Francisco Medina
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de noviembre (ALmomentoMX).- Sin duda el día de muertos es una de las festividades más importantes en nuestro país. Las costumbres, colores y festejos alrededor de esta fecha se remontan a nuestros pasados y son admirados y reconocidos alrededor de todo el mundo.
La muerte está presente en gran cantidad de obras literarias. Uno de los autores que más abordó la muerte en sus obras fue William Shakespeare.
La muerte, es el foco de atención en las tragedias de Shakespeare. En sus obras, hay más de 60 muertes. Ya sea por honor, venganza, suicidios o asesinatos.
Algunos de sus personajes además de ser construidos de manera compleja, son víctimas de violentas muertes a manos del autor inglés que les escribió un destino fatal.
El fallecimiento de Romeo y Julieta, es quizás el más emblemático con el veneno y la daga que acabaron con sus trágicas vidas.
Romeo y Julieta mueren como resultado del amor adolescente y, quizá, actuaron de manera impulsiva. Después de casarse en secreto y el exilio de Romeo –al apuñalar mortalmente a Teobaldo Capuleto-, Julieta decide que la solución racional a sus problemas es fingir su propia muerte. Romeo, llega al funeral de su amada y al verla tendida se suicida y, al despertar, Julieta decide suicidarse también, olvidando que ella solo tiene 14 años y probablemente habría conocido a alguien más.
Pero la muerte está presente en gran parte de sus obras, como en Macbeth, cuyas muertes iracundas solo se comparan con la fuerza del relato.
Sobre los personajes de Macbeth pesa el mismo clima de fatalidad que pesaba sobre la casa de los Atridas; la acción se desenvuelve quizás en varios años, pero toda consideración de tiempo desaparece ante el espectáculo, cuyo ritmo está medido sobre el horror y la congoja. Un sentido de misterio e incluso de irracionalidad (¿era realmente necesario el delito de Macbeth?; ¿no es un salto en el vacío precipitado por una fatal sugestión?) emana de este drama; domina en él la noche, con las frecuentes invocaciones a las tinieblas, y la evocación de las torpes criaturas furtivas y rapaces de la oscuridad. El pavor y la duda avanzan entre episodios de violencia y sangre; al final, en unos versos célebres y frecuentemente citados (acto V, escena 5), el propio Macbeth acaba percibiendo la vida como «un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no significa nada».
O Hamlet, donde venganza, locura y muerte bailan una danza macabra.En esta obra hay muchas muertes interesantes. La más sobresaliente es la muerte del Rey Hamlet, de hecho, el Rey está muerto en el inicio de la obra, pero aparece nuevamente como un fantasma para develar la verdad sobre cómo murió. El autor de esta muerte fue su hermano Claudio y el método fue vertiendo veneno en su oreja mientras dormía. El fantasma no se contenta con describir su muerte, así que Shakespeare le da 50 líneas completas.
Cabe destacar que en el libro Hamlet de William Shakespeare se encuentran algunos de los monólogos y escenas más míticos de la historia de la literatura y el arte, como el clásico verso “Ser o no ser, esta es la cuestión” que pronuncia el propio Hamlet. La obra está repleta de incongruencias y su propio estilo dramático exagerado no se ha entendido por muchos durante los siglos posteriores, aunque muchos apuntan precisamente a que esa es la respuesta más lógica: en aquella época los relatos de intriga y drama en ocasiones se desarrollaban con estos hechos escandalosos y exagerados. Muchos pensamientos y conclusiones se pueden sacar de la obra, por la actuación de Hamlet, por la de otros personajes, por la búsqueda de la naturaleza humana en todas sus vertientes representada en estos papeles e incluso de la incertidumbre de la propia vida y la muerte.
El Rey Lear
El viejo Rey, turbado por el dolor, descubre que han matado a su amada hija Cordelia. Lear muere al instante, viejo, cansado y con el corazón destrozado. «Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca», repite cinco veces ante el cadáver de su hija antes de desplomarse.
Otelo
Otelo, es un buen hombre, que ha sido seducido por la serpiente Yago y debido a esto es capaz de matar a lo que más quiere, Desdémona. Envuelto en celos, la asesina asfixiándola. Al descubrir que ha sido manipulado por Yago, Otelo se quita la vida con una daga.
Antonio y Cleopatra
En el acto 5 de la obra, Cleopatra se siente harta: su amante, Marco Antonio, se ha suicidado y César llega para reclamarla como suya. Desesperada ella decide suicidarse. Su primer intento fracasa cuando le quitan un cuchillo, pero cuando lo logra, lo hace con el estilo más trágico posible: Se viste con sus mejores túnicas, y accede a ver a un personaje vestido como un payaso. Él tiene una canasta de higos, pero también contiene una serpiente venenosa. Cleopatra se pone la corona y se hace morder en el pecho por dicha serpiente.
Titus Andronicus
La obra comienza con el General Titus Andronicus que regresa de la guerra con muchos menos hijos de los que comenzó. Hay 14 muertes en total, incluyendo una cerca del final donde alguien está enterrado hasta el cuello y se deja morir de hambre. Pero la más sobresaliente corresponde al destino de los hermanos Chiron y Demetrius y su madre Tamora.
La reina de los godos Tamora es un premio traído de la guerra por Tito, que sacrifica a su hijo mayor. Sus hijos toman venganza violando brutalmente a la hija de Tito y quitándole la lengua y las manos para no poder contarle a nadie. Pero Titus se entera de todos modos, y exige un destino aún peor para los hermanos: los hornea en un pastel y alimenta a Tamora.
Ricardo II
Ricardo es un rey débil y sentimental, que en cierto modo ya anticipa las sinuosas honduras psicológicas de Hamlet. Enrique IV usurpa su trono y encierra al monarca depuesto en el castillo de Pomfret. Allí lo asesina a espadazos un noble ambicioso, sin duda por orden de Enrique, aunque él soberano lo niega y hasta peregrinará luego a Jerusalén en supuesta señal de luto. Ricardo se defiende con valor en su celda. Antes de caer mata a dos sicarios a hachazos.
AM.MX/fm
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