Por Edmundo Cázarez C.
-Primera de dos partes-
Nacido en la Ciudad de México en 1968, Julio Patán, jamás imaginó que su vivencia en las colonias Doctores y Cuauhtémoc, en la Ciudad de Mèxico, le marcarían por completo y que con el paso del tiempo, llegaría a convertirse en un destacado escritor, periodista de radio y televisiòn, así como un connotado crítico cultural. Actualmente, conduce el programa de televisión Hora 21 en FOROTV, que transmite Televisa de lunes a viernes de las 21:00 a las 22:00 horas, en donde hace gala de su amplia cultura, de su extraordinaria ironía al abordar diversos temas y un sentido del humor fuera de serie.
Para este reportero, conversar con el también autor de 13 libros, entre los que destacan “Pandemia Bizarra” (20/11/2020), “México Bizarro 2” (15/05/2019), “Cuba sin Fidel” (15/03/2018), “Negocio de Chacales” (17/09/2015), “Para Entender a Martín Luis Guzmán” (2009), todos publicados bajo el sello de Editorial Planeta, resultó una charla bastante divertida entre dos amigos por su chispa y ocurrencias, durante el transcurso de la entrevista realizada vía zoom, debido a las medidas sanitarias provocadas por la pandemia que nos afecta a todos, bajo ninguna circunstancia pudo mantenerse dentro de una férrea seriedad como era de suponerse, sino que para él, los formalismos valen gorro, no obstante ser considerado una importante figura pública y literaria. Le apasiona mantenerse en un bajo perfil con una absoluta sencillez.
Ocupado y preocupado por el acontecer nacional, enfatiza que tal y como sucediera en los tiempos del echeverrismo y hasta Miguel de la Madrid, nada hemos avanzado porque en la actual administración del presidente Andrès Lòpez Obrador, se sigue con una actitud folclorisante y México està atrapado en un patrioterismo rampante, populista y cursi.
Al cuestionarle si su afición y pasión por los libros se deba a una simple herencia paterna, tajante, enfatiza que su primer encontronazo con la literatura seria fue con Fiòdor Dostoyevsky, cuando su papá lo puso a leer Los Hermanos Karamazov, “Uff que bárbaro, la verdad es que me encantó”.
Momentos antes de iniciar la transmisión de su noticiero televisivo, por espacio de casi dos horas, por primera vez, nos revela cosas de su niñez, reconoce que fue un pésimo estudiante, así como el muy reciente golpe devastador ante el sensible fallecimiento de su mamá Carmen Tobìo, a causa de un mal respiratorio, pero dentro del marco de esta terrible crisis sanitaria provocada por el COVID-19.
Sencillo y amable en su trato. Dueño de una memoria privilegiada. Culto, educado y con una formidable facilidad de palabra. A sus 53 años de edad, da la impresión que estuviéramos platicando con un chamaco de 20 años por su entusiasmo y vitalidad. Orgulloso de sus dos hijos y sin poner objeción alguna en las preguntas que le formulamos, de manera abierta nos responde:
-¿Cómo te va en la vida estimado amigo?
-No pues muy emocionado y contento de poder platicar contigo después del jonrón que te aventaste con la entrevista a Elena Poniatowska que se convirtió en tendencia nacional…
-Déjate de cosas, el honor es para mí porque eres un destacado escritor y periodista…
-Pues mira, respondiendo a tu pregunta, me va bien para ser del país…
-¿Debo entender que si fueras extranjero, te iría muchísimo mejor?
-Es decir, la verdad es que en sentido profesional y si lo queremos plantear en esos términos, es que me va muy bien ahora…
-¿…Antes te iba mal…?
-Un tanto sorprendido por la pregunta ataja-: “Ja, ja, ja, ¿Así será el resto de la entrevista? Va que va, nada más te recuerdo: “El que se lleva se aguanta”, ehh.
-¿Quién demonios es Julio Patán que sale en la tele escribe libros y lo leo en diarios?
-Hago muchas cosas de las que me gusta hacer, las realizo con frecuencia, hasta me pagan y aunque parezca increíble, hasta tienen respuesta.
-¿A ti no te va mal como a todos los demás?
-Creo que, como a todos, me va mal en el sentido que estamos frente a un panorama desolador en todo el país y particularmente en la Ciudad de México, es inevitable hablar de todo esto.
-¿Cómo te ha afectado la pandemia?
-Desde que empezó la pandemia, mira que ha sido un año muy rudo. En mayo de 2020 murió mi madre Carmen Tobio, víctima de un cáncer de pulmón… en plena pandemia!!!
-Uff, recibe mis sinceras condolencias…
-Muchas gracias Edmundo, te lo comento porque soy sumamente sensible a todo lo que está sufriendo la gente en hospitales y con sus enfermos.
-¿Tu mamá padeció COVID-19?
-Afortunadamente no, pero como era una cuestión respiratoria, las medidas o protocolos como le llaman ahora, fueron muy estrictas y tienen que serlo. Hasta que no descartan que el paciente tenga COVID, no puedes estar con él, algo sumamente difícil de aceptar. Tu paciente permanece completamente solo en el hospital. –Intempestivamente, al estarnos narrando lo que vivió al lado de su mamá, se le quiebra la voz, sus ojos se llenan de lágrimas, suspira profundamente, se frota las manos, ofrece disculpas y continúa: “Una vez que el paciente fallece por cuestiones respiratorias, tiene que ser cremado de inmediato, además, las funerarias están saturadas, un panorama muy desolador.
-¿Cómo lograste superar algo tan demoledor?
-No sé si te haya pasado a ti lo mismo, pero por primera vez, empieza hacerme mella en el ánimo. Muy cerca de mí, todo el tiempo, he estado escuchando casos de contagios y de muertes por COVID19.
-¿Ahora sí que el destino nos alcanzó y hasta nos rebasó?
-En efecto, nadie puede decir que le puede estar yendo muy bien en este momento, pero dicho esto y en términos profesionales o creativos, si quieres. Me va muy bien en este momento y ya es una gran cosa.
-¿Siempre estuviste seguro que llegarías a ser un destacado escritor y comunicador?
-Fíjate que mi papá Federico Patán Lòpez, fue un connotado crítico literario, sobre todo en los años 80´s y parte de los 90´s. Así como un muy respetado y emérito profesor universitario de literatura. Un escritor con una obra muy sólida, abundante en novelas, cuentos, ensayos y traducciones al inglés.
-¿Por tus venas corre una herencia literaria?
-Al tener un papá con ese enorme peso por la literatura, siempre me empeñé en cómo maquinar historias en mi cabeza, pero de chavito me costaba mucho trabajo visualizarme como escritor.
-¿Que recuerdos guardas de esa hermosa etapa de fantasías?
-Quiero decirte que me costaba trabajo visualizarme como algo, porque nunca tuve muy claro a qué es lo que me tenía que dedicar.
-¿Pero vamos, eras un frecuente lector a tan corta edad…?
-Siempre fui un lector asiduo, gracias a mi mamá y mi papá porque eso, fue algo que me sostuvo y me llevó de la manita casi y sin que me diera cuenta, para que me dedicara a estas cosas…
-Bueno, lo que de niño bien se aprende, jamás se olvida…
-Exacto, ahora lo disfruto muchísimo.
-¿Qué número te tocó ocupar en la familia?
-Tengo una hermana menor que yo. Fui el primogénito y único varón, pero además, no soy tío de nadie porque simple y sencillamente mi hermana decidió no tener hijos.
-¿Puff, una involuntaria frustración?
-Sí, pero pues ahí no hay nada que hacer.
-¿Anhelabas ser como tu papá?
-Me resistí ser como mi papá, de hecho, casi siempre uno va contra corriente con su papá.
-¿Cuál era tu juguete favorito o como demonios te divertías?
-Mi juguete predilecto era un balón de futbol. Nunca fui un niño de carritos porque eso era cosa de los ancianos de aquellos tiempos.
-¿Ni los soldaditos?
-Quizás, un poco más pero no mucho…
-¿Matatena o juegos de mesa?
-Ups, ni pensarlo. Parte de mi niñez la viví brevemente en la colonia Doctores, aquí, en la Ciudad de México.
-¿Ahí naciste…?
-Mis papás vivían en la calle de Doctor Andrade pero yo nací en el hospital español. Poco tiempo después, se mudaron a la colonia Cuauhtémoc en donde permanecimos varios años para posteriormente irnos a vivir al cinturón rojo de Copilco.
-¿Les quedaba en corto el trabajo a tus papás como catedráticos de la UNAM?
-En ese entonces, Copilco no era tan espeluznante, sino que había muchos árboles y un enorme camellón, sin tantos vehículos y sin que se convirtiera en el Eje 10. Así es que me toco pasar toda mi adolescencia ahí.
-¿Una pena no haber conocido aquello de que la letra con sangre entra?
-No, al contrario. Mi papá que siempre había sido de modos suaves, nos encaminó, a mi hermana y a mí, con tremenda sutileza hacia la lectura.
-¿Lecturas que producían güeva?
-Para nada. Déjame decirte que comencé a leer comics desde muy pero muy chavito. A los cinco o seis años, me bajaba al puesto de periódicos. Unos increíbles comics que publicaba Editorial Novaro que costaban un peso los grandes, y 50 centavos los más chiquititos que eran los Colibrí.
-¿Qué temas te llamaban la atención?
-Siempre me gustaron Los Súper Héroes de Marvel que ya circulaban en los puestos de periódicos en México. Particularmente, me gustaba mucho El Hombre Araña pero también, me gustó mucho leer La Pequeña Lulú y Periquita. Luego me gustaron los comics de terror pero mi mamá, ahí, sí que ejerció la censura argumentando que aún no estaba en edad porque en las noches me ponía insoportable y todo me daba miedo.
-¿La neta, eras tan miedoso que hasta te hacías “pipí”
-La verdad es que sí.
-¿Qué comics se recetaba tu hermana?
-A ella, le encantaban los comics de Archie, por lo cual, acabé teniendo cierta debilidad, siendo honesto, debo reconocerlo.
-Bueno, en la primaria debiste ser un verdadero cerebrito…
-Fíjate que hasta quinto de primaria me iba bastante bien porque tuve una maestra fantástica, recuerdo con enorme cariño a la maestra “Pepita”. Un encanto de persona, te contagiaba el gusto por la escuela
-¿Un auténtico “nerd”?
-Tampoco era el primero de la clase, pero estaba en el pelotón de los más avanzados. Inexplicablemente, algo pasó en sexto de primaria y de ahí pal real.
-¿Secundaria y prepa un auténtico desastre?
-Ja,ja,ja, te viste demasiado generoso, hasta en la universidad me volví bastante burro para los estudios.
-¿A lo mero macho no dabas una?
-En sexto de primaria me empezó ir muy mal. Le agradezco mucho a la maestra Lupita, por cierto, hace poco tiempo me la encontré y la saludé con especial cariño. Su mano militar o firmeza, me ayudó a salir bien de la primaria y por fin, pude aprender algunas cosas. Pero así como gozoso, fue el quinto de primaria.
-¿Las tareas eran un conflicto familiar?
-Fíjate que me ayudaban, salvo lo que ha sido la flaqueza de mi familia… las matemáticas!!
-¿A nadie le gustaban las matemáticas?
-No hay uno, pero uno a quien le guste las matemáticas con solvencia y esto, incluye a mis hijos. Todos somos malísimos para las matemáticas.
-¿Aún así te premiaban con regalos en Navidad y Reyes Magos?
-Los Reyes Magos fueron demasiados parcos, pero Santa Claus era demasiado generoso. Ahora que recuerdo, narrativamente, había dos Santa Claus en mi familia. Me preguntaba ¿porque la noche del 24 de diciembre llegaba a la casa de mi abuela y el 25 por la mañana a la casa de mis papás?.
-¿Juguetes sofisticados?
-Pues más o menos. Provengo de una familia de comunistas que habitaban un viejo edificio en la calle 5 de Febrero, en pleno Centro Histórico, muy cerquita del Zócalo. Recuerdo las imágenes de Lenin y Stalin en la sala del departamento. Mi tía abuela era fanática que perdurara el mito de Santa Claus, nos sacaba al balcón para observar la llegada del trineo de Santa Claus, mientras tanto, los demás bajaban los juguetes.
-¿Tu juguete favorito?
-Un Kid Acero, con eso me hicieron el año, creo que lo destruí en un máximo de 25 minutos. También me acuerdo que mi tía Rosa, en un cumpleaños, me regaló una colección de cochecitos Match box, que eran sumamente caros, lamento mucho no haberlos guardado y los deseché con el paso del tiempo.
-¿Realmente nadaban en dinero?
-No necesariamente. Mis papás eran empleados universitarios, no era que nadáramos en dinero ni mucho menos, el hecho que me regalaran un juguete era algo muy puntual
-¿Cuánto te daban de domingo?
-El primer domingo que tengo en mi cabeza, fueron dos pesos en la época del echeverrismo ¡¡imagínate!!
-¿Para qué demonios te alcanzaban?
-A los 5 años de edad y viviendo en la calle de Río Elba en la colonia Cuauhtémoc, justo a un lado en donde ahora se encuentra la Torre Mayor, en la esquina, había un puesto de periódicos, me alcanzaba para dos cómics de un peso.
-¿Cuál fue esa travesura infantil memorable?
-Cuando nos fuimos a vivir a la unidad habitacional de Copilco, justo donde vivía el Peje, en Avenida Copilco número 300.
-Bueno es toda una experiencia vivir en una unidad habitacional…
-Fíjate que sí. Me acuerdo que había muchos perros callejeros, agarrábamos uno y lo metíamos por la ventana de los departamentos de planta baja, nos atacábamos de risa ver como reaccionaba la gente al encontrar un perro dentro de su casa.
-¿No te remordía ver que la gente golpeaban los pobres perritos?
-Cuando veíamos que los agredían, de inmediato les reclamábamos para que no los golpearan y les decíamos que íbamos a llamar una patrulla, pero por dentro, nos moríamos de risa.
-¿Un niño hiperactivo?
-Tenía ocho años de edad, era muy inquieto.
-¿Llegaste a sentir el cinturón de tu papá?
-No, no y no. Mis papás no eran de esos golpeadores.
-¿Entonces cómo te castigaban cuando lo merecías?
-Mi mamá, alguna vez, fue la que me soltó una nalgada, eso sí, pero cinturón o golpes no eran su forma de reprender, además, se veía muy mal eso de golpear niños
-¿El castigo era no dejarte ver la televisión?
-De por sí, estaba bastante restringida para nosotros. Nos daban un número muy reducido de horas diarias, tal vez un par y teníamos que elegir.
-¿Qué es lo que veías…?
-Mira que curioso, ahorita que està de moda de nuevo, por el actual presidente, veía Don Gato y su Pandilla, me fascinaba y aún me sigue encantando. También veía la caricatura original de Los Picapiedra. Asimismo y durante algún tiempo, era fanático de la serie Lassie, así como Skippy el Canguro, El Oso Yogui, Los Autos Locos en su momento con personajes tales como Manos Macana y Penélope Glamour. Tampoco me perdía Los Locos Adams y La Familia Monster.
-¿Cuál programa era tu favorito?
-Uff, me pones en un aprieto. El Súper Agente 86 era una delicia, me carcajeaba con su zapatofono y lo veía acompañado de mi mamá.
-¿Antes de dormir que veías para irte contento a la cama?
-Los Polivoces, aunque a decir verdad, no sé que es lo que entendía, tenían muchas referencias adultas. Mi mamá se divertía muchísimo con los Polivoces, me parecían geniales.
-¿Cuál era la niña que te traía derrapando el suelo?
-Mercedes Ferreira Beltrán, una compañera de mi grupo en quinto y sexto de primaria, pero en primero de secundaria, se cambió de escuela…
-¿Pues qué le hiciste?
-Era de las chicas que llegaron a México con el exilio argentino, tierna y preciosa. Caray, hace siglos que no la veo. Edmundo, me están haciendo revivir tiempos fabulosos y te lo agradezco enormente… ¿De casualidad no estudiaste sicología?
-Mejor sígueme contando cómo te fue en la secundaria..
-Cuando entramos a la secundaria, ella, ingresó al Centro Activo Freyre y la dejé de ver. Tiempo después empezó ir a visitar a alguien en la unidad habitacional donde vivía. Rayos, fue el amor de mi infancia.
-¿Cómo superaste el cambio de primaria a secundaria?
-No lo recuerdo tan traumatizante. Descubrí muchos y buenos amigos, algunos de ellos, los conservo como Federico Bonasso, un músico bastante connotado. De primero a segundo de secundaria fue espantoso, éramos un desastre, desmadrosos y holgazanes, una cosa tremenda.
-¿La neta, fuiste un pésimo alumno?
-Siempre he sido un mal alumno, por lo menos, en el sentido de educación formal. Era traumatizante, es algo que luego no entienden los padres e implica un desbordante stress.
-¿Aparte de las matemáticas había otra materia “coco”?
-Química!!, que me tocó en tercero de secundaria, no sabes, era completamente fatal, pero lo que se llama fatal, hasta me persiguió en la prepa igual.
-¿Cuántas veces te fuiste de “pinta”?
-Uyy, varias veces, desde la secundaria me iba de pinta pero solito al parque y la verdad…
-¿…A ligar niñas?
-Ja, ja, ja ¿Acaso me ves cara de depravado? No hombre, me ponía a leer!!! Ahorrando mis domingos empecé a clavarme muchísimo con los libros. Me iba a la librería Gandhi en Miguel Ángel de Quevedo, a propósito, es una verdadera lástima que la hayan cerrado de manera definitiva.
-¿Qué libros buscabas?
-Lovecraft, por influencia de Federico Bonasso, pero también, buscaba libros de Alianza Editorial, de Bruguera y toda la recua de escritores fantásticos de terror que estaban antes o después de Lovecraft. Me apasionaba la mitología rara de dioses malignos…
-¿No obstante la lectura racista que manifiestan?
-Exacto, no me había hecho todavía consciente de la lectura racista a la que te refieres, pero para mí, era una lectura muy ingenua.
-¿Cuál fue el autor que te atrapó?
-Mi primer encontronazo con la literatura seria, fue con Fiòdor Dostoyevsky, mi papá me puso a leer Los Hermanos Karamazov, uff que bárbaro, la verdad es que me encantó.
-¿Qué fue lo que más te gustó?
-Supongo que entendí la décima parte de lo que debería entender y de esa décima parte, casi todo mal, supongo.
-Bueno, una novela tormentosa moralmente…
-Aparte de eso, unos fantásticos dilemas éticos, reflexiones metafísicas y religiosas como que me jalaron fuerte.
-¿Ese tipo de lectura con que música la acompañabas, rock pesado o metal?
-No Edmundo, escuchaba fuertemente a The Beatles y luego a The Rolling Stones.
-¿Y en tu cuarto con cuál música te encerrabas?
-Con Bob Dylan. Quiero contarte algo que me sucedió. Fíjate que cosa tan curiosa, mi papá no era nada afín al rock y todo eso, su pasión era la música clásica y el jazz. Resulta que uno de sus alumnos en la UNAM, decidió hacer una tesis sobre las letras de los Kings, cuando los escuché, me gustaron como no tienes idea. Por cierto, Los Kings en Concierto, me parece una cosa sencillamente fabulosa.
-¿Cuántas materias reprobaste en la preparatoria?
-Híjole, me cuesta mucho hacer un cálculo en ese volumen y en números rojos. Déjame contarte una cosa que hizo mi mamá con su sentido de humor malévolo. Hace cosa de tres años, mi hijo estaba ingresando a la secundaria y mi hija a la prepa, como buen papá, les digo que deberían concentrarse en sus estudios y dedicarse en cuerpo y alma. En ese justo momento, llega mi mamá y les dice: ¿Quieren saber las calificaciones que sacaba su papa?, y sin más, saca las boletas…
-¿Trágame tierra?
-Era una puñalada directa al corazón, quedé completamente desautorizado para siempre frente a mis hijos.
-¿Se pasó de lanza tu mamá?
-Pa`su mecha, les mostró la boleta de calificaciones de segundo de secundaria con siete materias reprobadas…
-¿Un récord difícil de creer?
-Quiérase o no, era un auténtico récord.. ¿No?, ja,ja,ja
-¿Pero no me has dicho a cuál cine te ibas de pinta con tus amigos?
-Ahh, que tiempos aquellos!! Nos íbamos a Plaza Universidad donde estaba el cine Dorado 70, así como a los multicinemas, unos auténticos gallineros súper incómodos y horrendos.
-¿Puras películas porno?
-No que va. Como vivía en el sur de la ciudad pero mi escuela Luis Vives estaba en la colonia Escandón, casi todos mis cuates vivían en las colonias Condesa, Roma, Hipódromo y Polanco, así es que me desenvolvía entre dos universos, es decir, mis cuates cercanos a mi casa y con los cuates de por allá, pues nos Ibamos al cine Las Américas, la sala que sale en la película Roma de Alfonso Cuaròn. De vez en cuando, nos jalábamos al Parque Hundido en donde estaban unas salas gemelas.
-¿Cines para los “fifís” de esa época?
-Ja,ja,ja. También frecuentaba el cine Pedregal 70, me subía por el Eje 10 hasta Copilco.
-¿De verdad, naciste en pañales de seda?
-No hombre, que va. Lo que si te puedo decir, es que nací en pañales lavables porque todavía no se inventaban los desechables. Pobre de mi mamá, se la pasaba lavando mis “popis”.
-Bueno, tenían una condición económica desahogada…
-Mi mamá provenía de una familia española de clase media y de la izquierda moderada. Muy cultos y apegados a lo intelectual. A su llegada a México, pasaron tiempos muy difíciles.
-¿Y tu papá?
-Uy, mi papá pertenecía a una familia de mineros sumamente pobre, mientras que mi abuelo paterno era empleado de una zapatería. Gente muy humilde pero luchona, eso sí, todos pero toodos, eran del partido comunista y stalinistas de hueso colorado. Muy entrones, chambeadores que vivían en la calle 5 de febrero, en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México y se la rifaban durísimo.
-Bueno, el sol sale para todos…
-Mis papás son como un ejemplo de la meritocracia mexicana. Cuando estaba muy pequeño, mis papás eran profesores de secundaria y prepa. Tiempo después, encontraron acomodo en la UNAM.
-La meritocracia mexicana una especie en extinción?
-Hoy en día, hay una idea como de romantizar los orígenes pobres, resulta que ahora todos son de origen pobre.
-¿Pobres pero contentos?
-Nosotros no éramos tan pobres de a tiro, aunque sí, teníamos una vida austera. Vivíamos en un departamento sin ningún lujo. Mi papá tenía un cochecito Renault. Ni tampoco viajábamos con tanta frecuencia.
-¿Ya que hablas de viajes, a donde te llevaron de niño?
-Mis abuelos nos llevaban una vez por año a España sin nada de lujos. Mi abuelo materno volvió a España al final del franquismo y encontró una posición más o menos solvente en el servicio público en España, pero nada de lujos.
-¿Qué sentiste la primera vez que te subiste a un avión?
-Uy, estaba bastante chico de edad, si no me equivoco, fue en 1976 cuando había muerto Francisco Franco. Mis abuelos habían regresado a España. Carajo!! Francisco Franco cómo la hizo cansada para morirse.
-¿El púber Julio Patán cómo veía al México de los 70`s?
-Recuerdo particularmente los años del arranque del Lòpez portillismo y la brutalidad de la policía chilanga con el negro Durazo. Con 13 años de edad, era bastante precoz, empezaba a circular por las calles, me iba algunas fiestas. Por cierto, me llamaba mucho la atención las reiteradas crisis económicas y devaluaciones
-¿Te dejaste crecer la mata?
-Sí, aunque le tenía pavor a la policía capitalina, te atrapaban sin más ni más, era muy represiva y gandallas, te veían greñudo y decían que eras delincuente.
-¿Crees que cuando menos hemos cambiado algo?
-Recuerdo el patrioterismo rampante que ahora también estamos viviendo en la actual administración del presidente Lòpez Obrador, seguimos atrapados con una actitud folclorisante, populista y cursi del nacionalismo marcadamente registrado durante el echeverrismo.
-¿Qué querías ser de grande?
-No tenía idea, es más, ni siquiera ahorita tengo la mínima idea
-¿Abusas de modesto?
-Uyy, no te me esponjes!! De verdad, me costó muchísimo trabajo encontrar el rumbo.
-¿Si devorabas libros, supongo que se te facilitaba poder escribir historias…?
-Pues no andes suponiendo nada porque fíjate que no. Aunque me gustaba muchísimo leer, me traumatizaba no poder escribir…
-¿Por qué?
-Desde muy chico, estuve metido en la organización de grupos de lectura, comentábamos lo que nos venía en gana, hablábamos del surrealismo y la verdad, éramos muy mamones. Mis cuates un poco más grandes que yo, ya escribían. Uno de ellos, es Pablo Solar Frost, que también fue mi compañero de escuela, imagínate, estando en la secundaria publicó su primer libro “De Batallas”, auspiciado por el CREA, un tipo muy talentoso.
-¿Y tú que hacías?
-Pues ni madres!!, leía mucho, opinaba pero nada que escribía. Uff, eso lo tuve como muy trabado.
-¿Le dabas vuelo a las fiestas y pedas con los amigos?
-Uyy, muchísimo…
-¿Ya te las tronabas?
-Que indiscreto eres!! De chavos cometemos muchas pendejadas, en esos tiempos no había muchos accesos a las drogas. Nunca fui muy aficionado a la mota…
-¿Pero qué tal le pegabas a la “mona”?
-No Edmundo, la verdad es que no, ¿Acaso me ves cara de drogadicto? El alcohol siempre me ha gustado, pa` que negarlo.
-¿Puro wisky Chivas Regal?
-Que no soy millonario caramba!! Con duras penas, nos alcanzaba para un Barcardi blanco. Me acuerdo que tenía 13 años cuando fuimos a Calzada de Tlalpan, frente a los Estudios Churubusco, en donde se encuentran las instalaciones del Sindicato Nacional de Trabajadores del IMSS, resulta que habían organizado una fiesta los exiliados Haitianos en México. Música afroantillana verdaderamente exquisita, uff, me puse hasta las chanclas, algo totalmente patético.
-¿A qué edad empezaste a fumar tabaco?
-A los 16 años y estando en la prepa me convertí en un fumador tremendo con dos cajetillas al día. Me costó muchísima fuerza de voluntad dejar el tabaco. Como te había dicho al principio de esta divertida charla, desde el kínder y hasta la prepa estuve en el Instituto Luis Vives..
-¿Eras muy gandalla o lograste construir grandes amistades?
-No, nunca fui gandalla pero si, muy fiestero y un huevonazo de primera pero siempre cerca de los libros, cosa que agradezco porque me salvó de muchas cosas al aterrizarme en otros asuntos y me formuló otro tipos de intereses.
-¿Vaya por fin, te enamorabas de tus estudios en la prepa…?
-Pues fíjate que sí, me enamoré tanto de mi estancia en prepa, que hasta el sexto de prepa lo repetí por burro y huevòn!!
-¿Qué área vocacional escogiste?
-Pa su mecha, que pinche preguntón eres!!…
-¿Te molesta?
-No, para nada, al contrario, me tienes totalmente fascinado al hacerme recordar cosas tan bellas de mi infancia y adolescencia.
-Bueno, dime que sucedió cuando repetiste un año de prepa ¿Por fin te cayó el veinte?
-Sí, como que le bajé un poco al desmadre. Mira, cometí el error de haberme inscrito al área 2 que es Químico/Biológicas, hazme el cabròn favor. No tenía ni la más remota idea de lo que quería estudiar y todo por mi mamá, siempre quiso que fuera científico. Hasta la fecha, no entiendo por qué, y zaz!! Reprobé todas las materias, menos las del tronco común que son las de ciencias sociales.
-¿Cómo le hiciste para ingresar a la UNAM?
-Mira Edmundo, te propongo algo ¿Te parece que en la segunda parte de la entrevista se los cuento a tus amables lectores? Ya saben, mientras tanto, váyanse al refri por una chela a mi salud.
-Continuará-
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