Por: Mario Ruiz Redondo
Mi solidaridad con el colega y amigo Joaquín López Doriga, y con la familia de mi excompañero reportero en El Universal, Juan Bustillos Orozco.
Esta Noche de 24 de diciembre, nunca más será Buena para las familias de miles de médicos, enfermeras, camilleros, técnicos, personal de intendencia y trabajadoras sociales, que han caído en desgracia, al ver morir a esposos, padres, abuelos, hermanos, tíos, primos, amigos, víctimas del letal Covid-19, que sigue causando graves estragos en todos los hospitales del país.
Amarga Navidad el viernes 25 del 2020, en un amanecer lleno de tristeza por no contar nunca más con el ser querido, contagiado por el insuficiente equipamiento y por aquellos enfermos que de manera irresponsable no acataron las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, del uso de cubre boca, sana distancia, higiene y confinamiento, y de otros que a pesar de cuidarse han sido infectados y hoy parte de la estadística oficial.
Decesos que continúan y que ubican a México en el nada honroso primer lugar mundial de muertes por coronavirus entre sus trabajadores de salud, cuya cifra actual es ocultada perversamente por las instituciones del Sector Salud, que nos lleva a remontarnos a la primera semana de septiembre, en que Amnistía Internacional aseguraba que para entonces sus investigaciones revelaban que hasta ese momento sumaban mil 320 defunciones confirmadas, por encima de las mil 77 de Estados Unidos, 649 de Reino Unido y 634 de Brasil, de un total de siete mil en todo el planeta.
Por aquellos días, se estimaba de manera extraoficial que de los 97 mil 632 enfermeros, doctores y otros empleados de hospitales en México, habían sido diagnosticados con Coronavirus, desde que comenzó la pandemia. Aproximadamente el 17 por ciento de todos los casos en el país hasta ese momento
Información de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), precisaría que el Continente Americano padece el mayor número de infecciones entre los trabajadores de salud a nivel mundial. En Estados Unidos y México -que tienen algunas de las cifras más elevadas de infecciones en el mundo-. representan uno de cada siete registrados.
Datos no oficiales estiman que el número actual en el fin de año, estaría por lo menos en cinco mil, ante el empeoramiento de la epidemia-pandemia que ha adquirido una dimensión que ha rebasado los vaticinios de un pronto “retorno a la normalidad”.
Muertes de quienes sin todavía contar con el respaldo suficiente para salvaguardar sus vidas al mantenerse en riesgo permanente en las Areas Covid-19, en el territorio nacional, que el contador, que no epidemiólogo palaciego, Hugo López Gatell Ramírez, no cuenta porque no le interesan a su jefe y soberano, que en buen número de casos se mantienen en la línea de combate sin los equipos y pertrechos necesarios para ganar la guerra.
Un vocero que hace la tarea de secretario de Salud, sin mayores fundamentos serios, sino simplemente especulativos que lo han hecho perder totalmente la credibilidad de la mayoría de una sociedad nacional, que todavía lo recuerda cuando el 4 de junio se atrevió a advertir que llegar a los 60 mil decesos, sería “catastrófico” para México.
Pues no solamente se llegó pronto a la cifra en agosto y por la noche del miércoles 23 de diciembre, el número de mexicanos fallecidos por el coronavirus, es ya de 120 mil y un millón 350 mil contagiados, sin que el flamante subsecretario de Salud, utilice otro de sus calificativos ocurrentes, que bien podríamos definir con de una absoluta tragedia para la Nación.
Y la pregunta sigue vigente para el Presidente Andrés Manuel López Obrador: ¿Cuántos médicos y trabajadores de las instituciones de Salud, así como de los diversos sectores de la población, necesita que mueran para que decida usar cubre boca, mantener la sana distancia y recluirse por los menos unos días en su Palacio, para servir de ejemplo a sus fans de que el Coid-19, no solamente es real, sino de alta letalidad?
No deja de llamar la atención que el Jefe del Ejecutivo federal, no solamente ha menospreciado el sano consejo de los especialistas de la Organización Mundial de la Salud, en materia preventiva, sino que a diario se expone en sus conferencias mañaneras de su Palacio, a sabiendas que son un buen número de casos de contagio de Coronavirus, registrado entre los asistentes.
¿Acaso encontró la fórmula que le hace inmune ante la amenaza latente del virus exterminador? Si es así, ¿por qué entonces no la revela para que la mayoría de los 130 millones de mexicanos se la aplique y dejen de morir decenas de miles que se encuentran en situación de riesgo?
Pero mientras lo averiguamos, los cuestionamientos siguen: ¿Hasta cuándo el Gobierno de la República, dejará su postura evidentemente electoral, de no imponer medidas más severas a quienes no acaban de entender que el uso de todas las medidas preventivas debe ser no solo cuestión de buena voluntad, sino de obligatoriedad sancionable, con carácter de urgente ante la reactivación de la emergencia nacional sanitaria que casi colapsa la red hospitalaria de toda la república?
El precio que se paga en vidas humanas es muy alto, tanto entre quienes atienden como en los enfermos, que en casos extremos tienen que ser sometidos a la intubación, con resultados no siempre alentadores por los severos daños causados principalmente en los pulmones, a los que se agregan los de tipo colateral, que repercuten en riñones, hígado, páncreas, corazón y cerebro, principalmente.
Un problema que empeora y obliga a Zoe Robledo Aburto, el titular del Instituto Mexicano del Seguro Social, a solicitar la solidaridad del personal médico de sus hospitales en el país, a apoyar a sus colegas en la capital nacional, debido a la saturación de los servicios, ya que el IMSS, no solamente atiende a la población derechohabiente, sino a todos los enfermos, sin ningún distingo, que requieran de la institución a lo largo y ancho de la geografía nacional.
Carga adicional que aún no se cuantifica, pero que sin duda mantiene en aprieto a la principal trinchera del Sector Salud, que no obstante su privatización progresiva, significada por la subrogación, sigue constituyendo el principal factor de equilibrio social en nuestro país, al tener la mejor infraestructura hospitalaria y médicos reconocidos internacionalmente, como ocurre también con las demás instancias del ramo.
Una emergencia sanitaria en la capital nacional no vista en mucho tiempo, que motiva la Secretaría de Salud (SSA), y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), a requerir la presencia de contingentes de sus filiales en todas los estados, para reforzar las áreas de atención Covid, donde médicos, enfermeras y demás personal, independientemente de su cansancio por trabajos forzados durante los últimos 10 meses, se enfrenta al colapso por la saturación.
Desesperación que lleva a la administración federal a solicitar al gobierno cubano el envió de 500 especialistas cubanos, para sumarse a esta contingencia sanitaria.
Hace apenas unas semanas, el Senado de la República otorgó la Medalla Belisario Domínguez al personal médico fallecido y a los que continúan laborando en condiciones cada vez más difíciles, como reconocimiento a su esfuerzo que raya en el heroísmo, en el que el 49 por ciento de los decesos ha correspondido a doctores.
Una decisión que no fue del agrado de quienes laboran en los hospitales Covid-19, pues prefieren que en lugar de medallas se les equipe mejor, ya que a pesar de las denuncias de la mala calidad de las vestimentas y demás insumos, las autoridades hacen caso omiso, por lo que se ven en la necesidad de adquirir con sus propios recursos, cubre bocas de mejor calidad, lo mismo que vestimentas de protección.
Toda una serie de situaciones por demás adversas que desde la declaración de pandemia, han enfrentado, incluyendo agresiones no solamente verbales, sino físicas, que han llegado hasta el atentado a la vida de algunas enfermeras, por parte de familiares molestos por la muerte de sus enfermos.
Surgimiento de voces de alarma entre el personal médico, una vez que desde el Reino Unido se informa en cuestión de menos de una semana, el descubrimiento de dos cepas de coronavirus, la segunda de ellas aún más contagiosa y agresiva.
Reporte este miércoles 23 de diciembre del Ministerio de Salud británico, de la detección de la segunda variante del virus, en dos personas que arribaron a Londres, procedentes de Sudáfrica, que al ser analizada permite clasificarla como “muy preocupante, por contener más mutaciones, que la recién descubierta en territorio inglés, que ha comenzado a extender con rapidez en el sur del Reino.
Y mientras en México aún no se aplican restricción alguna a los vuelos procedentes de Inglaterra, allá el gobierno británico ha determinado imponerlas de manera inmediata a los viajes a Sudáfrica y cuarentenas a las personas que hayan regresado de ese país en las últimas dos semanas, lo mismo que a las personas con que hayan tenido contacto.
Una nueva declaratoria de emergencia sanitaria a más regiones inglesas, que llevarán a la aplicación de medidas preventivas extremas contra la pandemia ante la expansión registrada en los últimos días, debido a que se transmite a mayor velocidad que las demás versiones anteriores del coronavirus.
Luces de advertencia que se encienden y se mantienen en señal de advertencia de la gravedad del problema representado por el Covid en México, que llega también desde la Universidad estadounidense de Stanford, que afirma que la ciudad de México está en camino de colapsar sus hospitales, ya que “en todos los escenarios y políticas, la capacidad actual parece insuficiente”.
Pronóstico de un estudio elaborado conjuntamente con el Centro de Investigación y Docencia Económicas
(CIDE), que revelan que en el peor de los casos, la demanda de camas podría superar las 35 mil, por lo que los funcionarios responsables deben priorizar la rápida expansión de la capacidad de sus nosocomios..
Fin de año y de grandes retos que seguramente complicarán todo el sistema de atención, al parecer inminente el desacato social en los días festivos de Nochebuena, Navidad y Año Nuevo, para aquellos a los que el Covid aún no toca a sus puertas.
Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.
Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.
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