Por Mouris Salloum George*
Después de concluir que no hay nada nuevo bajo el sol, El Eclesiastés prescribe que hay tiempo de destruir y tiempo de edificar; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de guerra y tiempo de paz. Un añadido “a la mexicana” recomienda: Tiempo de tronar los cohetes y tiempos de recoger las varas.
En la cultura religiosa, a ese conocimiento se lo describe como saber leer en el signo de los tiempos. Algún texto habla de la tregua de Dios. Aquella que hasta los animales pactan ante el enemigo común; sea del orden natural o humano.
En el paisaje mundial en su conjunto, y en particular en el escenario político latinoamericano, parece no haber nada nuevo bajo el sol. Apenas un pueblo se sacude una dictadura militar, sobre otros azota el espectro golpista.
Es probable, sostiene un clásico de la Sociología, que ese juego cruel continúe eternamente. Es el sino de las democracias inmaduras, que alienta y deprime a la vez. Son como olas que revientan en la misma costa, siempre se renuevan.
Los suprapoderes por encima de las democracias
Temen, hasta sus propios compatriotas, a las reacciones demenciales del inquilino en turno de la Casa Blanca. Con sobradas razones. Pero los líderes políticos, cualesquiera que sean su color y sus siglas, son transitorios. Detrás y por encima de ellos, están los suprapoderes a cuyos perversos designios son sometidos los Estados nacionales, sobre todo los encasillados bajo la etiqueta periféricos.
Poderes con jurisdicción mundial, las agencias financieras multinacionales, presididas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), diseñadoras y ejecutoras de las políticas de choque en el campo socioeconómico.
Para nuestra región, la Organización de Estados Americanos (OEA), de antaño reputada como agencia de colonias del impero anglosajón. Negros capítulos, ha escrito la OEA desde su creación. Desde la gestión del uruguayo Luis Almagro, se ha convertido en la mano que mueve la cuna de las tentativas golpistas al sur del río Bravo.
Ha fallado hasta ahora la OEA, verbigracia, contra el régimen bolivariano de Venezuela. Aúpa el bloqueo económico contra la propia República de Bolívar como lo ha hecho durante más de medio siglo contra la República de Martí, Cuba.
Evo Morales se niega al baño de sangre a costa de su pueblo
Se ha colgado la OEA, sin embargo, una medalla de carne a costa del pueblo boliviano. Desde que se entrometió hace un mes como árbitro de las elecciones presidenciales y puso en cuestión los resultados, llevó de la mano a los beligerantes electorales perdedores a la subversión.
La crispada tropa ha obligado a Evo Morales a renunciar. Escribió el Presidente civil: Para evitar el baño de sangre sobre su pueblo.
El huevo de la serpiente ya había abierto el cascaron en Perú, Ecuador y en Chile. En éste último país, la respuesta militarizada con toques de queda a protestas populares contra medidas de corte económico, ha provocado la amenaza de huelga general, convocada por las principales centrales obreras y la sociedad civil, cuyas consecuencias son impredecibles.
En Brasil, según reportes de organizaciones no gubernamentales, han sido asesinados en la reciente década más de 300 activistas, defensores de los recursos naturales. El propio papa Francisco, ha acusado que en los incendios de La Amazonia está la mano del neocolonianismo.
Desde la Atalaya mexicana: Leer en el signo de los tiempos
Del mundo Iberoamericano, en estas horas nos llega la noticia de que, en las elecciones generales de España, el partido Vox ha escalado al tercer sitio en los resultados de ayer. Los analistas madrileños previenen que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de Pedro Sánchez, ha logrado una victoria pírrica. Nada garantiza la posibilidad de formar gobierno, aún si pactan las fuerzas de izquierda.
El caso de Vox ha de subrayarse por una razón elemental: Se lo considera en Europa representativo de la irrupción del fascismo en la escena política contemporánea del viejo continente. El fascismo, a decir de intelectuales liberales estadunidenses, ha cruzado ya la puerta del Salón Oval de la Casa Blanca.
Es de considerarse la conclusión del Eclesiastés: No hay nada nuevo bajo el sol. Desde la Atalaya mexicana, es llegada la hora de aprender a leer en el signo de los tiempos. La pradera está seca: La chispa está al alcance de cualquier audaz anarquista. Sobre aviso…
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.
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noviembre 12, 2019
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DESDE FILOMENO MATA 8: El fascismo vuelve por la revancha
Por Vocero
Por Mouris Salloum George* Después de concluir que no hay nada nuevo bajo el sol, El Eclesiastés prescribe que hay tiempo de destruir y tiempo de edificar; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de guerra y tiempo de paz. Un añadido “a la mexicana” recomienda: Tiempo de tronar los cohetes y tiempos de... Más [+]...