La voz elegante y cavernosa de José Manuel Aguilera se mezcla con los sonidos sinfónicos que esta banda local ofrece, dando otro otra tonalidad a las canciones de La Barranca. Escucharlas desde otra perspectiva, deconstruirlas, no es un trabajo fácil; es una constante en cadfa producción, es decir, el no repetirse así mismos. Eso en parte obedece a los distontos cambios de alineación, pero siempre logra su propósito, que es seguir sonando a ellos mismos a pesar de explorar diferentes matices y y sonidos.
Incluso me parece que este es uno de los discos más arriesgados que he escuchado al incorporar a una banda sinfónica municipal en vez de, no sé, elementos electrónicos, algún DJ o incluso música de otros países, no. La Barranca siempre sido fiel a sus raíces mexicanas, ha conservado en todo momento ese estilo y ha empleado cualquier herramienta a la mano para crear nuevos estilos, incluso en estos momentos en que se retoman viejos temas para acoplarlos a su sonido.
Sobresalen canciones como Dentro De Un Siglo, La Fuga De Rubén, El Alacrán, Animal En Extinción (que desde que escuchas los primeros acordes te darás cuenta de la maravilla que será este disco), En Cada Movimiento, La Tempestad, Por Dónde Pasas, o la poderosa Don Julio, que pasa de ser un instrumental con sabor a rock pero aquí llega a horizontes jamas pensados.
Quien fuera a pensar que La Barranca llegaría tan lejos siendo una banda de culto, tal vez la más importante en nuestro país, y con tan afortunado derroche de creatividad que no ha parado desde sus inicios hace poco más de 25 años, y no parece que quiera parar. Afortunadamente tenemos Barranca para rato, sin importar cuánto tiempo pase para que un nuevo disco salga la venta, las ganas de seguir haciendo música con esta banda ahí están, intactas.