CIUDAD DE MÉXICO.- Las mujeres son capaces de sacar adelante a sus familias; en instituciones de gobierno son muy eficientes y conducen con puntualidad y rectitud empresas y proyectos comunitarios, señaló Rafael García del Horno, secretario de Finanzas de la Fundación “Mejoremos al Campo”.
Las mujeres rurales dependen en su mayoría de los recursos naturales y la agricultura para subsistir, y representan una cuarta parte del conjunto de la población mundial. Teniendo en cuenta que el 76 por ciento de la población que vive en la extrema pobreza se encuentra en zonas rurales, es necesario garantizar su acceso a recursos agrícolas productivos y contribuir a reducir el hambre y la pobreza en el sector primario
La actividad de las mujeres campesinas e indígenas del país es fundamental en la lucha contra el hambre, la desnutrición y a favor de la salud de las familias en el medio rural y urbano, por lo que se pronunció por intensificar propuestas de defensa de sus derechos en la búsqueda de mayor justicia.
Alrededor del 20 por ciento de las parcelas ejidales del país, están en manos de mujeres y que muchos ejidos son atinadamente dirigidos por ellas. Pero se requiere ampliar su presencia en las dirigencias de todos los niveles y fortalecer su acción en la vida económica de los ejidos y comunidades, en la producción agroalimentaria y en actividades colaterales como el comercio, turismo rural y la administración.
Millones de campesinas e indígenas siguen marginadas de la educación, la salud, la alimentación y la vivienda, cuando se ha demostrado que su participación es esencial para el desarrollo del campo mexicano y de las familias campesinas.
De acuerdo con las Naciones Unidas, las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de la mano de obra agrícola. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan a naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades y ayudan a preparar a esas comunidades frente al cambio climático.
Sin embargo, dijo García del Horno, las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.
La participación de la mujer en el desarrollo rural de México, es creciente y cada vez se hace indispensable apoyarlas en mayor medida. Representan el 51.4 por ciento de la población nacional y 13 millones de ellas viven en pobreza extrema.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, instituido por Naciones Unidas, esta organización se pronunció por la consolidación de la organización de las mujeres en los diferentes ámbitos de la vida social, política, económica y cultural, en un marco de igualdad, inclusión y no de polarización, omo artífices del desarrollo de la sociedad, lo cual da fe de la “plena participación de la mujer en condiciones de igualdad en todos los ámbitos de la actividad humana”.
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