Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
Cuando en México se detectó el primer caso de Covid-19, el 27 de febrero pasado, nunca imaginamos que el número de fallecimientos causados por esta pandemia llegaría a superar los 100 mil muertos ni que los contagiados pasarían del millón de personas. Estos son, pues, los datos oficiales proporcionados por las autoridades sanitarias el 19 de noviembre pasado, cuando nuestro país llegó a los 100 mil 104 fallecidos y a 1 millón 19 mil 543 contagios. Sin embargo, el sub secretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, ha reconocido, de acuerdo a otros datos, que “la cantidad de personas fallecidas por Covid podría ser mayor, se habla de tres veces más, de las que presentamos aquí cada noche…” según lo declaró en su conferencia de prensa, el 2 de julio pasado.
Con estos números, nuestro país ocupa, a nivel mundial, el lugar número 11 de contagios, cuarto en el de decesos y primero en muertes de trabajadores de salud. Esto último, de acuerdo a un informe de Amnistía Internacional. Posiciones poco honrosas que justifican los cuestionamientos que, reiteradamente, se han hecho sobre la estrategia para enfrentar la pandemia a las autoridades de salud y, concretamente, al responsable y vocero oficial de este tema, el sub secretario López-Gatell, porque del Consejo Nacional de Salud y del Consejo de Salubridad General, órganos colegiados para mejorar y fortalecer el Sistema Nacional de Salud, poco se sabe.
El Covid-19, está causando graves estragos. A nivel mundial, se registran ya más de 60 millones de contagiados y casi millón y medio de decesos. En el monitoreo que lleva la Universidad Johns Hopkins sobre 191 países, los EUA encabezan la lista de fallecimientos con casi 262 mil, seguido por Brasil, la India y México (102.7 mil).
En materia de contagios, la Unión Americana también lleva la delantera con 12.7 millones de casos, le siguen la India y Brasil. En este rubro, México se encuentra en el lugar 11, dentro del grupo de los que han rebasado el millón de infectados.
En número de decesos, nuestro país ocupa el cuarto lugar desde hace varios meses, con un promedio de entre 400 y 500 muertos diarios. De acuerdo a estos datos, difícilmente se podría hablar de una curva aplanada ni de una amenaza de rebrote de la pandemia, cuando, hasta la fecha, no se ha dado una disminución considerable de fallecimientos, como ha sucedido en países de Europa, en donde, ahí sí, ahora enfrentan una nueva oleada de la pandemia.
Después de nueve meses de Coronavirus y de medidas de confinamiento para enfrentarlo y, a pesar de las numerosas conferencias de prensa, con exceso de retórica, más combativas que informativas, persiste la confusión sobre nuestra realidad pandémica. Entre la sobre información, la politización del tema, los mensajes contradictorios y los malos ejemplos, hay dudas entre algunos sectores de la población, sobre la existencia real de esta enfermedad, a pesar de que “las personas que fallecieron, ya fallecieron”, por citar al clásico.
Y es que, en su estrategia mediática para tratar de convencer sobre la eficacia de las medidas para combatir el Covid-19, que, por cierto, en pocos meses se ha convertido ya en la primera causa de muerte en nuestro país (World Life Expectative), el polémico Dr. López Gatell gusta de armar frases insólitas, por llamarlas de alguna manera. Hace poco menos de un mes, el sub secretario se defendió, ante una pregunta que obligaba a una respuesta tajante, sobre la utilidad o no del cubrebocas, a lo que contestó: “no digo que no sirve, sirve para lo que sirve y no sirve para lo que, desafortunadamente, no sirve.”
Y, después de insistir en la inutilidad de la mascarilla durante 9 meses, “su uso se ha sobrestimado, no sirve para prevenir el contagio del Coronavirus”, solía decir, ahora parece dar marcha atrás. Al calificar de “discusión estéril” los señalamientos en contra de la autoridad por no recomendar lo suficiente el uso del cubrebocas, pidió a los medios de comunicación dedicar sus primeras planas a difundir el mensaje ”usa tu cubrebocas”.
Las contradicciones y las frases desafortunadas, poco ayudan a que la población aprecie la gravedad de la pandemia y confíe en las palabras de la autoridad. Mientras que para unos mexicanos, el Covid-19 y sus consecuencias, ha significado una verdadera tragedia, por el número de muertos, por el dolor de los que han perdido personas cercanas, por los padecimientos de quiénes se han quedado sin empleo, sin negocios, sin fuentes de ingreso, para otros, la pandemia “vino como anillo al dedo para la Cuarta Transformación…”
La expresión es de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, que seguramente en el futuro, si acaso, se le recordará por su insensibilidad y muy inoportuna y desafortunada afirmación, justo cuando en el país se registraron más de 100 mil pérdidas de vida y más de un millón de contagios. Vaya que, en verdad, no son como los de antes, esos, que ya empezamos a extrañar.
Para concluir, una buena y una mala noticia.
La buena. Se ha informado que, para diciembre, es posible que la vacuna antivirus llegue a nuestro país.
La mala. En un estudio de Bloomberg News, sobre las medidas que, en cada una las 53 economías más grandes del planeta, se han tomado para enfrentar la pandemia de manera efectiva, México aparece en el último lugar. De 10 indicadores, reprobó 7, calificándolo como el peor lugar para vivir en la era del Coronavirus.
Noviembre 26 de 2020.
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