Pablo Cabañas Díaz
Para el presidente Benito Juárez García, la educación era primordial para la felicidad social; ahí residía el principio en el que descansaba la libertad y el engrandecimiento de los pueblos. Juárez veía en la educación “el instrumento que sería menester para terminar con la era del desorden y la anarquía”. El filósofo Leopoldo Zea, decía que para los liberales “sólo reeducando al pueblo mexicano se le podría poner a la altura de las nuevas instituciones liberales y, estas instituciones, a la altura de los pueblos en su marcha hacia el progreso”. Bajo estas ideas el 2 de diciembre de 1867, el presidente Juárez dictó la “Ley de Instrucción Pública” y afirmó, la instrucción del pueblo “es el modo más seguro y eficaz de moralizarlo y establecer la libertad y el respeto a la Constitución y a las leyes”.
La Ley de Instrucción fue redactada, a solicitud del presidente Juárez y del Ministro de Educación Pública, Antonio Martínez de Castro, por una comisión integrada por Fernando y José Díaz Covarrubias, Pedro Contreras Elizalde, Ignacio Alvarado y Gabino Barreda. Desde un inicio el presidente Juárez, determinó que era indispensable encargar esta tarea a alguien con vigor e ideas novedosas, que tuviera concordancia con su proyecto político. Su candidato resultó ser uno de los integrantes de la comisión: Gabino Barreda.
Los liberales mexicanos lucharon por hacer obligatoria la enseñanza de la historia nacional en todos los niveles, desde los grados más elementales hasta la Escuela Nacional Preparatoria. Para cumplir con este fin había que redactar los nuevos libros de historia. Escritores como José María Roa Bárcena, Eufemio Mendoza, José María Vigil, Guillermo Prieto —por medio de sus artículos y textos de escuela— empezaron a desarrollar una aproximación de la historia patria que con pocas modificaciones sigue siendo la interpretación liberal y oficial que ha perdurado hasta la actualidad.
Para estos intelectuales, el propósito de la enseñanza de la historia era para dar aliento a la educación primaria, a la secundaria y a la Escuela Nacional Preparatoria, que fue la institución pedagógica más importante durante la República Restaurada. Gabino Barreda fue el educador más influyente de la República Restaurada. Su obra pedagógica reflejó la preocupación de integrar a la realidad mexicana y al servicio del plan liberal las ideas de integración, patriotismo y progreso. La República Restaurada representa una época de transición en el proceso histórico de México. Con el triunfo de la República sobre el Imperio francés, pero lo más importante fue que se pusieron los cimientos para la creación del Estado mexicano moderno. En palabras del historiador José C. Valadés: “antes de Juárez, la idea de Patria era nebulosa, la mayoría de la población nacional se excluía ella misma de las ideas patrióticas, lo cual no entrañaba desdén y menos deslealtad”. Juárez y la política juarista atrajeron a la mayoría de los mexicanos a la idea de la Patria”.
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