Por Pablo Cabañas Díaz
En una larga entrevista biográfica, publicada en 2012 por la Agencia Universitaria de Noticias de la UNAM, aseveró que “nació en España en 1934, dos años después estalló la Guerra civil española por lo que vivió bajo el régimen de Francisco Franco durante 27 años”. Se nacionaliza mexicano en el año de 1972 y su seudónimo anterior al de Juan María Alponte fue el de Hernando Pacheco. Su último seudónimo venía de su admiración por José María Aponte, primer esclavo libre de Cuba, que modificó por Alponte para hacerlo más sonoro.
Entre sus libros destacan: Ensayo sobre la personalidad española; Europa de los europeos o Europa de los americanos; América Latina: Anatomía de una revolución; El libro rojo del rearme; La era de Carter. Con el seudónimo de Juan María Alponte publicó: Vietnam, Hazaña de la libertad en 1975 y Kissinger en 1976; en 1984 Hombres en la Historia; Lenin: vida y verdad; Los liberadores de la conciencia; Mujeres: Crónica de una rebelión histórica y recientemente Homero entrevista al mundo en 2008 y, en 2010, A la Vera de las independencias de la América Hispánica.
En varias ocasiones en la cafetería de Ciencias Políticas nos comentó que ninguna entrevista se le había dificultado, la única que no pudo realizar fue a Fidel Castro. En ese entonces trabajaba para la televisión, se había acordado el encuentro en México, viajó a Cuba pero al llegar, los funcionarios de Fidel le dijeron que la entrevista sería acordada aunque no se sabía cuándo, el comandante lo decidiría, mientras tanto le ordenaron no movers3 de lugar a lo que respondió “en todo el mundo me han dicho la hora y el lugar, si él me dice que las 6 de la mañana en el pacífico voy, pero desde luego no esperaré de ninguna manera a que él llegue aquí así fue y no se produjo la entrevista”.
Decía el maestro que la entrevista que más recordaba era la que realizó a Josip Broz Tito presidente unificador de Yugoslavia, y quien, a la mitad de la entrevista, se levantó y le dijo ahora iremos a ver el partido, jugará Yugoslavia contra España. Fuimos a un salón donde había mucha gente lo que me pareció una cosa preciosa, nunca supe quien ganó. Juan María Alponte estallaba en risas por un momento, después guardaba silencio y más tarde mencionaba “cuando estuve con Tito le comenté que había estado con personas que no compartían sus ideas y le confesé que en muchas cosas tenían razón, también le pregunté acerca de cómo pensaba el futuro, me contestó en francés “después de mí el diluvio” y fue el diluvio”.