FRANCISCO RODRÍGUEZ
Como en las más amargas páginas de la historia, el titular del actual régimen tiene una compulsión obsesiva por ceñirse letra por letra a la traición y a la mentira. Es el producto de la ignorancia y la inepcia. La necesidad fisiológica por alinearse a la mentira lo ha devorado completito. Y viene lo peor. México ya es la geografía de la catástrofe.
Un repaso somero por los mitos y falacias de los últimos 200 años lo deja mal parado, evidenciando la capacidad rastrera para destruir y renunciar a los más elementales principios de gobierno. Y aunque parezca mentira, todavía no sabe ni por dónde empezar, ni con qué se come la idea de México. Él vive en su palacio de algodones, la población en la indefensión y en la ruina.
En el fondo y en las formas, dijera Azorín, estos empoderados de ocasión son inverecundos, por desfachatados y valetudinarios, por enfermos incurables del cerebro normal. No tienen remedio, requieren un correctivo eficaz e inmediato. La ambición desaforada ha nublado sus entendederas, si alguna vez tuvieron. La necesidad imperiosa de cubrirse ante los juicios que vendrán hace el resto.
El modelito es el mismo, pero más sanguinario, más salvaje. El Producto Nacional Bruto del país seguirá conformándose igual que en los últimos dos años: 30% de corrupción, 10% para el IPAB de los banqueros, 15% escondido en paraísos fiscales, 20% en inseguridad y en mermas, y el resto más sangriento para los narcos y sus cómplices en el gobiernito.
Todos los buitres están de plácemes
Hecho el tiro, muerto el pato, dicen. Y repiten a través de sus amanuenses y periquillos sarnientos las noticias de la catástrofe. Todos los buitres están de plácemes, mientras los perros de rancho ladran sin saber por qué ladró el primero en aquella loma. Nuestros medios impresos son de lástima mundial.
No quieren entender que está en juego la supervivencia mínima en México. Que cualquier riqueza, sujeta a la extracción indecente puede acabarse. Están decididos a llegar hasta el lugar sin límites, aquél donde siempre se han desenvuelto, disfrazados de esperpentos, y encapuchados de verdugos.
Y los candidatos de Morena, imprestables, ¡piden todavía esperanza! La página web de la vacuna no abre, pues las dosis no existen. Los más cercanos y previsores, como Gertz Manero sienten pasos y ya preparan los arreos para la huida, antes que otra cosa pase. Los chairos, jeringa en mano, sustracción de credenciales de elector, son corridos donde se paran.
Nosotros, el pueblo, esperando a pie firme la avalancha en los próximos seis meses de cientos de miles de cadáveres y contagiados que inundarán este país sufrido y burlado hasta la saciedad, si es que la hay.
Los cárteles del oxígeno, tolerados
El asunto de las vacunas se ha convertido en terrorismo de Estado. La salud pública de la Nación es manipulada por una caterva de incompetentes al servicio de la narcopolítica, de los nuevos carteles del oxígeno, de los hospitales, de las camas ocupadas, de las medicinas escondidas, de las ambulancias y del tráfico de órganos. La pandemia convirtió a México en un cartel de los poderosos e insensibles.
A los maleantes hay que tratarlos cómo eso, igual que a los locos hay que tratarlos como locos, decían las abuelas, que de eso sabían un resto. El costo de no hacerlo es complicitarse y parecerse a ellos. Ese es el precio de la inacción y el resultado del chantaje que ya llega a extremos insoportables y realmente peligrosos, para nosotros, nuestros vecinos y para el mundo.
Sólo nos mienten y usan como cobayos
Somos ya la zona negra de la pandemia. En poco tiempo hemos ido por nuestros fueros, a significarnos como siempre lo hemos hecho, al lado de las escorias. México está a punto de convertirse en la fosa común, el crematorio sin fondo, el panteón inaudito de los crímenes de una administración repelente al pueblo. Y nos siguen mintiendo.
Estamos ya en una carrera adelantada contrarreloj. Y nos siguen mintiendo, agarrándonos, si bien nos va como cobayos, simples conejillos de indias que tenemos que vacunarnos, si es que las dosis llegan, para probar la incierta eficiencia de medicamentos que nos van a “regalar”, si Dios quiere, porque de los seis billones del presupuesto, no tuvimos el dinero para comprarlas.
Más le vale al responsable estar enfermo de algo que valga la pena haber merecido esconderse a la opinión pública, porque de no ser así, pasará a la historia como un pelele acojonado que utiliza cualquier pretexto para descargar la culpa en quien no la tenga, como cualquier paranoico que se respete.
El Nopalito Ortiz Rubio va muy adelante en el ranking de esos personajes. Él siquiera tuvo la valentía de renunciar después de haber fracasado. Y eso que él no alcanzó el menos veinte por ciento del producto nacional bruto.
Ganar elecciones, encima de la salud de la gente
¡Basta ya con eso de que los corruptos inventen para cubrir sus errores tentaciones totalitarias y dictatoriales! La población sólo quiere que cumplan en lo esencial, por eso votó hace dos años y pico, no quiere gato por liebre. Ahora ya hasta pide cárcel a voz en cuello para los traidores a las causas de la patria.
El voto de 2012 no fue para que anden pensando en convertir el Banco de México en una gigantesca lavandería para limpiar los dos trillones de dólares que se robó Trun del dinero destinado a la pandemia y que utilizó para engordar los valores bursátiles de sus contlapaches, para repartir ganancias entre los socios y esclavos del rancho grande.
No, los ciudadanos no votaron para que anden pensando en poner por encima de la salud del pueblo la necesidad esquizofrénica de ganar a como dé lugar las elecciones intermedias que, por lo que se ve y se comprueba, será un gigantesco alud de votos de castigo contra el régimen proditorio de Tepetitán.
El único pacto respetado, el firmado con Trun
Tampoco votó la ciudadanía para andar alebrestando a los falangistas chairos y a los anarquistas de pacotilla de la Cuarta Corrupción con consignas de guerrillas de lengua antiimperialistas, ni para alimentar sus odios contra las mujeres mexicanas.
No para proponer iniciativas en pro de los entrambuliques de Pemex y CFE con energías fósiles, combustóleos y contaminantes que nos alejan definitivamente de cualquier compromiso relacionado con las cláusulas del Tratado comercial que él mismo firmó. De cualquier compromiso con las energías renovables y la ecología planetaria.
Porque tal parece que el único Pacto que ha respetado el impresentable es el de Impunidad que le firmó de puño y letra a Trun en la torre de Nueva York para que le permitiera sentarse sobre nuestras desgracias. Ahora se ve con demasiada claridad.
Páramo de la catástrofe, ejemplo de inmundicias
Tampoco para andar pensando en facilitarle más los caminos del negocio del narcotráfico a sus cómplices de los ejércitos mercenarios de El Mencho, El Chapo, Los Zetas y los bien embilletados socios entorchados de El Chencho Sandoval en la Sedena, únicos ganones de las ocurrencias y de las obritas faraónicas, que jamás serán realidad.
Obritas pueriles que han arrasado con la ecología y con el sentido común, y que sólo representarán, si llegan a ser realidad, derroches presupuestales para agigantar los bolsillos de la familia del “caudillo”, de El Frijolito Jiménez Pons, de Rocío Nahle, y cochinitos para la campaña en 2023 de la anticlimática Claudia Sheinbaum.
La población no votó para convertir a México en un páramo de la catástrofe, en el ejemplo de la inmundicia, en el panteón de los enterradores miserables. La compulsión obsesiva por la traición, la rapiña y la mentira debe ser castigada ejemplarmente.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Pese a que desde hace dos días se abrió un muy deficiente registro de adultos mayores que quieran vacunarse en contra del Covid-19, las sustancias empezarán a aplicarse –calculan los propios encargados de la fallida administración federal—hasta finales de febrero. Mientras tanto, ¡a seguir cuidándose!
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