CIUDAD DE MÉXICO.-El ejercicio físico no sólo ayuda a mejorar la calidad de vida, sino también potencia el efecto protector de ciertas vacunas en adultos mayores, lo cual refuerza la pertinencia de la activación física en este segmento de la sociedad mexicana, dijo José Luis Meléndez Toribio, residente de segundo año de la especialidad en Medicina de la Actividad Física y Deportiva de la Universidad, durante una ponencia transmitida por Facebook Deporte UNAM.
Según el estudio “El entrenamiento con ejercicios cardiovasculares extiende la seroprotección de la vacuna contra la influenza en adultos mayores sedentarios: ensayo de intervención de la función inmunológica”, efectuado en la Universidad de Illinois en 2009, está comprobado que romper el sedentarismo e iniciar una práctica cotidiana de ejercitación aumenta el tiempo de inmunidad que generan los antígenos contra la influenza H1N1, H3N2 e influenza B, explicó el universitario.
Activar el cuerpo mejora la vigencia del efecto protector de las vacunas, revela una prueba realizada en 144 adultos mayores divididos en dos grupos: uno de 70 que hizo movimientos de flexibilidad, y otro de 74, con ejercicios aeróbicos. Todos ellos con historial de sedentarismo y con una media de 69 años de edad.
Después de seis meses de ejercicio con intensidad moderada durante 45 minutos al día y tres días por semana, se les aplicaron los antígenos contra la influenza (H1N1, H3N2 e Influenza B), y se continuó con el programa de actividad física por cuatro meses más. “Cuando concluyeron los 10 meses del programa, se midió, con pruebas de sangre, quiénes eran los que todavía estaban siendo protegidos por la vacuna, encontrándose un mayor porcentaje en el grupo que hizo ejercicio aeróbico que en el de los adultos que se concentraron en la flexibilidad”, pormenorizó.
Las personas con una vigencia de seguridad mayor fueron las que hicieron ejercicio aeróbico, ya que 32 de 74 vacunados contra la H1N1, 41 de 74 en el caso de la H3N2 y 34 de 74 en el de la influenza B, mantuvieron protección después de 24 semanas, expuso el especialista.
En cambio, en el grupo con ejercicios de flexibilidad, 15 de 70 inmunizados ante la H1N1, 27 de 70 en el caso de la H3N2 y 25 de 70 en el de influenza B, “obtuvieron una vigencia prolongada”, añadió.
Sin embargo, el exceso de actividad física también puede resultar contraproducente, tanto en adultos mayores como en el resto de la población. “Un ejercicio vigoroso y de larga duración ocasionará el fenómeno de la ‘ventana abierta’, que es la baja y supresión de la función del sistema inmunológico”.
Esto puede durar entre tres y 72 horas, dependiendo de la intensidad y duración de la actividad, “y causará que seamos más susceptibles a infecciones por microorganismos, virus y bacterias, por lo que resulta sumamente adecuado el acompañamiento médico”.
VCR