Los inversores del sector residencial de lujo y ultra lujo se mueven en sentido distinto al generalista, por ello Mayakoba ha encontrado un punto de diversificación único gracias a que sus villas, llenas del encanto de la zona, se encuentran envueltos de los vibrantes colores de la vegetación y el sonido de la fauna local, lo que sin duda los convierten en la primera opción para unas vacaciones tranquilas y relajantes ya que, además, inspirados por la cultura Maya, ofrecen distintas experiencias a sus visitantes y les permiten sentir un bienestar físico inmediato.
Dentro de la propuesta del destino, los cuatro resorts presentes y sus zonas residenciales brindan una personalidad distinta que responde a todos los tipos de huéspedes y sus necesidades, logrando así un ambiente óptimo para aquellos que buscan diversión en familia, con la misma certeza para quienes están listos para vivir la aventura o el romanticismo. Todo esto, bajo modalidades que desde su origen han creado una exclusividad plena en sus residencias, aislando naturalmente a sus habitantes, para así lograr una privacidad única.
En tiempos donde el distanciamiento social logra ser un elemento clave para preservar la salud, la oportunidad de adquirir bienes inmobiliarios en las colecciones de residencias de Mayakoba garantiza una inversión donde la protección y amenidades exclusivas permiten a los dueños romper la rutina con seguridad, con un hogar entre los fairways del campo de golf, las tranquilas lagunas o el frondoso manglar.
Las cualidades que otorga tener un hogar conectado al lujo y la naturaleza, sin duda añaden la posibilidad de tener experiencias únicas diariamente, como poder practicar con toda comodidad deportes acuáticos como surf, esnórquel, jet skis o viajar a bordo de un yate VanDutch 55” en el nuevo Centro de Buceo y Actividades Acuáticas.
Sin duda, tener acceso a vivir dentro de este destino es una oportunidad única. No es por nada que uno de los clubes de playa con acceso a los propietarios lleve por nombre “Aquí Me Quedo”, ya que desde el primer segundo en que los visitantes son testigos de las estampas de vibrantes colores que se dibujan en el firmamento al atardecer, se crea una especie de pacto entre el huésped y el tiempo que se detiene y le da magia instantánea al día a día. Además, bajo el beneficio de poder vivir en un hogar operado por las marcas hoteleras del destino, preocupaciones como ir al supermercado, limpieza, o cualquier otro servicio necesario, se ven aliviadas al alcance de una llamada.
Las 250 hectáreas que conforman al destino y que se extienden por selva, manglares, lagunas, dunas y playa del complejo, se han convertido no solo en un destino de descanso y placer, sino en un santuario de conservación de la biodiversidad de la tierra y el mar, bajo el máximo lujo, confort y privacidad con la calidez característica de los mexicanos.
Para más información: mayakoba.com/es/