Teresa Gil
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La obra de Nicolaí Gógol Almas muertas, nos coloca a los mexicanos en un lamentable recuerdo de desaparecidos, cuyos nombres están inscritos en documentos oficiales ¿Que sucederá con esos nombres en los padrones electorales y como se podrá evitar que no sean mal usados? Los apabullantes comicios de junio, que podrían haberse pospuesto por la pandemia, tienen encima el problema del deslinde de los padrones de las miles de personas fallecidas, casi todas en edad de votar. En los seis rubros que el INE dio a conocer el pasado 5 de marzo sobre las Estadísticas, Lista Nominal y Padrón Electoral, en el rubro de Bajas por situación ciudadana, se menciona el caso de las defunciones, en un universo de 94 millones 999 mil 249 personas que se habían registrado hasta esa fecha. La celeridad de los fallecimientos pese a que la pandemia está cediendo, prevé que el número sea considerable en esas recopilaciones de votantes y que habrá muchos casos omisos porque hubo muertos que de hecho casi terminaron en fosas comunes, se crearon confusiones y no se informó, por cuestiones de esa celeridad, de algunos casos ¿Que sucederá con tantas credenciales expedidas, en manos de familiares, algunos proclives al dobleteo en una jornada que lleva mucha agua al molino de los que quieren obstaculizar a la 4T? ¿estarán limpiando realmente esos padrones al menos con los datos que se tiene en este momento? Es muy complicado y podría prestarse a muchas impugnaciones.
ALMAS MUERTAS CARGA PARA UN PAÍS QUE ARRASTRA MUCHOS MUERTOS
Las muertes que ha producido el Covid-19 no son una sátira como Almas muertas que escribió Nicolai Gógol en 1842. Son en este momento, una triste realidad. Pero curiosamente puede haber cierta similitud en aquel caso literario con lo que puede ocurrir en los comicios de junio, con los datos de estos fallecimientos. El personaje central de aquella novela escrita por Gógol en Roma a donde se había asilado por la persecución zarista, Tchitchikov, es un personaje corrupto que quiere aparentar un estrato que no le corresponde, comprando las almas muertas de los siervos de los señores feudales, almas que no habían sido eliminadas de los registros públicos. La idea de este personaje es acumular almas para aparentar una riqueza que no tiene, comprando los nombres de los fallecidos a sus antiguos patrones para incorporarlos como suyos. Logra juntar 400 almas, en medio del maremágnum de la novela con distintos personajes tan utilitarios como el protagonista que sacan una ganancia vendiendo a sus muertos antiguos. La obra está llena de la ironía, sátira y sentido del humor del gran escritor, que pone adiciones similares a muchas de sus noveles y cuentos, entre ellos El inspector, Taras Bulba, El diario de un loco y El capote, llamado en algunas versiones El gabán. Forman parte del proceder satírico de Gógol para exponer a los feudales y al zarismo, lo que ocasionó la persecución, Tchitchikov se convierte en poderoso, pero en páginas finales es sometido a juicio.
LAS CONTRADICCIONES DE GÓGOL Y SU GRAN ESTATURA LITERARIA
Nacido en Poltava, posteriormente Ucrania, en 1809, Gógol ha sido estudiado a lo largo de los tiempos, como un fenómeno de contradicción. Era ortodoxo de gran fe, pero al mismo tiempo su literatura, escrita en ruso, es lacerante y satírica y se lanza contra sectores poderosos que eran cercanos a su estrato de origen noble venido a menos. Por eso, tales sectores aliados al zarismo se molestaban con el escritor, dramaturgo y cuentista cuando les lanzaba sus dardos de crítica en casi todas sus obras. El gran poeta nacional ruso Alekxandr Pushkin fue su amigo y lo apoyó cuando solo tenía 21 años y se comenta que al morir Gógol, el retrato que lucía en la pared principal de su cuarto era el del poeta muerto joven en un duelo. La literatura de Gógol es difícil en ciertas de sus obras, por la forma de escribir un poco compleja y la más abierta es Almas muertas. Pese a eso, en México causaron impacto dos de ellas: El diario de un loco que representó por 25 años el actor Carlos Ancira y El inspector que reprodujeron en película Rius y Arau en el Inspector Calzónzin. Taras Bulba fue una película que protagonizó un hombre de origen mexicano Anthony Quinn. Yo recuerdo por su lindo título La perspectiva Nevski. Almas muertas (Alianza Editorial 2011), ha tenido críticos como el ruso Nabokov que le puso peros. Pero la grandeza de su obra no ha sido opacada por las críticas acerbas a su conducta religiosa dogmática y a veces reaccionaria. Hubo una continuación de Almas muertas que se llamaba Almas blancas, que él quemó según sus biógrafos, diez días antes de morir. Se lograron salvar algunos trozos. Pero de ellos resulta, que para hacer olvidar lo acendrado de sus críticas a los sistemas que predominaban en Rusia, escribió esta obra con otro fin, pero, dice con humorismo, que su propia mano lo llevaba a fuerzas por la critica y terminaba escribiendo lo mas duro para aquellos dueños del territorio ruso. Gógol murió joven en 1852, a los 43 años.
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