Luis Alberto García / Moscú, Rusia
* Han sido los medios más afamados desde el siglo XIX.
* Grandes escritores y periodistas como colaboradores.
* Entre ellos, Turguénev, Pushskin, Tólstoi, Dostoievski y Herzen.
* Son las publicaciones que más han influido en Rusia.
* Las revistas y los diarios históricos que jugaron un rol único.
* Cuatro medios impresos determinantes y claves en el país.
La mayoría de los periodistas y escritores rusos del siglo XIX se referían a su época y a su país, dando por hecho que sus lectores conocían perfectamente a esa gran Rusia de fronteras ilimitadas, estepas sin fin, hielos y nieves que cegaban a los viajeros, hombres y mujeres que veían pasar la vida como parte del orden natural de las cosas.
¿Cómo se enteraba la población acerca de lo que acontecía? En un libro excepcional –Historia social del periodismo y la literatura rusa (Ediciones Guadarrama SL, Madrid, 1967)- Ronald Hingley, profesor de ruso y catedrático de la Universidad de Oxford, autor inglés de varias obras y textos fundamentales para comprender a Rusia, reseñó la evolución de las letras de la nación euroasiática.
Hingley tomó cuatro medios de comunicación y las biografías de diferentes intelectuales del siglo antepasado para ilustrar las costumbres, el estilo de vida e integrar un cuadro completo que penetra en el ámbito de las letras escritas por algunos gigantes de las letras.
En su texto, Ronald Hingley abarca a Iván Turguénev, Antón Chéjov, Alexander Pushkin, Fedor Dostoievski y otros personajes, vistos desde una opinión autorizada y detallada, introduciéndose en los medios en los cuales trabajaron y dejaron testimonio de su grandeza estética.
Noticias (Védomosti en ruso) fue el primer periódico del que se tiene memoria, lanzado por el emperador Pedro el Grande, cuya necesidad de contar con un medio de información estaba relacionada con la Gran Guerra del Norte (1700-21) contra Carlos XII de Suecia, que Rusia libró para conseguir acceso al Mar Báltico por San Petersburgo.
Ese conflicto bélico no comenzó bien, por lo que el zar quiso explicar a la nación por qué era esencial seguir adelante, además de pretender justificar algunas medidas extremas que tomó, por ejemplo, derretir todas las campanas de todas las iglesias del imperio para hacer cañones.
El propio Pedro prestó mucha atención al periódico, actuando en ocasiones como redactor jefe, corrigiendo materiales y sugiriendo temas, y con el objetivo de aumentar el número de lectores, el monarca ordenó distribuir el periódico gratuitamente en los lugares públicos.
Cuando se publicó el primer número de Védomosti, el zar se lo mostró con entusiasmo a sus cortesanos: era pequeño y no especialmente llamativo, por lo que uno de los nobles dijo que en Alemania había visto uno mucho mejor, ante lo cual Pedro se enfadó y le dijo que apreciara las cosas pequeñas y que luego ya llegarían las grandes.
Ninguna revista como Contemporáneo (‘Sovreménnik’, en ruso) influyó tanto en Rusia en la vida literaria y social del país, luego de ser fundada por Alexander Pushkin en 1836, en la que Iván Turguénev y Fedor Dostoievski publicaron sus primeros trabajos.
Esta revista fue la que descubrió nada menos que a Lev Tólstoi, que a los 24 años escribió una nota adjunta en su novela Infancia: “Espero su juicio con impaciencia. Me animará a seguir con mi actividad favorita o me obligará a quemar todo lo que ya he hecho”, y para gusto del gran novelista, la novela fue publicada.
A finales de la década de 1850, Turguéniev y Tólstoi abandonaron la revista ya que se había convertido en un altavoz para ideas sociales y políticas radicales, con cuyos conceptos no concordaban ambos, de origen noble e hijos de terratenientes.
Era el momento de las reformas de Alejandro II, que empujaron a Rusia hacia una rápida y moderada modernización que impulsó la vida social y política hasta un grado sin precedentes, si se toman en cuenta los parámetros de entonces, entre otros la existencia del régimen de servidumbre, abolido en 1861 por el zar Alejandro II.
La revista publicó entonces artículos que podrían considerarse como un llamado a la revolución, como la novela de Nikolái Chernishevski ¿Qué hacer?, un manifiesto de la juventud revolucionaria rusa publicado por primera vez en el Sovreménnik en 1863.
Los censores, cuyo papel era determinante para marcar el éxito o el fracaso, la fama o el anonimato de un autor, permitieron la publicación por error y la siguiente edición en Rusia no volvió a ser hecha hasta cuatro decenios años después.
Lamentablemente el conservadurismo y la pretensión de tener el monopolio de la cultura por parte de la monarquía y sus cortesanos, llevó al gobierno imperial a que se le agotara la paciencia con la revista y acabó cerrando por orden del propio zar.
A finales de la década de 1850, el pensador y escritor ruso Alexander Herzen, de tendencia revolucionaria, creó Campana (Kólokol en ruso), tras tener que salir del país; pero el intelectual no desistió y editó y publicó el periódico en Londres, distribuyéndolo ilegalmente en Rusia.
Se hizo popular rápidamente, ya que trataba los temas más candentes de la época, con alcances similares a los que tenían las publicaciones legales y permitidas por la censura, difundiendo la publicación de información confidencial de funcionarios rusos, que hacía pública.
Así fue con las cifras clasificadas del presupuesto estatal en los años 1859 y 1860, en los que el periódico criticaba duramente a los funcionarios corruptos y revelaba sus latrocinios, y lo mejor era que el zar Alejandro II era el primer lector del Kólokol.
Dicen que durante algunas reuniones ministeriales le llegó a decir a un funcionario que estaba entregando un informe, que ya había leído sobre ese tema en la publicación de Alexander Herzen, a quien el emperador tenía enorme respeto, aunque estuviese en el exilio.
Sin embargo, cuando en 1863 el periódico apoyó el levantamiento polaco -los territorios polacos formaban parte del Estado ruso después de las particiones del país a finales del siglo XVIII, entre Rusia, Prusia y Austria- una gran parte del público liberal ruso se alejó del periódico. y acabó desapareciendo en 1865.
Verdad (Pravda en ruso) fue el principal periódico soviético durante 75 años, fundado en 1912 como el órgano oficial y vocero legal de los bolcheviques, entre cuyos primeros colaboradores tuvo a Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, quien en aquella época llegó a publicar casi 300 artículos consecutivos.
Obtuvo su posición dominante entre otros medios impresos poco después de la Revolución del 25 de octubre de 1917, cuando fueron clausurados todos los medios de prensa reaccionarios y solamente se podían conseguir las publicaciones impresas autorizadas y aprobadas por los bolcheviques triunfadores de ese movimiento.
Durante la dictadura unipersonal de Iósif Stalin (1929-1953), los artículos de Pravda eran prácticamente iguales a las decisiones que el caudillo tomaba desde el gobierno., con campañas estatales que se iniciaron después de las publicaciones en el principal periódico soviético, y existe una historia que ilustra el peso que tenía el diario en la Unión Soviética.
Cuando se escribió en el periódico acerca del historial del minero Stajánov, cuyo nombre dio lugar al movimiento estajanovista para aumentar la producción, se cometió un error al llamar Alexei al minero, en lugar de Andrei.
Sin embargo, cuando informaron a Stalin de lo ocurrido, este dijo: “Pravda no puede cometer errores”, y el minero recibió un pasaporte con un nombre nuevo al día siguiente, y hasta la fecha se sigue publicando como el periódico oficial del Partido Comunista de Rusia.
The post Védomosti, Sovreménnik, Kólokol y Pravda appeared first on Almomento | Noticias, información nacional e internacional.