CIUDAD DE MÉXICO.- Se ha puesto de moda el consumo de suplementos con vitamina D, así como la A y la E, coadyuvan con el sistema de defensa del cuerpo, particularmente el pulmonar, afirmó Humberto Astiazarán García, profesor de la Coordinación de Nutrición del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), sin embargo no son necesarios si una persona lleva una dieta balanceada ya que el cuerpo se encarga de mantener en equilibrio estos nutrientes.
En cuanto a la vitamina D, explicó que es importante tener en cuenta que su presencia en el cuerpo humano se compone en un 80% mediante la síntesis celular que el cuerpo realiza a través de la exposición a los rayos del sol, mediante la radiación UV-B (290-320 nm) y el 20% corresponde a la ingesta de alimentos que contengan dicha vitamina.
Los alimentos ricos en vitamina D son aquellos de origen animal, especialmente marinos (peces y mariscos), quesos, yogur, yema de huevo, aguacate y los hongos.
El académico puntualizó que a medida que se ha vuelto parte de la cultura general la certeza de que la vitamina D se genera en el cuerpo a través de la exposición a los rayos del sol, desafortunadamente también se han popularizado prácticas poco saludables, como el bronceado natural por periodos prolongados o las camas de bronceado artificial, hábitos que se han asociado como factores de riesgo para la aparición de cáncer de piel.
Astiazarán García, quien es miembro de la Academia Nacional de Medicina de México, indicó que las asociaciones de salud coinciden en que solo es necesario exponer al sol rostro, brazos, manos y cuello, por periodos de dos horas diarias en regiones donde hay poco sol o el invierno es muy crudo, como los países nórdicos, y de diez a máximo treinta a minutos diarios en zonas con veranos intensos.
Para asegurarse de que se hace lo apropiado para tomar el sol necesario, el académico comentó que lo más aconsejable es tomar un paseo a pie al aire libre diariamente, ya que el hecho de sentarse cerca de una ventana o conducir un auto no garantiza que los rayos ultravioleta lleguen a la piel, debido a que muchas ventanas contienen películas que filtran dichas emisiones.
Asimismo, señaló que la necesidad de exponerse al solo varía en las diferentes etapas de la vida; por ejemplo, dijo, se sabe que un bebé que toma leche materna ingiere la cantidad de vitamina D que necesita, ya que es el mismo cuerpo de la madre el que se encarga de regular la cantidad del nutriente necesario.
Por otro lado, agregó, se sabe que la eficiencia del organismo de un adulto mayor para sintetizar la vitamina D a través de los rayos del sol puede reducirse hasta en un 50%, por lo que este grupo poblacional debe de tener una mayor consideración en su exposición al sol y una dieta balanceada.
Por último, el investigador indicó que las personas con más cantidad de grasa corporal están propensas a presentar problemas asociados con deficiencia la vitamina D, ya que, al ser un compuesto liposoluble, la vitamina D es capturada por las células del tejido adiposo, pudiendo decirse que, virtualmente, queda “atrapada” en el tejido graso.
Ingerir suplementos en exceso de esta y otras vitaminas, minerales u hormonas puede propiciar un desbalance en el organismo que, en algunos casos, lleve a ocasionar el efecto opuesto al que se desea. Por lo anterior, se recomienda siempre hacerlo bajo la supervisión de un experto de la salud, de preferencia certificado por organismos académicos reales. Esto último es de especial relevancia, ya que por la emergencia sanitaria han surgido múltiples pseudoprofesionales amparados en títulos apócrifos de organizaciones con nombres “interesantes” que ofrecen sus consultas online.