desempeñado mi labor de periodista en Nicaragua, Perú, Argentina, y no precisamente en sus mejores momentos. Inseguridad y pobreza, también miedo porque nada se puede saber de lo que ocurrirá al siguiente día… y al siguiente… y al otro.
Visité Cuba durante uno de los periodos de desesperación y tristeza de los pobladores, por efectos del bloqueo económico, pero también por las consecuencias del régimen, aunque es preciso puntualizar que allí adquirí textos recién publicados, en cuidadas, aunque modestas ediciones, a precios inusitados. Los cubanos leen, estudian, conocen de lo que no tienen, y ven diluirse su dignidad.
Lo que hoy ocurre en Venezuela debiera ser referente, como tampoco debe olvidarse el 11 de septiembre de 1973, y tener presente la locura de Daniel Ortega, al que entrevisté cuando todavía estaba en sus cinco.
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Durante la noche del domingo o la madrugada del lunes (después de entregado el texto) el INE debió determinar si la democracia vive o está muerta. El zacatón y obsecuente José Luis Vargas, en atención a la voz de su amo, reenvió la papa caliente a Lorenz Córdova. La intención es destruir la credibilidad del árbitro, a pesar de lo visto en el VAR.
Los mexicanos estamos en lo más profundo del punto de inflexión, pero parecemos incapaces de organizarnos y defender, con dignidad e inteligencia, los espacios para respirar sin presión. Rüdiger Safranski, en El mal, o El drama de la libertad muestra el camino:
“Puede ser un defecto de la naturaleza humana el hecho de que se requieran tales artificios para mantener a raya el abuso del poder por parte del gobierno. Si los hombres fueran ángeles, no se requeriría ningún gobierno. En la planificación de un gobierno ejercido por hombres sobre hombres, la gran dificultad podría formularse así: primero hay que poner al gobierno en condiciones de controlar a los gobernados; luego hay que forzarlo a controlarse a sí mismo”.
¿Resultará que las feministas tienen razón? ¡Cuidado con los que se comportan como Félix Salgado Macedonio! Harán un gran tiradero.
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@OrtegaGregorio
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