FRANCISCO RODRÍGUEZ
Hablando en plata: cayeron donde juraron que jamás caerían. A tropezar con la misma piedra, más perra que la de Sísifo. Más reveladora que ésa que llevó a José Alfredo a llorar por los mismos errores. Otra vez a rendirse con extraños, a abjurar de todas las banderas, a desmentir todas las promesas de campaña.
Acabaron guindándose del mismo gancho, porque ya no encontraron otro. Igualito pero más vergonzoso que los neoliberales. A depender del librecambismo mercantilista, del juego anodino de la oferta y la demanda. A sujetarse de la rienda férrea del mercado de los compradores, a bailar al tono del frente más conservador.
Nada de volver a jurar campantes que son de izquierda. Cayeron en el pozo del odiado librecambio, el de la mano invisible, el de dejar hacer y dejar pasar, el desmantelamiento del Estado, el imperio crudo de la globalización, el de la derecha más recalcitrante.
Adornan sus vergüenzas con hipocresías
Adoptaron los índices macroeconómicos del capitalismo salvaje, aunque invoquen índices de felicidad y de bienestar, porque no hay más cera que la que arde. Ya somos una estrella más del canal de las estrellas, un hueso o calavera anodina de esa sociedad secreta que decide el destino al antojo de las transnacionales. Aunque sigan vociferando que no son iguales que los anteriores. La verdad es que resultaron peores.
Conservadores natos que se muerden el rebozo, que se afrentan antes que decir su nombre, que adornan con hipocresías sus vergüenzas. En el fondo, resultaron igual de vendepatrias, desclasados, populistas de derecha, demagogos de quinto talón. Patrimonialistas, que creen que el Estado y sus bienes, patrimonio público les pertenece y tienen el derecho al uso y. Al abuso de las leyes y de las influencias del poder para enriquecer a su familia nuclear, hijos y esposas.
No saben todavía que no podrá haber inversión extranjera directa si dentro del país el trato a los inversionistas locales no tiene parecido con la de afuera. Son vasos comunicantes y todo se comparte, se sabe, se detesta. En las condiciones prevalecientes todas las premisas son iguales:
¿Vamos a obedecer a ciegas al Imperio?
Si todos los carniceros que desollaron a los estudiantes de Ayotzinapa ya fueron ascendidos en tiempo y forma a generales de brigada y de división. Si las Fuerzas Armadas protegen los negocios del narcotráfico, si el gobierno encubre a los maleantes, garantizándoles la libertad, la riqueza y la vida muelle.
Si se entrega el presupuesto de obras públicas a los constructores que operaron las riquezas de los neoliberales. Si la corrupción es respetada como el sursum corda, como el aceite engrasa las ruedas del sistema y de la complicidad entre los poderosos.
Si los dineros se reparten por la vía del derroche y del gasto electorero y no por la vía sana de la redistribución del ingreso. Si las reservas monetarias siguen funcionando como la hipoteca a perpetuidad que garantiza las deudas petroleras y soberanas del gobierno, y si no puede tocarse un quinto para beneficio del país.
Si vamos a obedecer a ciegas todas las instrucciones que nos imponga el Imperio para amoldar nuestras industrias y las reglas sindicales y manufactureras a su antojo, incluyendo salarios de miseria y prohibición de acceder a tecnologías. Si vamos a seguir obedeciendo viejas taxativas de los Tratados de Bucareli para continuar siendo una sociedad agachada y pastoril.
Y ya crearon su propia élite de fifís
Si ya vamos a permitir que el régimen de Tepetitán se adueñe del Instituto Nacional Electoral y ponga al farsante de Ackerman al frente de los funcionarios, consejeros y jueces electorales para que Morena se alce con todas las victorias.
Si se han cansado de ningunear a los gobernadores de oposición a la hora de repartir el bacalao. Si ya crearon su propia élite de fifís para adjudicarse contratos millonarios sin concurso ni licitación. Si ya tienen un aparato vengador y punitivo para exterminar los adversarios por la vía carcelaria o patibularia.
Si ya decidieron que los que están contra la Cuarta Decepción no tienen derecho a resollar, ni a robarles el oxígeno.
Si han hecho códigos ñoños para la inmundicia, la rapiña, el despotismo y el suicidio. Si ya sentenciaron que sólo ellos, los que no mienten, no roban y no traicionan, son inmunes a la pandemia y al secuestro.
No se ponen de acuerdo con los moches
Si ya resolvieron que sólo sujetos como Lord Molécula merecen el paraíso terrenal de los privilegios. Si ya concluyeron que tienen derecho a ganar la mayoría de las gubernaturas, la de la Cámara, la conclusión feliz del mandato y la ansiada reelección presidencial, han concluido que son los dueños de la democracia y del país, su presente y su futuro.
Si fueron capaces de pasar por alto la deuda fiscal del billón de pesos en devoluciones ilícitas de ISR e IVA a los grandes capitostes del neoliberalismo, habiendo prometido solventar con esos recursos los programas sociales sin meterle mano a nuestros impuestos.
Si son capaces de elevar a los altares a los falsos héroes policíacos que resultan baleados por no llegar a acuerdos con los jefazos respecto del monto de los moches y derechos de piso. Si son capaces de quemar incienso al psicótico anaranjado que insulta y denigra la dignidad de nuestros compatriotas, y jugarse el cuero en una aventura perdida y sin sentido.
Desempleados, 12 millones de mexicanos
Si son capaces de derruir los sistemas sanitarios, agroalimentarios, educativos y de seguridad pública y nacional para confinar a los necesitados a expensas de la crueldad excesiva. Si avasallaron y ridiculizaron a las víctimas del crimen, a las mujeres militantes, a los niños con cáncer y a los pacientes terminales negándoles atención en los hospitales del Estado.
Si estrangularon con sevicia miles de pequeñas, micros y medianas empresas, dejando en la orfandad a doce millones de trabajadores. Si exigen a sus incondicionales el 90% de lealtad incondicional y el 10% de capacidad para elevarnos a todas las alturas y dignidades, aunque no conozcan la O por lo redondo, razón más que suficiente para que el gobierno esté hecho bolas, más enredado que un queso oaxaqueño.
Si son capaces de arrodillarse y presumir como logro del régimen las esforzadas remesas de los desplazados migrantes, cuando aquí los reprimen y los conculcan con las Fuerzas Armadas. Si no han sido capaces de aprehender a un solo delincuente que valga la pena, fuera de charales y amarraperros de ésos que dan pena ajena. Si los grandes delincuentes que han ofendido a la patria gozan del cobijo, la complicidad y la inmunidad.
Clase media, la única que puede ganar en 2021
Si los actuales partidos políticos han decepcionado a la ciudadanía y el reclamo ciudadano es formar un frente amplio para contender en una elección de Estado. Si aun así son omisos, la única fuerza que puede hacerle frente es la conciencia política y combativa de la clase media. La única que con su inteligencia proverbial puede formar los bloques camerales.
Porque si han hecho todos los desaguisados relatados, ¿para qué quieren los comités de defensa revolucionaria de la Cuarta Decepción? ¿Qué van a defender si ya casi todo lo tienen en la buchaca infame?
¿Por qué mejor no pidieron en tiempo y forma un poder amplio, cumplido y bastante para actos de administración y dominio, para poder traspasar completa a la Nación? Hubiera sido lo más derecho. Aunque creo que de todos modos se hubieran quedado chiflando en la loma.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Viri Ríos publicó ayer en The New York Times un artículo de opinión intitulado No, no eres clase media en el que, entre otros interesantes datos, apunta que “para ser clase media, de acuerdo con el Índice de Desarrollo Social de Evalúa de Ciudad de México, se necesita tener ingresos suficientes para satisfacer necesidades de educación, salud, servicios sanitarios, drenaje, teléfono, seguridad social, electricidad, combustible, bienes durables básicos y no trabajar más de 48 horas a la semana. En promedio, la clase media en México logra esto ganando en promedio 16 mil pesos por persona… La agenda de esa nueva coalición política de clase media deberá entender, entre otras cosas, que aumentar educación no es suficiente para crear desarrollo. Y que crear empleos formales tampoco. Se debe hablar de promover la recuperación salarial y empujar la reforma del código fiscal para que el 10 por ciento más rico no tenga la misma carga fiscal que los ultraricos. El Estado debe crecer para invertir en servicios públicos de calidad y evitar que la clase media tenga que recurrir al pago de servicios privados, a pesar de pagar impuestos para tener acceso a servicios públicos. Entre las agendas más críticas debe estar la eliminación de monopolios que ha enriquecido a unos pocos a costa de debilitar al empresario chico y de cobrar precios altos en los productos que ofrecen. Las fortunas hechas al amparo del poder son especialmente tóxicas para la clase media.”
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