Sergio Gómez Montero*
Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano,
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer
L. García Montero: “Nube negra”
El poco a poco avanza y sigue causando estupor y miedo entre los enemigos y los intelectuales orgánicos que como gallinas cluecas baten las alas y no dejan de kikiriquear agudamente. El panorama no cambia, pues mientras por un lado la 4T ejecuta ligeros cambios que duelen –aumento al salario mínimo, modificar levemente la ley del BdeM, la subcontratación para febrero–, por el otro –empresariado rejego, comentócratas de todo tipo, prianistas, etcétera– no cesan con sus críticas y amenazas anunciando un próximo año turbulento, que será sin duda amargo para AMLO, con una ventaja sólo: pasará un fin de año en apariencia tranquilo. Esa dinámica de ir y venir, que cansa a veces a quienes la vemos repetirse una y otra vez, no cesa, cansinamente se repite, como si el país no necesitara cambios para ser otro, un poquito más justo, más equilibrado, sin distancias tan enormes entre quienes todo lo tienen y quienes casi no tenemos nada.
Pero, ¿por qué los que han acumulado tanto históricamente se resisten, casi de manera histérica, a las ligeras modificaciones sociales que hoy se impulsan en el país, como si eso fuera una tendencia sólo propia de aquí, de México? No, basta leer tan sólo lo que sucede a nivel mundial con la inversión extranjera directa (CEPAL) para darse cuenta que, sin duda, la disminución que ese indicador económico muestra a nivel mundial, indica una reconfiguración, también mundial pues, en marcha, en donde el capital está buscando nuevos caminos para garantizar de una u otra manera sus ciclos de explotación y reproducción, pues él no puede vivir sin explotar cada vez más y reciclarse continuamente. Allí, el problema económico central, para los países en general, es evitar cómo en ese proceso de reciclamiento se puede salir menos golpeado y, si es posible, con la posibilidad de evadirse en definitiva de la organización social capitalista (tomar el ejemplo de China, para ver que es posible), lo cual, entre otras cosas, requiere experimentar a través del diálogo cómo construir un mundo que pueda sostenerse económicamente sin depender del capital, lo cual sí dolería en verdad a un empresariado necio, pequeño y obcecado en procesos de explotación tan salvajes como los ejecutados por el neoliberalismo.
Es decir, habría que comenzar a diseñar, ya, mecanismos de diálogo e intercambio de experiencias no sólo para bloquear las medidas absurdas de la OEA en contra de Venezuela, sino buscar pláticas multilaterales que, más allá de la “empatía” (palabra que repugna a AMLO), consideren cada vez más la creación de un mundo paralelo, sustentado en el justo intercambio de bienes y cuidado del medio ambiente, que sea una opción verdadera, a nivel mundial, para superar los problemas del “desarrollo” capitalista.
Si eso se llegara a concretar, entonces sí, en serio, el empresariado retrógrado mexicano y sus corifeos tendrían que comenzar a temblar.
Todo, si la virgencita de Guadalupe lo permite.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx
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