Sergio Gómez Montero*
Como por arte de magia
en el sopor de la siesta
se despiertan las guitarras
C. H. “Tata” Herrera: “Alabanza del tamal”
Es natural, desde luego, que el tiempo pasado se borre de nuestra memoria. No hay razón, muchas veces, para conservarlo en la mente, sobre todo cuando los juegos de poder van de por medio. Pero, ¿por qué el pasado inmediato se borra sin razón cuando también operan los mismos juegos de poder? La pregunta viene al caso, hoy que diez gobernadores del país amenazan con romper el pacto federal –uno de los sustentos de la República– ahora que se comienzan a conocer los nuevos lineamientos de lo que será el presupuesto federal para el año próximo y que prevé limitaciones a los excesos que antes se tenían en lo que se refería al gasto público de los estados, cuando, sin limitantes, los gobernadores hacían y deshacían con él. ¿Por qué ahora y no antes, cuando el prianismo gobernaba?
¿Tan rápido se les olvidó el servilismo conque operaban en esos tiempos del pasado inmediato?
El país ha cambiado, si no radicalmente, sí se han dado algunos ajustes –algunos severos, otro no tanto– de 2018 para acá, una vez que el régimen de la Cuarta Transformación se hizo cargo del gobierno y se pusieron limitantes serias a la corrupción y a la impunidad. Los altibajos al respecto han sido varios, pero de que se ha avanzado en ese camino, se ha avanzado, y quienes más lo han resentido han sido precisamente algunos de los gobernadores del país quienes, lo escribí líneas arriba, no están conformes con las limitantes conque hoy manejan a sus entidades, culpando –siempre con intenciones políticas aviesas– al poder federal de inmiscuirse de más en la vida estatal. Un tema de por sí escabroso ese (¿o no mi estimado Marcos Reyes?), que remite al 115 constitucional, que requiere de una revisión muy precisa y prolija para que realmente sea el instrumento que hoy requiere el país para regular las relaciones entre el poder federal y los poderes de los estados, un debate que prevalece desde la época de la post-Independencia, cuando las pugnas entre centralistas y federalistas, y que obliga a leer lo mismo a Fray Servando Teresa de Mier, que a Lorenzo de Zavala (entre otros), que quizá los gobernadores que hoy cuestionan a AMLO no saben ni quiénes son.
Sí, valdría la pena que hoy el Legislativo se entrometiera en la polémica e invitara a un debate amplio al respecto para definir hoy sí, con rigor, las relaciones que se deben establecer entre estados y Federación para que a ambos les quedase claro, en términos de ley, sus derechos y obligaciones en los marcos que fijara la Constitución una vez que se revisara, y se modificara si fuera pertinente, esa Carta Magna de la Nación, para que así a todos quedase claro el qué hacer y qué no hacer en los marcos del Estado federal que hoy somos. Digo, para que así nadie anduviese brincando con un suelo que estuviera parejo y no se estuviera que abrir a cada rato la puerta de la Secretaría de Hacienda para los moches que siempre están buscando todos los gobernadores del país.
Digo, la cosa no está ahorita para los gritos de que a Chuchita la bolsearon otra vez.
*Profesor jubilado de la UP/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx
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