MÉRIDA, YUCATÁN.- Las abundantes y prolongadas lluvias causadas por el paso del huracán Delta, ocasionaron daños en el sistema hidráulico del paso deprimido, causando la inundación del túnel y, por consecuencia, la inhabilitación de la vía, que tuvo que ser cerrada.
A nueve años de haberse inaugurado y de la agresión a los ciudadanos que se oponían a la construcción del paso deprimido, un colectivo ciudadano se manifestó a favor de que se cierre definitivamente este túnel, fue una ”ocurrencia impuesta” señalaron los ciudadanos.
Sin embargo, el gobierno de Renán Barrera incluyó al paso deprimido en el catálogo de obras y proyectos en donde se incluye la reparación del distribuidor vial (“paso deprimido”) de la Prolongación Paseo de Montejo y Circuito Colonias, de la cual el alcalde ha declarado que se requiere alrededor de 10 millones de pesos para hacer las reparaciones.
De acuerdo con las estimaciones del Ayuntamiento de Mérida, el proyecto inicial de reparación del distribuidor vial del paso deprimido, ubicado en Prolongación Paseo de Montejo y Circuito Colonias, tendría un costo de 9,550,400 pesos.
De acuerdo con Sol Yucatán, hasta el momento, en la rehabilitación provisional del llamado paso deprimido se han invertido 2,550,400 pesos y se contemplan otros 7,000,000 para la etapa definitiva, sin que hasta el momento se haya informado en qué consiste el proyecto, según datos proporcionados por la Unidad de Transparencia del Ayuntamiento de Mérida.
En opinión de trabajadores que participaron en las obras de reparación del paso deprimido, el monto de la reparación provisional del distribuidor vial tendría un costo de menos de la mitad de lo reportado por el Ayuntamiento de Mérida.
El Ayuntamiento de Mérida habría invertido 2,400,400 millones de pesos en la rehabilitación de la primera etapa del distribuidor vial.
En los trabajos de desagües de la superficie de rodamientos, en el primer achique de aguas para retirar tres bombas dañadas de 20 HP, una bomba de 30 HP, así como la operación de cinco pipas de 12 mil litros a cargo de obras públicas, costó 545,400 pesos. La reparación de dos bombas de 40 HP tuvo un costo de 155 mil pesos y un segundo achique para instalación de bombas 240 mil pesos.
En los trabajos de reinstalación de sistemas de descarga de aguas se detalla el gasto de 180 mil pesos en la compra y suministro de dos bombas de 20 HP; 240 mil pesos en la instalación de nuevas tuberías de PVC hidráulico, 130 mil pesos en la instalación eléctrica y operación provisional de bombas de 40 caballos de fuerza, y 480 mil pesos en el suministro de tableros de control, más 100 mil pesos por la instalación eléctrica definitiva.
En la operación eléctrica exterior y bombas se contemplan 120 mil pesos de la adecuación de transformadores y tableros existentes, 50 mil pesos en el suministro e instalación de tableros de control, 50 mil pesos en el mantenimiento del transformador existente y 50 mil pesos para la limpieza con carcher de los pisos.
En la etapa intermedia, se destinaron 150 mil pesos para estudios hidrológicos de las actuales condiciones del suelo en donde se asienta el distribuidor vial, 90 mil pesos en estudios estructurales y arquitectónicos para una solución definitiva del distribuidor vial.
En el informe se contempla la inversión de 7 millones de pesos para el proyecto de rehabilitación definitiva del distribuidor vial, donde se incluye la licitación del proyecto y el cierre del paso deprimido para la ejecución, sin que se especifiquen más detalles.
La empresa encargada de la reparación provisional del paso deprimido fue el Corporativo Eléctrico Industrial Arias, propiedad del ingeniero Julio Arias Briseño, quien se hizo cargo de los trabajos cuando ya tenían más de un 70% de avance por parte de los trabajadores del Departamento de Obras Públicas y Servicios Municipales.
El paso deprimido fue construido con una inversión de 50 millones de pesos en la administración de la alcaldesa Angélica Araujo Lara, quien promovió la obra con la oposición de vecinos y ciudadanos al proyecto, cuyas protestas se politizaron derivando en una violenta represión ocurrida el 4 de julio del 2011.
El pasado 7 de junio el alcalde Barrera Concha y el director de Obras Públicas, David Loría Magdub, realizaron una visita al lugar, donde se informó que, con la ayuda de bombas, personal de Servicios Públicos Municipales se encontraba descargando el agua, sin embargo, la tarea se dificultaba porque gran parte del vital líquido volvía a emerger a causa de la filtración.
También se informó que, desde la primera administración del alcalde Barrera, se observaron fracturas en los cárcamos por el problema de la presión del agua acumulada, por lo que ya se solicitó un diagnóstico a una empresa especializada para una posible solución antes de que concluya el año.
Organizaciones civiles han manifestado que sería mejor que se rellene el Paso Deprimido, porque desde el principio costó millones que pudieron ser utilizados en otro tipo de obras en beneficio de la ciudad, fue un gasto inútil porque cada que llueve se inunda.
Respecto al recurso para una reparación definitiva, expresaron que sería una inconciencia gastar ese dinero en plena pandemia, cuando mucha gente está sufriendo porque no tiene trabajo y en este momento no estamos para derrochar el dinero.
Pero si ya está construido que se quede así, los gobierno sólo gastan por gastar en obras para poder sacar el dinero, la ciudadanía sabe que llegan al poder para robar, por lo que gastar en otros 7 millones en la reparación final sería verdaderamente imprudente, un dinero tirado a la basura. Indicaron que la inundación del Paso Deprimido fue ocasionada porque desde el principio fue una mala propuesta, sin embargo, sería innecesario seguir gastando dinero que se puede usar para muchas otras cosas.
Las organizaciones civiles solicitan su cierre definitivo al considerarla innecesaria. Argumentan que “taparla” sería menos costosa que repararla.
Patricia McCarthy Caballero, coordinadora del Frente Cívico Familiar, reiteró que muchas de las situaciones que advirtieron en su momento están ocurriendo ahora, incluyendo las inundaciones por su cercanía al manto freático.
“No se pueden imponer obras sin la aprobación de la ciudadanía y los requisitos legales correspondientes. Se puede cerrar, es más caro repararla y no hay garantía de que no va a volver a inundarse”, explicó.
Ante este panorama demandaron al Ayuntamiento de Mérida trabajar en un diseño que privilegie la movilidad de las personas sobre los automóviles y que tome en cuenta las nuevas condiciones de la capital yucateca.
AM.MX/fm
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