Por Bárbara Heredia
El Zócalo de la Ciudad de México ha sido un lugar de encuentro popular y de manifestaciones diversas, las élites en el poder han querido perpetuar su presencia y dejar huella ahí, por eso la gran plaza siempre ha lucido diferente pero siempre viva y cálida.
En el gobierno de Ernesto Zedillo fue la bandera monumental la que resaltó como un simbolismo, obra que estuvo a cargo de la Sedena, que para colocar al lábaro patrio hasta destruyó parte de un monolito que salió al excavar el cimiento.
El gobierno de Enrique Peña le dio vida al promover ferias culturales y comerciales nacionales e internacionales, en donde igual se presentaban artesanos y artistas nacionales que de otros países del mundo.
En su época gloriosa, fue sede de la cultura mexica que impuso sus magníficos templos, pirámides relucientes de colorido y misticismo. Sus esculturas así como todos los vestigios se pueden encontrar ahora en el Museo del Templo Mayor, construido a semejanza del templo principal de los aztecas, en cuya cúspide prevalece el adoratorio a Tláloc y Huitzilopochtli, representando el norte y el sur, el agua y el fuego.
Hombre disfrazado del chamán que te hace limpias contra las malas vibras
A la llegada de los conquistadores españoles, la Catedral Metropolitana fue el símbolo que prevaleció entre la comunidad y todos los vestigios mexicas fueron escondidos en las catacumbas o recubiertos con bloques de cemento.
En la actualidad, no hay algo que la haga lucir diferente, ni siquiera el hecho de que ahora el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador despacha en Palacio Nacional, dejando atrás la tradición (desde 1934) de sus antecesores, de trabajar en la residencia oficial de Los Pinos, convertido en espacio público a partir de diciembre 2018.
Con la pandemia de COVID 19, la gran Plaza debería lucir desierta, pero no es así, cientos de personas pasan por doquier, algunas sin cubrebocas, ni careta ni nada, andan caminando como si anduvieran en la playa, continuando la cadena de contagios que hasta el 14 enero de 2021 alcanzó a 1,2 millones personas y 136 mil 917 muertos por la enfermedad.
