ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
El oficio tenebroso, ese que se practica a diario por el diácono de Palacio Nacional, acaba de apagar su última vela el viernes por la noche. Mandó a la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma a la ley de hidrocarburos y que correrá la misma suerte que la que reformó a la ley de la industria eléctrica: será bateada tan pronto se apruebe.
Será repudiada por la sociedad y por el concierto de naciones que tienen contratos firmados con el Estado mexicano y que no se dejarán apabullar por el “caudillo” en días de feria personal.
Muchas decisiones que se habían pensado para tomar pasando las elecciones intermedias, se han apresurado, ante la inminencia de la derrota, ante la total seguridad de que Morena perderá la mayoría inflada que tiene en el poder legislativo. Es la única explicación de una derrota prevista en todas las líneas.
Sin embargo, se piensa en el seno del poder que con la absurda mayoría que hoy se tiene todo es coser y cantar, que las reformas serán aprobadas y aplaudidas y a otra cosa mariposa. No quieren aceptar que la mayoría de la opinión pública está perdida de antemano y que la sociedad no les permitirá un gazapo más.
Así como el “caudillo” de Tepetitán ha perdido sus bases de apoyo entre la población de la Ciudad de México, rozando en un ridículo 18% de aceptación, no de popularidad ni de aprobación, así pintan las cosas en el interior del país, donde se ha dado muestra palpable de que la figura presidencial es cada vez más abucheada o, peor, que está a punto de linchamiento.
El gabinete y demás colaboradores, acojonados
Las iniciativas de marras han sido pensadas desde el punto de vista de un gobierno triunfante, avasallador, poderoso, todoabarcante, cuando la verdad es que el gobiernito está tan pulverizado y que puede caber en la mitad de las oficinas de Palacio Nacional, si bien les va.
Del gobierno pensante, actuante, del Ejecutivo de las grandes decisiones, no queda nada. Un puñado de diez o quince gatos acojonados que no saben hacer gran cosa. Un puño de cohabitantes que sólo se dedican a recibir el presupuesto público para derrocharlo a manos llenas y a impulsos salvajes para beneficio de sus bolsillos.
Un grupito de descastados que ya son reprobados por la sociedad y que pasando este sexenio serán echados al canasto de la basura. Un grupo que siempre cargará con el estigma de haberle servido sin chistar a un tipo perdido en sus delirios de grandeza y de fama.
Un grupito que siempre será recordado como cobarde, como inane ante la traición, en los peores momentos de la Nación, en los cuales se necesitaba bravura y arrestos para hacerle frente a un trastornado que estaba zapando los fundamentos materiales, físicos y espirituales del país. Todo un caso de psiquiatría clínica.
Son gentuza que prefirieron su comodidad personal a la defensa de la Constitución y de las leyes. Que se dejaron llevar por sus miedos, en vez de anteponer el valor y el coraje frente a tanto estropicio. Que nunca pensaron siquiera en la renuncia para poner un alto a la depredación total del país. Un absurdo absoluto.
Las empresas expropiadas en 1938 siguen en Pemex
El “caudillo” piensa que la reforma a la ley de hidrocarburos hará más fuerte a Pemex y llevará a la consolidación de sus finanzas personales. Absolutamente equivocado. Pemex no tiene el equipamiento estructural ni la fuerza para poder desaparecer todos los contratos de que actualmente se beneficia, bueno, es un decir.
Todas las compañías extranjeras que supuestamente fueron defenestradas por la expropiación petrolera de 1938 todavía permanecen en el país, y son las que exploran, explotan, distribuyen y consumen el producto en su gran mayoría.
Nadie se fue del país. Todas las empresas petroleras transnacionales se quedaron para hacerle el trabajo a Pemex, empresa que por sí sola nunca produjo un barril de aceite exento de combustóleo. Si eso fue en materia de exploración y explotación, imagínese usted lo que sucedió en todos los ámbitos petroleros.
La Nación sí es la dueña de los mantos petroleros, pero no es la responsable de lo que se extrae. Ni en tierra, ni en aguas ligeras o someras, ni en aguas profundas. Un sinnúmero de plataformas petroleras pertenece a las empresas del exterior que hacen el trabajo que no puede hacer Pemex. No nos confundamos.
El sabadazo legislativo, bumerang de destrucción masiva
Ni Octavio Romero Oropeza, el compadrito que cohabita en Palacio, fue capaz de haber parado la firma de la dudosa iniciativa, simple y sencillamente porque tampoco conoce el impacto brutal para la economía nacional que causará una vez aprobada. Desde hoy puede predecirse un alud de amparos exitosos contra ese desmadre demencial.
Y ojalá se resuelvan en México, y ojalá la ley sea declarada inconstitucional aquí mismo, porque de lo contrario, el monto de las indemnizaciones a pagar por los ciudadanos de a pie es tan descomunal que no alcanzan los ceros para reseñar lo que costaría retribuirle sus derechos a casi todo el mundo. Así como se oye.
El gran favor que el Poder Judicial le puede hacer a México es declararla anticonstitucional, antes de que nos cobren ese improperio en las cortes y tribunales internacionales. De ese tamaño es el error que se ha cometido. Un presidente que ha perdido la razón arrastra al país a la pérdida de su soberanía.
Y nadie de sus allegados es capaz de detenerlo. Porque no saben ni con qué se come lo que ha ocurrido. El sabadazo legislativo es un bumerang de enorme destrucción masiva. Todos deben irse. Todos.
El oficio tenebroso acaba de apagar su última vela
Porque al mismo tiempo se da a conocer que reportan en los estados un 687% más muertes por sospecha de Covid. Porque al mismo tiempo se anuncia que desde Coahuila en gira fin semanal el “caudillo” dijo que no debe usarse dinero público para intervenir en la elección, y que la democracia sirve para que nadie se sienta absoluto.
Palabras exactas para su lápida.
El oficio tenebroso acaba de apagar su última vela el viernes por la noche. Sólo siguen los días de la pasión.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Disfrazada, escondida, la figura de la expropiación aparece en la iniciativa de ley de hidrocarburos que el “caudillo” envió el fin de semana al Legislativo. ¿Ahora quiere emular al general Lázaro Cárdenas?
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