*La casa blanca de las Lomas, las residencias de Emilio Lozoya Austin, la cabaña de Luis Videgaray en exclusivo club de golf, todo a la vista y nadie pone orden, pero sí quieren meterse en nuestras camas
Gregorio Ortega Molina
Ningún rubor siento al reconocer que ciertos promocionales del Consejo Nacional de la Publicidad motivaron, en su momento, esa idea de que México podía ser enorme, un gran país.
Me hacía sentirme bien saber todo lo que puede obtenerse del petróleo. Ese anuncio de Pemex en tu cocina fue grande, me hizo interesarme por saber todo lo que puede producirse con ese líquido negro y mal oliente que a los mexicanos nos escrituró el diablo. ¡Cuánta riqueza robada y mal administrada!
Lo más importante vertiente de la relación con el gobierno que vive de nuestro trabajo -quizá la más importante y a la que menos atención ponemos- es la fiscal. De la manera en que se administre nuestros impuestos depende eso que conocemos como libertad. Una nación de súbditos enfermos, reos de la violencia y de la ausencia de Estado en muchas regiones, dista mucho de ser libre, pues lo primero que pierden es la elección de vivir con seguridad, sin temor y sanos.
No hemos sabido supervisar ni exigir que los recursos fiscales sean administrados con provecho para el desarrollo, pero sobre todo con probidad; supimos de las “comaladas” de millonarios sexenales desde hace muchos años, pero nada hicimos para sancionar ese hurto ni para corregir el hecho. En algunos países a los ladrones les cortan la mano, aquí se les considera “listos y suertudotes” y se les permite vivir entre nosotros. Antes y hoy nada ha cambiado, por el contrario, inertes observamos que afilan las uñas para llevarse hasta al perico. Rifan aviones que no se entregan, roban en la institución desde la cual se debería regresar al pueblo lo robado.
Ahora resulta que disponen todo para que la Cámara de Diputados apruebe una reforma que permita a los inspectores del SAT ingresar a los domicilios fiscales, con el propósito de evaluar si lo que vean dentro de las casas u oficinas se corresponde con los ingresos recibidos y los impuestos pagados. ¿De dónde esa violación a la privacidad, a la vida?
¿Correspondería el gobierno -en caso de dar su anuencia las autoridades hacendarias, y como respuesta a meterse en la cama de los particulares- aceptar la creación de una comisión ciudadana que supervise que el presupuesto se ejerce con probidad y ahí donde se programó el gasto? ¿Vigilar que ya no se practica el tráfico de influencias ni se entregan moches, ni se reciben bolsas de cooperación? ¿Regresar a los comités de adquisiciones y permitir que a ellos se integren ciudadanos ajenos a la administración pública, tan sólo para constatar que no son adjudicaciones directas disfrazadas?
¿Por qué el gobierno como entidad puede supervisar nuestras vidas y meterse en nuestras casas, y los integrantes de la sociedad, incluido el pueblo bueno y sabio, no pueden supervisar cómo viven los que mandan, y todavía hacerlo años después de su retiro, hasta que ya no se aguanten las ganas de gastar lo que se llevaron, si es que metieron la mano al cajón?
La casa blanca de las Lomas, las residencias de Emilio Lozoya Austin, la cabaña de Luis Videgaray en exclusivo club de golf, todo a la vista y nadie pone orden, pero sí quieren meterse en nuestras camas.
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La capitulación del Poder Judicial. La respuesta de la SCJN al asunto de la consulta popular merece tiempo y reflexión, porque la pregunta nueva, reformulada, abre más que cierra, da oportunidad más que confundir, es insidiosa. En política -los tres niveles de gobierno y los tres poderes de la Unión- todas las decisiones son eso, políticas, y también todas benefician a unos y perjudican a otros. Una sentencia, una ley, un presupuesto, la ejecución de una obra, los programas sociales… todo es política. Los funcionarios públicos, los representantes populares, los magistrados, jueces y secretarios de estudio y cuenta son susceptibles de ser sometidos a juicio porque cualquiera se muestra inconforme, incluso sin tener razón. Arturo Zaldívar Lelo de Larrea es el gran tartufo. Por eso al pastor del Senado morenista le urge aprobar la consulta.
Lo trataremos más adelante.
Recuento del Tratado Internacional de Aguas (Miguel Alemán Valdés, 1948). La Comisión Internacional de Límites mexicano-americana ha realizado los estudios preliminares para la construcción de las presas previstas en el Tratado de 1944, y el costo de las obras será proporcional a la utilidad de las aguas que se almacenen.
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