Mouris Salloum George
“Nos desayunamos con Porfirio, comimos con Huerta, pero la Revolución nos negó la merienda y hubimos de acostarnos en la incómoda hamaca de la reacción inútil, estéril, y bravucona. ¿Con qué derecho exigimos a los revolucionarios que olviden nuestro Te Deum a Huerta, nuestra alegría por el deceso de Madero, nuestras traiciones y otras cosas más, si nosotros hemos mantenido vivos nuestros rencores ancestrales?”.
(Desayunamos con Salinas, comimos con Fox y Calderón, y merendamos con Peña Nieto…)
René Capistrán Garza, fue abogado, periodista y político tamaulipeco. En 1925 fue apresado por su defensa -más que de la religión católica- del clero político mexicano. Destacó en la Guerra Cristera de finales de los 20s. El texto con el que iniciamos esta entrega lo publicó en 1950. Algunos dirían que llegó a la edad de la razón.
Sólo los profetas saben leer en los signos de los tiempos
Excepcionales videntes, aquellos son capaces de ponerle fechas con siglos de anticipación a futuras pestes y guerras mundiales. Es que meditan, piensan… advierten.
Aquí, algunos políticos o sedicentes aprendices del oficio, se dejan atrapar en el cortoplacismo de trienios o sexenios. No ven más allá, si no es para enfrentar próximas elecciones.
Administrador ciudadano de Justicia como ministro de la Corte Suprema, por la fuerza de los hechos don Benito Juárez sin embargo asumió la condición de caudillo militar para defender la República. Lázaro Cárdenas, de amplia hoja militar en campaña, asumió la condición de líder civil, pero volvió al campo de batalla eventualmente sólo para desarmar en situ una rebelión anti expropiación petrolera.
El general Cárdenas influyó para que México transitara del régimen militar a la Presidencia civilista en 1945-1946.
Entre ambos mexicanos que capturaron y gestionaron su tiempo histórico y actuaron en consecuencia, el ciudadano Francisco I. Madero asumió el poder como resultado de una revolución armada, pero trató de gobernar sin la Revolución. Pagó con su vida el costo de su error: La República restaurada volvió a sus viejas desgarraduras.
La Cuarta transformación, obligada a andar sonda en mano
Por su origen popular-electoral y por imponderables de naturaleza sanitaria-económica, la Cuarta transformación está en el centro de gravedad de tiempos inéditos, que obligan a los verdaderos políticos a andar sonda en mano, así Diógenes con su lámpara.
Como en los tiempos de Juárez, frente a la monarquista Junta de Notables, que no paró mientes en la intervención extranjera; los de Madero, de cara a las acechanzas imperiales, y los de Cárdenas, contra el expansivo espectro del fascismo, México cruza hoy por los densos y sombríos umbrales de la incertidumbre.
Quien entréis aquí, perded toda esperanza
En su Divina Comedia, Dante puso en el frontispicio de la puerta al infierno la siguiente advertencia: Quien entréis aquí, perded toda esperanza.
En la sicosis colectiva desencadenada por el Covid-19, los actores políticos de la hora se resisten a guardar unos minutos de silencio para ensimismarse y reflexionar sobre los peligros que amenazan al México soberano. Todo lo contrario, los exacerban. Grave cuestión.
(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.
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