Por Armando Rojas Arévalo
MARÍA DE LOURDES: Las repercusiones que tuvo -y sigue teniendo- la noticia de que el presidente enfermó de COVID, han sido impactantes. Revelan, en una primera lectura, hasta dónde han llegado la polarización política y el odio generado por ella. Una mente sana y sensata no le desea a nadie la enfermedad y mucho menos la muerte. Empero, resulta que lo que menos hay de uno y otro lado, es sensatez.
Es evidente que México está enfermo de dudas y rencor. Cuando el presidente dio a conocer que tiene COVID, muchos no le creyeron y pensaron -y dijeron- que se trataba de un recurso distractor, para ocultar algo. La consiguiente lectura es que las reacciones de incredulidad, revelan el bajo nivel de credibilidad a que se ha llegado.
De lo que hoy sus seguidores reclaman, de que no hay que alegrarse ni usar la enfermedad como descalificación política, el archivo de los medios refresca la memoria. El 5 de junio de 2014 decía con relación a una enfermedad de PEÑA NIETO: “Existe el rumor de que EPN está enfermo. Ni lo creo, ni lo deseo. Pero es una buena salida para su renuncia por su evidente incapacidad”. Hoy el karma le cobra cuentas.
Mucha gente no cree ya en nada. Tantas veces se dijo que la pandemia estaba controlada, que estaba domada, que hoy, cuando la cifra de muertos rebasa los 150 mil, le pasan la factura al presidente y al ya célebre doctor LÓPEZ GATELL.
Tantas veces se informó que México había contratado la adquisición de vacunas para todo su pueblo, que cuando se supo la realidad en el sentido de que la farmacéutica Pfizer posponía el envío del medicamento, los ánimos decayeron y después enfurecieron.
Ya nadie cree nada.
Lo que vimos ayer y hoy, de rechazo y expresiones de burla y odio hacia el presidente y la respuesta virulenta de los seguidores de él hacia los adversarios, no es más que producto del ambiente de crispación.
No es desear la muerte a nadie, es la respuesta que la gente tiene más a la mano para descargar su enojo y hasta la ira.
En un viaje relámpago por los medios para ver las declaraciones del presidente en sus mañaneras, en torno a la pandemia, encontraremos la razón del encono. El 28 de enero del año pasado (2020), cuando la propagación del coronavirus se ve dramáticamente en varias poblaciones de China, generando nerviosismo en la economía internacional, el Presidente declaraba que el país está preparado para enfrentar la situación. “Es nuestro país, afortunadamente, de los países más preparados y con menos riesgos por la afectación de este virus, para que estemos tranquilos, desde luego atentos, pero tranquilos”.
Hoy, tenemos 150 mil muertos.
El 31 de enero (2020): No debe de haber alarmas, se piensa que no es tan dañino, tan fatal este virus llamado coronavirus; sin embargo, inquieta, bueno, tan es así que altera la paridad del dólar con relación a las monedas del mundo.
El 4 de marzo (2020), el presidente decía: “eso de que no se puede uno abrazar; hay que abrazarse, no pasa nada”. La disciplina se relajó.
El presidente pone el ejemplo. Hace giras, viaja en aviones de líneas comerciales y asiste a eventos masivos sin cubrebocas, en contradicción abierta con la propaganda del mismo gobierno invitando a la ciudadanía a guardar distancia y a usar el accesorio. Menosprecio a las recomendaciones sanitarias. Como diciendo a mí la pandemia me hace lo que el viento a Juárez.
Es más, hasta se burlaba del miedo. El 18 de marzo apareció mostrando sus famosos “detente”, estampitas de santos que lo protegían, y sustentando que “no mentir, no robar, no traicionar, ayudan mucho a que no dé el coronavirus”.
MUCHA GENTE SE ha aprovechado de la situación para descargar la burla en él y su coordinador de la pandemia, el ya célebre doctor LÓPEZ GATELL, por aquello de que el presidente no se contagia porque tiene fuerza moral.
¿Qué pasó con la vacuna que se dijo le fue administrada en octubre? Muchos piensan que se declaró enfermo, para que el pueblo vea su sacrificio. ¡Por Dios!
QUE EL PRESIDENTE se recupere pronto, porque el país no puede seguir en la incertidumbre. Desafortunadamente se han producido reacciones de encono que son, a su vez, lecciones que el propio presidente tiene que aceptar.
NO MÁS OCURRENCIAS que luego se le reviertan, como está ocurriendo ahora.
NO POLARIZAR más el ánimo.
NO SEGUIR RESPONSABILIZANDO A SUS ANTECESORES. Debe aceptar que el presidente ya es él.
COMO SE LO RECOMENDÓ ELENITA PONIATOWSKA: Deje descansar haciendo una pausa con sus mañaneras. El hartazgo ya está a la vuelta de la esquina.
¡USE EL CUBRE BOCAS!
POR FAVOR, no politice las vacunas. Los que fueron promotores del voto en su campaña, ahora conocidos como “Cuervos de la nación”, perdón “siervos de la nación”, no deben ser los vacunadores ni pasar de casa en casa levantando un censo de personas y pidiendo copia de la credencial de elector. Eso a la gente la jode mucho. De lo contrario, la otra lastimosa lección será la derrota electoral.
MORENA, su partido, debería clausurar su miserable campaña prometiendo que la mitad de su presupuesto será destinado a la compra de vacunas. Si no es él, que el INE le imponga la multa correspondiente.
ESTO VA DIRIGIDO también a los gobernadores de la “oposición”. Primero, a ver cómo le hacen para importar la vacuna. Luego, a ver cómo condicionan la aplicación de la misma. Estaremos pendientes.
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