FRANCISCO RODRÍGUEZ
El gran abismo de la desigualdad, el páramo de la pobreza provocada por un régimen está produciendo especies, clases o sectores sociales que aunque aún no encuentran su discurso apropiado, que aunque no han acabado de vertebrar su presentación ni de ocupar su lugar en el mundo, ya están aquí entre nosotros. Son el producto de la era de la post miseria mexicana.
Lo peor es que nadie, ni adentro ni afuera del gobierno, les presta atención. Pero todo mundo sabe que los mecanismos y conductas que el pueblo puede darse no han sido agotadas, falta mucho por recorrer en ese camino. Todavía no sabemos hasta dónde puede llegar cuando la gente toma conciencia de su propia indefensión.
El problema está ahí, y hay quienes fingen que no lo ven, cuando son los primeros que deberían ponerse las pilas, mandar la voz de alarma o siquiera preparar las exequias de los que ya se van, aún antes de haber llegado. Otra vez la culebra se morderá la cola. Estamos demasiado acostumbrados a la indolencia y a la molicie.
Cuando vemos que la organización tradicional del poder burocrático mexicano sigue siendo la misma: hoy se responde a los reclamos de la sociedad construyendo sobre sus espaldas nuevos carteles que vienen a enriquecer nuestra fama de envilecidos.
La era de la post miseria rampante está aquí
La población mexicana se encuentra demasiado polarizada y enfrentada no por las mañaneras precisamente, sino por la prevalencia hipócrita y consentida por el régimen de la supuesta transformación, de una enorme mayoría que ya no tiene acceso al alimento ni a los satisfactores básicos y una insulsa minoría que gana en un solo día lo que cualquiera de aquéllos no gana en un año, ni en toda la vida, si acaso le va bien.
Es un abismo de desigualdad y de inequidad que está transformando –ése sí– el entorno. Es un asunto grave de seguridad nacional. Si el capital y la acumulación de los privilegios continúa reproduciéndose sobre la base de la exclusión, la mentira, el engaño y la muerte, estará arrojando en idéntica proporción una masa latente y presente de indefensos sociales.
Y de olvidados, cuya dimensión y conformación nadie en su sano juicio puede alcanzar a describir. La era de la post miseria rampante está aquí. Fue provocada por la injusta distribución del ingreso y de las oportunidades. Aprovechada por los farsantes que gritaron a voz en cuello que primero los pobres, porque ellos eran los redentores, los valientes honestos.
Mucho rencor y resabios sociales acumulados
La post miseria está conformada por una realidad intocable que produce sólo un millón y medio de acomodados y protegidos por los contratos del sistema a modo, frente a una gigantesca masa de desheredados que no han encontrado todavía cómo llamarse.
Hay ahí un rencor y resabios sociales acumulados en etapas de absurda represión, acallado por los establecimientos burocráticos que sólo han servido para aplastar su resentimiento y relanzar su plataforma de expedición hacia un mundo desconocido. Ellos, los adversarios del sistema político han mutado.
El poder perturbador que puede ejercer sobre la sociedad la presión de enormes talentos desplazados del mercado del empleo por mecanismos y grupos de políticos sin capacidad de respuesta social es muy superior al de las etapas anteriores. Los nuevos adversarios están egresando cada vez más de la población que antes formó parte de las clases medias.
El abismo de la desigualdad produjo un nuevo lenguaje
Clases medias, sí, que hasta su extinción produjeron un volumen de información nunca visto por los “de enfrente”. Una masa de desarraigados con acceso privilegiado e información suficiente para digerir los mensajes de medios de comunicación sofisticados, mayor conocimiento del entorno y de las prácticas abusivas que se emplearon para marginarlos.
Saben más que quienes detentan el poder. Y eso tenía mucho tiempo de no verse en México. Y eso porque los regímenes tecnoburocráticos siempre llevaban la delantera de la información y de las ideas. Ahora no, están en desventaja con sus mismas clases maltratadas.
Por ello, el abismo de la desigualdad ha producido un nuevo lenguaje, una ideología de los desposeídos ilustrados que vertebran un discurso adecuado para enfrentarse al mundo que los confinó. Forman una nueva clase, opuesta a la corrupción y a casi todos los procesos de degradación social, impuestos desde la cúpula de los ignorantes y poderosos inmerecidos.
Manejo criminal de la pandemia, el mayor error en un siglo
El desplazamiento y el abuso político forman las dos tenazas de la pinza que los ignorantes atizan con inusitado brío sobre quienes han tomado el camino de la protesta y la violencia como la respuesta a la desesperanza, al abandono, a la solución final de quienes tienen el poder económico y político que los ha destruido.
Junto con el terror económico, político y fiscal que llevó al país al menos 20% del crecimiento del PIB, el error más grande de la burocracia en cien años, el manejo criminal de la pandemia ha convencido a la población de la ineptitud y del instinto genocida de la Cuarta Corrupción. No estaban preparados ni para manejar el ayuntamiento de Macuspana, hubieran sido linchados, igual que el cacique de San Pedro de los Saguaros. Y eso lo está digiriendo la subespecie en formación.
Y la respuesta de la 4T es la creación de nuevos carteles
El sistemita de la Cuarta Corrupción responde organizando carteles, para no quedarse fuera de los moches y de la repartacha de rigor. Algo de lo más grave: el cartel de los hospitales, el que está controlando el tráfico de los órganos de seres humanos cuyos cadáveres no son vistos por los familiares, van adentro de ataúdes y de bolsas herméticas rumbo a los crematorios. Que primero pasen por el cuchillo de los nacateros, y a vender los restos. A las páginas de la infamia, directamente sin tocar baranda.
El cartel del oxígeno se suma al de los carniceros de los restos humanos. López-Gatell y Mengele, juntos en ese inmundo lugar de asesinos seriales y genocidas. Y sigue un sinnúmero de carteles, cada uno haciéndose cargo de los diferentes negocios que se ofrecen en esa cadena de absurdos.
Dio a los chairos el manejo del voto y de las jeringas
El Presidente es el jefe del sistema de vacunación y asegura el caos. Primero los leales, no podrán vacunarse los que saben, sólo los sumisos a él. Esas actitudes confrontan, enardecen, enfrentan. Nos hemos convertido en un país chafa, mediocre, dividido y rencoroso.
Todo, por culpa del primer resentido y soberbio de este país. Del obtuso, él, que tuvo la peregrina idea de darle a los chairos el manejo paralelo del voto y de las jeringas, cometiendo una de las pendejadas más grandes que se registren. Ha llevado a los laboratorios a cerrar cualquier posibilidad de trato con los fascistas mexicanos. No quieren ser parte de la vergüenza, no quieren quebrar porque el mundo les retire su confianza. Pero aquí adentro no se sabe. ¡Shhhhh, de éso no se habla!
El cartel inmobiliario de la crisis, manejado desde Televisa
Mientras, el cartel de la policía a cargo de García Harfuch, representante de Los Menchos de Jalisco, enlace con El Mayo Zambada y los Chapos sinaloenses, con los altos mandos de la Guardia Nacional, de seguridad ciudadana y del Ejército de El Chencho Martínez, en Sedena.
El cartel ecológico, el que destruye las reservas mundiales de oxígeno en las tierras mayas, manejado infelizmente por El Frijolito Jiménez Pons y Alfonso Romo, quienes destruyen lo que queda del paraíso terrenal, desde Tabasco hasta Quintana Roo. Para eso están ahí.
El cartel inmobiliario de la crisis, manejado desde Televisa por Bernardo Gómez y un poderoso aliado de último momento, metido de cabeza, vorazmente a los negocios de ese tipo: el consejero jurídico mayor, el de Palacio Nacional. Ya no le ve futuro a su encomienda. Tiene razón. La mafia de los casinos sigue a cargo del florero de Gobernación y su operador estrella, Ricardo Peralta, hoy también operador de los padrones electorales dizque de Bienestar.
Este sexenio ya es la pesadilla mayor; vienen los deslindes
El mediocre es el más atrevido. Entre Hidalgo y Juárez lo ubican sus fans en el indigno mural del ayuntamiento de Culiacán. Es una forma de quedar bien con los Guzmán Loera, ya que es su protegido, lo dicen y amenazan a sus malquerientes.
No tienen idea de lo que han hecho en la sociedad mexicana. Este sexenio va a ser la pesadilla mayor, de la que se van a deslindar hasta sus mayores beneficiados. Viene una nueva época de mutaciones inclasificables.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: “… hemos tenido denuncias de oxígeno fake, mercado negro, incluso ya la delincuencia está metida en los tanques de oxígeno”, dijo apenas durante la conferencia “mañanera”, la señora Olga Sánchez Cordero. Pero soslaya que sólo cuatro empresas concentran la venta de oxígeno medicinal e industrial al gobierno federal. Se trata de INFRA, INFRA del Sur y CRYOINFRA que forman parte del mismo grupo, más Praxair S. A. de C. V., que sumaron 2 mil 73 millones de pesos en contratos durante 2020. Controlan más del 95% del mercado nacional. Otro cartel, pues.
Índice Político | Noticias México, Opinión, Internacional, Política
indicepolitico@gmail.com
@IndicePolitico
@pacorodriguez
The post ÍNDICE POLÍTICO: Los carteles de la crisis: hospitalario, del oxígeno, narcopoliciaco… appeared first on Almomento | Noticias, información nacional e internacional.