Por Gabriel Pereyra
Dentro de las sorpresas que me ha dado la elección para presidente de la República del gobierno de los Estado Unidos de Norteamérica la más importante fue la censura que le aplicaron al inquilino de la Casa Blanca las cadenas ABC, CBS Y NBC. Donald Trump comentaba una información sobre el proceso electoral y las cadenas de televisión interrumpieron la transmisión porque “lo que decía eran absolutamente mentiras y no vamos a dejar que siga” sobre el proceso electoral. La Cadena Fox News, no corto la transmisión, pero más tarde desmintió las palabras del presidente. Un locutor que antes lo defendían comentó que no era verdad lo que el ya “casi expresidente” decía. Las empresas informaron al público que suspendieron la transmisión porque no habían visto sus corresponsales nada que constituya un fraude o un abuso del sistema. Después de este accidente de comunicación, veo e interpreto que Trump perdió las elecciones. Nadie a quien la censuran en esa forma puede seguir gobernando.
Lo ocurrido con las cadenas de noticias demuestra que no están dispuestas a seguir sus juegos, mentiras y balandronadas para que defraude y abuse del sistema. El corresponsal John Roberts, de la cadena Fox News, explico que su empresa tiene el dilema de seguir apoyando a Trump o la obligación de verificar sus acusaciones, todo parece indicar que aún sus aliados le han perdido la confianza y no quieren seguirlo en sus mentiras. Por otra parte, los medios de información tienen la obligación de acatar las sentencias de la Corte Suprema de la Nación en los casos de Near vs Minesota 1931 y New York Times Co. Vs Sullivan 1964…” que se refieren a la inexactitud de la información o actúan con imprudente desprecio a la verdad”…
Para millones de estadounidenses Trump ha hecho lo que se comentó que los rusos habían intentado hacer, ensuciar las elecciones y desestabilizar el país. El auto federal de 2018 contra los piratas informáticos rusos que interfirieron con las elecciones afirmaba que habían organizado “una guerra de información contra los Estados Unidos de América” mediante una siembra de confusión y desconfianza que perjudicaba la integridad de las elecciones y minaba la legitimidad del Gobierno resultante. Eso es lo que está haciendo Trump ahora, lo que equivale a traicionar a su país. Estas elecciones dejan también un país envenenado, dividido tras unas elecciones que después de las expresiones de Trump millones considerarán ilegítimas Es sin duda un país que perdió la posibilidad de ejercer su influencia en el mundo omo una sociedad democrática. Si no fuera trágica, seria cómica, esta situación. que se da desde la Casa Blanca
Si bien los medios americanos tienen que acatar sus disposiciones constitucionales, hay algo más grave, que es el efecto demostración que deja esta censura. Es el hecho de que otros medios de comunicación quieran censurar a una persona o institución porque piensa, imagina o saben que está mintiendo Esa situación sin un basamento jurídico es un abuso de autoridad imperdonable del medio de comunicación. A las agencias informativas de otros países, como México no tiene ninguna autoridad para calificar las expresiones de las personas. Nadie les da autorización, nadie tiene derecho a censurar a una persona o institución. No se puede permitir en ningún medio que haga una censura publica y suspenda las transmisiones.
En México durante los años que gobernó el PRI y el PAN, llamados coloquialmente PRIAN las estaciones de Televisa de los Azcarraga y Canal trece, del Grupo Salinas censuraron a una serie de actores políticos, principalmente de izquierda. Andrés Manuel López Obrador, nuestro actual presidente, sufrió esta censura durante más de 18 años que duro su lucha política para llegar a la presidencia. Las televisoras, en nuestro país son concesiones que otorga el gobierno de la República al través de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, seguramente por eso y por la corrupción de las administraciones, eran obligadas a obedecer las indicaciones o instrucciones que les dan los personeros de la administración pública encargados de los medios de comunicación masiva.
Pocas son las sociedades que no han sufrido el acoso de la censura. Los gobiernos, los dueños del capital, los industriales siempre han querido tener una prensa que transmita a sus audiencias la realidad que ellos quieren. Son formas de censura no violenta y terriblemente efectivas. Para eso compran periódicos, sobornan a los periodistas, corrompen a los directivos y crean grandes unidades para proyectar una realidad que les convenga. En esa cultura se han manejado las relaciones entre el poder y la prensa en el siglo XX que gobernó el PRI y el PAN en el siglo XXI. Las cifras millonarias destinadas a “medios de información” denotan la corrupción a la que habían llegado las administraciones mexicanas.
La iglesia católica ejerció durante muchos siglos su derecho a decidir qué libros se publicaban y que libros no, en la más cruenta y brutal censura que ha existido en la historia de la humanidad; lo mismo ha ocurrido con los países socialistas que bajo el lema de “Con la revolución todo, contra la revolución nada”, mandaron a cientos de intelectuales y disidentes a prisión o a la muerte.
Importante lección de los pesos y contrapesos de la democracia que nos han dado los Estados Unidos. Un pueblo que afirma estar comprometido con la libertad y la democracia, que la censura la ejerzan una serie de empresas noticiosas es un motivo de atención para todos los que queremos construir una sociedad en libertad y sin censura con responsabilidades compartidas. Fin. ggpereyra@hotmail.com
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