Francisco Gómez Maza
De la abundancia de su corazón habla su boca
Laboratorios siguen en la transa; verdad Zoé
Lo que no veas con tus ojos no lo inventes con tu boca, como lo afirma el colega Rodolfo González Sarrelangue… O, no hables en demasía, vilipendiando al otro, sólo porque tu lengua no tiene huesos. Además, te enorgulleces e incluso te sientes un pavo real del periodismo.
No lo hagas nomás porque te pagan por decirlo o escribirlo, o porque, en tu ingenuidad, te utiliza un poder para atacar a otro. O lo escribes movido por un embute.
Esta actitud, que lleva hasta al deseo de satisfacer el instinto aseso, es denigrante, humillante, porque al final del cuento se conoce la mera verdad y quedas como un perfecto mentiroso, gañán de siete suelas.
Aunque llega el momento en que, si te califican como lo peor de la fauna humana, te importa un bledo; te vale, como decimos en lenguaje popular, que te califiquen de corrupto, impune, simulador o cínico, calidades pornográficas que no van con tu esencia y proceder de “periodista”.
De estas liviandades absurdas, dia-bólicas, está embarazado el cerebro de los “periodistas” que se dedican a inventar “noticias”, en el afán de desprestigiar al máximo la imagen del contrario. O de enriquecerse vendiendo su alma al diablo.
Pero he de decir que así ha sido en toda la historia de la humanidad. Los contrarios generalmente se repelen porque sus intereses están encontrados, salvo cuando de intereses comunes se habla. Entonces, se da la conjunción, la unión, de los contrarios. Cada uno por su lado, lucha por lo mismo, generalmente privilegios que otorgan las clases dominantes a cambio de la sumisión. Pero en tiempos “normales”, los perdedores lloran como plañideras, no porque haya muerto un ser querido, sino porque pierden privilegios, posiciones de poder, cuando su contrario se impone sobre de ellos.
Entre tanto, no descansan, porque tienen el apoyo de ciertas clases dominantes, (trabajan, escriben para ellas, o reproducen lo que ellas les ordenan que publiquen, y lo único que desean, y así lo manifiestan día con día, es ver al adversario vencido, humillado, y hasta muerto. Sí. Viven atormentados por su instinto asesino, magnicida.
Pero no tienen remedio, como dijera el asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta de Manuel Camacho Solís, cuando éste no se conformaba con el hecho de que el elegido para la sucesión de la “familia revolucionaria” hubiera sido el muchacho de Magdalena de Kino.
Y la verdad es que los inventores de noticias, o los manipuladores de informaciones trascendidas del contrapoder, no tienen remedio. Así, con enjundia perversa, han actuado, han alquilado su pluma, desde que tengo memoria. Y no cambiarán. Me estoy temiendo que el ser humano es refractario al cambio.
A DESFONDO: Una pregunta que vale la pena hacerse y que un periodista le planteó al presidente López Obrador, hace alrededor de un mes, en la mañanera (y que por cierto, el presidente prometió que vería el problema Zoé y no ha abordado), es si laboratorios ya sancionados pueden seguir participando en las licitaciones, sobre todo si hay elementos que demuestren colusión entre empresas que han dañado al erario como Instrumentos y Equipos Falcón, Laboratorios PISA y Centrum Promotora Internacional, mismas que llegaron a vender más de 60% de medicamentos e insumos para la salud en sexenios pasados, y que a pesar de haber sido sancionadas continúan vendiendo en el actual gobierno.
Sólo basta recordar – me informan fuentes cercanas al sector salud- que el Seguro Social le adjudicó a Centrum Promotora Internacional, en propuesta conjunta con Cashfin Financial Services, Disimed, Ticcmed y Rochem de México, 10 partidas de la Licitación Pública Electrónica Internacional Bajo la Cobertura de los Tratados de Libre Comercio número LA-050GYR988-E7-2019, para el Servicio Integral de Estudios de Laboratorio Clínico 2020-2022, por mil 993 millones de pesos más IVA.
Así resalta también el caso de la firma Centrum Promotora Internacional, de Valentín Campos, que sigue sumando contratos en el sector salud. Esta empresa obtuvo 170 contratos con el gobierno federal en los últimos cuatro años, aunque desde el 2016 fue investigada por la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), por presuntas prácticas monopólicas absolutas en el mercado de servicios integrales de estudios de laboratorio y banco de sangre.
En abril de 2016, Cofece inició investigaciones por prácticas monopólicas en contra de Centrum y, curiosamente, esa empresa ganó contratos en la actual administración del IMSS, misma institución que la denunció en ese tiempo. Se trata de diversos convenios por los servicios integrales de cirugía de mínima invasión (laparoscopia) y de laboratorio en el IMSS. Sumado a instituciones que le han comprado en este sexenio como el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz; Servicios de Atención Psiquiátrica; y el Instituto Nacional de Pediatría.
Si bien la tardanza de más de 4 años en este proceso por parte de la Cofece obedece a que el IMSS recién licitó una nueva adquisición de los servicios de banco de sangre, que fueron asignadas a algunas de las empresas integradoras ahora sancionadas, como es el caso de Impromed, que justamente es de las que recibe las sanciones más elevadas de parte de Cofece, y aun así obtuvo estos servicios hasta el 2022.
Bajo la actual ley antimonopolios, la autoridad tiene facultades no sólo para imponer multas, sino para determinar sanciones penales, y también desmantelar las compañías. E Igualmente el IMSS podría pedir pago de los daños comprobados.
Las empresas sancionadas en gobiernos anteriores y que siguen ganando licitaciones del IMSS son: Selecciones Médicas (Seme), Selecciones Médicas del Centro (Semece), Centrum Promotora Internacional (Centrum), Impromed, Hemoser, Instrumentos y Equipos Falcón (Falcón), Dicipa, Grupo Vitalmex (Vitalmex), Vitalmex Internacional, Vitalmex Administración y Vitalmex Soporte Técnico, así como a 14 personas físicas que participaron en representación de éstas en licitaciones de 2008, 2010, 2011 y 2015.
Estas conductas generaron un daño al erario de al menos mil 200 millones de pesos por el pago de sobreprecios por parte del IMSS y del ISSSTE a las empresas sancionadas. En algunos casos, el sobreprecio fue de hasta 58.8 por ciento, que se pagaron a lo largo de diez años.
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