CIUDAD DE MÉXICO.- En los primeros meses de la pandemia, en México se observó una salida masiva de personas de la fuerza laboral y la pérdida de millones de empleos formales e informales. La tasa de desempleo subió a 5,5 por ciento en junio 2020 y podría subir a más de 11 por ciento este año.
Así lo establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT) una nueva nota técnica: “México y la crisis de la COVID-19 en el mundo del trabajo: respuestas y desafíos ”, en el cual aborda los datos disponibles sobre el impacto de la pandemia en el empleo en este país, así como las medidas adoptadas para enfrentar esta situación.
El total de empleos en riesgo alto de verse afectado por la pandemia rebasa 24 millones, lo que representa el 44 por ciento del empleo total en México. Algunos grupos poblacionales son más vulnerables ante los efectos de la crisis sanitaria y económica.
Si bien el país ha tomado algunas medidas para contener el impacto de la pandemia en el mercado laboral, la crisis que se experimenta tiene consecuencias y efectos sin precedentes. El diálogo social es un componente indispensable para poder garantizar una recuperación sostenida y sostenible, señala.
Explican que en México millones de personas trabajadoras se tuvieron que quedar en sus casas, en teletrabajo o bien tuvieron que afrontar consecuencias de la crisis como bajas de sueldo o despidos desde finales de marzo, cuando se estableció como una emergencia sanitaria la epidemia de la COVID-19.
Las consecuencias de la crisis se sintieron sobre todo a partir del mes de abril y el shock sobre la actividad económica mexicana afectó un mercado laboral ya debilitado por brechas en materia de acceso y calidad del empleo.
En relación con la brecha de género refiere que la participación económica de las mujeres ha aumentado y el análisis desglosado por género de la tasa de desempleo o subempleo no refleja una brecha significativa.
Sin embargo, sumando la tasa de desempleo a la de ocupación parcial, que representa el porcentaje de fuerza laboral que trabajó menos de 15 horas en la semana de referencia, se refleja una diferencia entre hombres y mujeres. Aunque este indicador se sitúa a la baja desde el año 2016, la subutilización de la mano de obra femenil alcanza el 13,4 % vs el 6,9 % para los hombres en 2019, lo cual significa que las trabajadoras son más propensas a estar en actividad remunerada menos horas que sus pares hombres.
Otro dato importante que da se da a conocer es que de acuerdo con el Informe Mundial de la Protección Social 2017-2019 de la OIT muestra que México se encuentra apenas por arriba del promedio mundial de cobertura efectiva de la protección social (situado en 45,2 %), con sólo 50,3% de la “población cubierta por al menos un beneficio de la protección social”, y sensiblemente por debajo del promedio de América Latina y el Caribe (situado a su vez en 61,4 %).
Esta nota técnica que forma parte de la serie «Panorama laboral en tiempos de la COVID-19», publicada hoy, mediante la cual la OIT ha documentado los efectos de la COVID-19 en varios países de América Latina y el Caribe, tanto a través de informes nacionales como de análisis regionales por sector.
El contenido de la nota, producida por la Oficina de País para México y Cuba de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es el fruto de varios meses de constante monitoreo del impacto del COVID-19 en el contexto laboral mexicano e incluye análisis de los datos provenientes de fuentes oficiales, así como de las medidas tomadas para mitigar este impacto.
“En México millones de personas trabajadoras se tuvieron que quedar en sus casas, en teletrabajo o bien tuvieron que afrontar consecuencias de la crisis como bajas de sueldo o despidos desde finales de marzo”, dice el documento. “En los primeros meses de la pandemia se observó una salida masiva de personas de la fuerza laboral y la pérdida de millones de empleos formales e informales”.
El documento también tiene en consideración el contexto laboral previo a la entrada de la crisis, ya existían brechas en materia de acceso al trabajo y calidad del empleo.
Entre los principales hallazgos y proyecciones de esta nota técnica, que ha usado como fuente principal de su análisis datos provenientes de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) y de la ETOE (Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo) del INEGI, se encuentran:
Una tasa estimada del 11,7 % de desempleo de la Población Económicamente Activa (PEA) para el final del 2020, lo que equivaldría a aproximadamente 6 millones de personas.
El 44 % de la población ocupada en México se enfrenta al riesgo de sufrir afectaciones como reducción de horas o salarios. En algunos sectores, se superpone con vulnerabilidad de informalidad e ingreso bajo.
Durante la pandemia la ocupación informal (en sector informal y sector formal) descendió hasta un 47.7 % lo que supone una baja histórica, causada no por la formalización sino por una importante pérdida de trabajos informales.
A partir de agosto esta tasa se ha colocado en niveles semejantes a los previos a la pandemia y es posible que a final de año supere los niveles previos a la pandemia a causa de un traslado de personas trabajadoras hacia la informalidad.
En 5 meses se han destruido más empleos formales que los que fueron creados en todo 2019.
La OIT documentó un aumento progresivo en la actividad económica a partir de junio y con ello un retorno a espacios de trabajo, pero aún no ocurre una recuperación integral del empleo y persisten desafíos para su recuperación. Estos efectos podrían empeorar en el mediano plazo.
Según las estimaciones de la OIT, los sectores más fuertemente afectados son: industrias manufactureras, comercio al por mayor y por menor, servicios inmobiliarios y servicios de hospedaje y de preparación de alimentos y bebidas.
Asimismo, en su nota técnica la OIT documentó una sustantiva pérdida de ingreso en hogares lo que contribuye al aumento de la pobreza por ingreso laboral, fenómeno que podría exacerbar de cumplirse el pronóstico de desempleo.
La OIT también documenta las medidas que se han tomado para mitigar el impacto por ejemplo subsidio extraordinario por desempleo en ciertos estados o microcréditos para empresas. Sin embargo, esta crisis económica por COVID- 19 no se compara con crisis anteriores y la OIT sugiere el fortalecimiento de medidas dirigidas hacia grupos más vulnerables en el mercado laboral: Mujeres, jóvenes, trabajadores por cuenta propia, entre otros, para que no tenga efectos sobre pobreza laboral en el mediano y largo plazo.
El documento señala que los impactos son más importantes en términos de pérdida de empleo y disminución de la calidad de una parte de los empleos que se han mantenido y recuerda que tras la crisis financiera del 2008 se necesitaron varios años para recuperar el nivel del empleo antes de la crisis. El nivel de desocupación tardó 7 años en volver a su nivel pre-crisis, 4 años en el caso de la tasa de informalidad y se experimentaron varios años de incremento de la pobreza laboral.
Por otro lado, la organización consideró que la actual crisis económica y laboral causada por la pandemia de la COVID-19 conforma una oportunidad para replantear ciertos aspectos de la economía y considerar un enfoque ambientalmente más sostenible, en consonancia con los objetivos de la Declaración del centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo .
Finalmente, la OIT recordó que para encontrar soluciones efectivas a los efectos de la actual crisis y abrir la puerta a la construcción de una nueva. mejor y más justa normalidad el diálogo social entre autoridades, organizaciones de empleadores y de personas trabajadoras es fundamental.
AM.MX/fm
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