Adrián García Aguire / Ciudad de México
* La voz de don Pedro de Lille hizo famoso ese anuncio.
* Los “Fieltros Novedad” y otras remembranzas del pasado.
* Mossant, Borsalino, Stetson, Vicuña y Lock, los mejores.
* Se remodeló en 2008, hoy tiene Indiana Jones y Cocodrilo Dundee.
* Se distribuyen en las mayores tiendas departamentales.
* Modelos Montana para cantantes y músicos gruperos.
“No hay duda de que hay un auge entre los jóvenes”, dice Graciela García, ejecutiva de ventas de Sombreros Tardan, empresa reconocida en el mundo por la calidad de sus modelos, no obstante –añade- que las modas van y vienen, y no fue sino hasta 2010 que ese gusto comenzó a repuntar, como se muestra sobre todo en las grandes capitales.
Se han revitalizado los estilos del pasado, como muestran los anuncios que posee el propietario del exquisito negocio, Luc Tardan, entre ellos uno titulado “Fieltros Novedad”, además de aquel que se hizo famoso a mediados del siglo pasado: ”De Sonora a Yucatán, se usan Sombreros Tardan”.
Esos letreros muestran los modelos Mossant, Borsalino, Stetson, Vicuña y Lock, de origen francés, italiano, estadounidense y británico, anteriores a 1940, y es que Luc Tardan -antes dedicado al cultivo y exportación de flores- tomó la dirección y administración, realizó cambios en la línea de productos al introducir nuevos modelos y las materias primas para su elaboración.
Modificó totalmente el lugar en 2008, convirtiéndolo en una agradable boutique con grandes vitrinas para lucir los modelos más finos que se puedan encontrar, incluidos los Indiana Jones y los Cocodrilo Dundee australianos, favoritos de la actriz Lucero en alguna de sus telenovelas.
En la entrada se abrió una cafetería y, en pocos años, el sitio tomó un aspecto Vintage, a la antigua, para mostrar que Tardan se ha mantenido en el mercado por más de cien años bajo esa marca, no obstante las crisis económicas y las tentativas de abrir locales en otras partes del país.
“Ahora solamente hay uno, en León, Guanajuato, pero con distribución en las mayores tiendas departamentales del país”, añade Graciela García, mientras Jorge Israel González Vergara, maestro sombrerero, responsable del área de costura, lavado, planchado y mantenimiento de las prendas que él arregla por encargo, dice que siempre se utilizan productos de gran calidad.
“Se trata de lana, seda, fieltros y pelo de conejo importados de Francia, porque nos relacionamos con proveedores del más alto nivel”, asegura, y por esa razón el precio de los sombreros varía.
Es el caso de los modelos Montana usados por los cantantes y músicos gruperos, que cuestan arriba de cinco mil pesos, de piel de liebre y castor, a los cuales pone forros, tafiletes y toquillas al gusto de los compradores, a quienes solamente desea dejar satisfechos.
Adquirida la totalidad de acciones de la tienda por los hermanos Tardan en 1899, la marca se registró en 1901, cuando Carlos trajo a México su gusto por las prendas europeas -Porfirio Díaz era un afrancesado total-, investigó el mercado, montó una fábrica e importó una prenda obligada en aquella época.
El porfiriato fue el periodo más próspero de la tienda y, aunque el sombrero casi desapareció a fines de la década de 1950, ahora se ven muchas personas utilizándolo, coinciden Jorge González y Graciela García.
Cuentan que, entre los diseños que más piden los clientes, además de los Fedora y Montana, están los de palmilla elaborados por tejedores de Ecuador, y el bombín, puesto de moda por Joaquín Sabina, cantautor español.
“Es evidente porque se registran más ventas, pues en los últimos años la tendencia es hacia arriba”, aseguran con optimismo los colaboradores de Luc Tardan, y la demanda, agregan, va a seguir subiendo porque es el único accesorio que tiene ventajas para el consumidor.
El sombrero protege del sol o de la lluvia, y además el aspecto de la persona cambia como ocurrió en la serie “El hotel de los secretos”, para la que se adquirió en esta sombrerería un lote de artículos de época para Diana Bracho, Daniela Romo, Irene Azuela, Dominika Paleta, Carlos Rivera, Jesús Ochoa y otros protagonistas.
Con esa diversificación, el famoso anuncio que hemos mencionado, inventado por el locutor Pedro de Lille -“De Sonora a Yucatán se usan sombreros Tardan”– colocado en un marco de la pared del fondo del lugar sigue vigente, afirma Graciela García al referirse a un accesorio que, reitera, hace lucir, protege del clima y hasta cambia la identidad.
Capaz de cambiar como un mago la forma y el estilo, sobre una parrilla plana caliente, con una plancha de madera e instrumentos de otros tiempos, Jorge Israel González muestra cómo modifica el sombrero del doctor Miguel García Munguía, un esbelto michoacano que visita la tienda desde que estudiaba en la Escuela Nacional de Medicina de la Plaza de Santo Domingo.
Mientras, a la expectativa y mirándolo laborar, el cliente de Pátzcuaro espera a que Jorge termine de remozar el sombrero color tabaco que compró en Tardan hace mucho tiempo, impaciente por lucirlo al emprender su caminata por el portal de Mercaderes, y luego perderse entre la multitud que, bajo el sol intenso, atraviesa feliz el Zócalo capitalino.
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