Francisco Medina
Todo sucedió un 23 de Septiembre de 1965, 40 pobladores de la sierra de Chihuahua, maestros, amas de casa, estudiantes obreros y campesinos admiradores de la Revolución Cubana haciéndose apodar Grupo Popular Guerrillero, atacaron el cuartel militar en Madera, tratando de emular el asalto del Cuartel de Moncada en Cuba.
Menciona la historia que fue una batalla épica ya que de los cuarenta convocados para el asalto solo se presentaron 13 comandados por Arturo Gamiz profesor de una escuela Rural quienes sin pensarlo se lanzaron al cuartel armados modestamente pensando encontrar 2 “pelotones” (unos 22 soldados) sin embargo para la mala fortuna de los guerrilleros se encontraban en el Cuartel una cantidad cercana a los 60 soldados activos armados con la mejor artillería que en esos años se disponía.
Todos los guerrilleros fueron abatidos y el Ejército reportó la muerte de 8 elementos, un teniente un par de sargentos, el resto soldados rasos.
Con este suceso se abrió paso la Guerra Sucia por parte de del Gobierno Mexicano y la CIA de Estados Unidos instalada en México. Años posteriores se ha repelido de manera voraz brutal y sadicamente violenta a los grupos subversivos, la guerrilla de Óscar González Eguiarte, el movimiento del 68, El Halconazo del 71, la Guerrilla campesina de Lucio Cabañas, La guerrilla Urbana de Genraro Vazquez, la persecusion del ERPI y las miles de desapariciones forzadas.
Para algunos, el asalto al cuartel de Madera por parte de un puñado de combatientes, fue una locura, un error táctico, pero para muchos fue un paso inevitable ante la represión que sufría el movimiento reivindicador de tierras en el noroeste del estado de Chihuahua.
Los familiares los colocaron en unas bolsas negras, para llevarlos a la ciudad de Chihuahua, pero el gobernador Práxedes Giner Durán, que se había trasladado a Madera, ordenó que se abriera una fosa común y ahí se enterraran. Los soldados, en contraste, recibieron sepultura con honores y funeral militar, y además fueron bendecidos por el cura de la ciudad, Roberto Rodríguez Piña que se negó a hacer lo mismo con los cuerpos de los guerrilleros.
“¿Querían tierra?, ¡échenles hasta que se harten!”. Expresó Práxedes Giner Durán mientras lanzaban los cuerpos a la fosa común.
El gobernador no podía olvidar el desafío que le lanzaron los guerrilleros meses antes: “Nos gustaría verlo acá en la sierra, al frente de sus tropas, para que se convenza de un par de cosas: es fácil mandar soldados a la muerte; es fácil lanzar insultos a las maestras y a los estudiantes ahí en su oficina, valiéndose del cargo que tiene. Lo difícil es empuñar un arma, introducirse en la sierra y hacernos frente”
Inmediatamente fueron enviados al municipio de Madera y anexas cientos de tropas que llegaron para tanto aplastar o evitar otro movimiento guerrillero como para pedir informes a la población sobre los demás miembros de la guerrilla que sobrevivieron. También se llegaron a enviar miembros de la Brigada de Fusileros Paracaidistas para patrullar junto con las tropas convencionales, la sierra y las comunidades pertenecientes al municipio. Se establecieron retenes militares en todas las salidas de la ciudad y la estación de ferrocarril fue custodiada fuertemente por los soldados, todo esto con el fin de evitar el escape de los guerrilleros sobrevivientes. Incluso, se llegaron a enviar 4 aeronaves a reacción Lockheed T-33 de la Fuerza Aérea Mexicana para que sobrevolaran la región e intimidar a posibles levantamientos armados que pudieran suscitarse.
Como quiera, el asalto al cuartel de Madera fue el hecho de armas más importante en la década de los sesenta, y marcó el surgimiento de la primera guerrilla socialista del México posrevolucionario.
El movimiento armado de Madera 1965 tiene detrás el movimiento campesino encabezado por la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM) desde por lo menos una década antes. La lucha incluso se puede rastrear hacia atrás en el pasado, hasta Francisco Luján Adame, dirigente cuyo asesinato por parte de los guardias blancas de los caciques-empresarios serranos indignó a los campesinos.
Tras estos acontecimientos, surgió la organización política/militar, Liga Comunista 23 de Septiembre, que eligió su nombre en honor a los guerrilleros caídos durante este encuentro.
Buscó terminar con la dispersión ideológica y comenzar a realizar acciones conjuntas con otras organizaciones para brindar “educación política al proletariado en México rumbo a la construcción de un Partido y Ejército revolucionarios”.
El primero en plantear la necesidad de ésta unificación de organizaciones a nivel nacional fue Raúl Ramos Zavala, quien desde 1969 por medio de textos como “El Proceso Revolucionario en México. El tiempo que nos tocó vivir” criticó al Partido Comunista Mexicano (PCM), al considerar que no había sido consecuente con las necesidades políticas de los jóvenes frente al movimiento de 1968, además, Ramos planteó que al socialismo en México no se llegaría por medio de una vía pacífica ni por medio de colaboraciones con el Estado, como hasta la fecha lo había hecho el PCM. Ramos Zavala fue dirigente nacional de las Juventudes Comunistas (JC) y decidió romper con ellas en 1969 por lo antes dicho.
Su ruptura con el PCM llevó a que muchos de los jóvenes militantes del partido también se salieran de él y crearan sus propios grupos políticos, muchos de ellos, comenzaron siendo grupos armados.
Ramos, por su parte, fundó el grupo conocido como “los Procesos” desde donde buscó integrar a las nuevas agrupaciones que compartieran la necesidad de una lucha conjunta y a nivel nacional por la instauración del comunismo en México. En uno de sus viajes a su escuela de origen, la Universidad Autónoma de Nuevo León conoció a Ignacio Arturo Salas Obregón “Oseas” quien fuera dirigente estudiantil y, abandonando la Teología de la Liberación, se volvió al comunismo y trabajó junto a Ramos en el proyecto de reagrupamiento. Sin embargo, Ramos, fue asesinado en febrero de 1972, en el Parque México, en la Ciudad de México en un enfrentamiento policiaco.
A la muerte de Ramos Zavala, Ignacio Arturo Salas Obregón “Oseas” fundó la Organización Partidaria (OP) en 1972, y escribió los textos conocidos como los Maderas viejos que son el Madera I, II, III y III- Bis, los cuales desarrollan los planteamientos de Ramos Zavala sobre la unificación en una sola organización a nivel nacional, sistematizando los planteamientos políticos que deberían comenzar a regir la política proletaria en México.
Para ello, “Oseas” realizó un análisis de las condiciones de la lucha obrera en México, así como el nivel de las relaciones de producción existentes, con el propósito de construir una teoría que explicara y sustentara las acciones de la organización a la que se aspiró.
Estos documentos fueron entregados personalmente por “Oseas” a los distintos líderes de las organizaciones existentes en México y se convocó a una primera Reunión Nacional el 15 de marzo de 1973 en Guadalajara, Jalisco para su discusión y profundización. Esta primera Reunión Nacional duró alrededor de 12 días.
De esta discusión surgió el Manifiesto al Proletariado. Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario, 1973. Este documento es mejor conocido como “Cuestiones” y es el documento fundamental de la Liga donde se teoriza sobre sus acciones, su posición política, su estrategia, entre otras cosas. Con este documento se da por fundada la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Operativos de la Liga
Intento de secuestro a Eugenio Garza Sada
Eugenio Garza Sada murió en un enfrentamiento con la Liga Comunista 23 de Septiembre un 17 de septiembre de 1973, mientras la Liga pretendía secuestrarlo. En el acto quedaron cuerpos de integrantes de la Liga, Garza Sada y guardaespaldas de éste. Esta acción fue comandada por la Liga con la intención de negociar la liberación de presos políticos de la organización, así como la adquisición de financiamiento para sus actividades políticas. El peso del empresario en la economía mexicana era tal que el costo de su asesinato tuvo una repercusión política de gran impacto en el sector empresarial regiomontano, provocando el rechazo al gobierno mexicano, encabezado por Luis Echeverría, quien para volver a ganar simpatía de los empresarios endureció su política represiva contra los grupos armados y no permitió ninguna negociación de futuros secuestros con carácter político. La tortura y la desaparición comenzaron a ser la forma más recurrente de acabar con la oposición armada.
Secuestros de Fernando Aranguren y Anthony Duncan Williams
El gobierno todavía no se reponía de las reacciones originadas por la muerte de Eugenio Garza Sada, cuando el 10 de octubre de 1973 la LC23S realizó un doble secuestro en Guadalajara, Jalisco, el de Anthony Duncan Williams: cónsul de Gran Bretaña y, Fernando Aranguren: joven empresario de la región. Las demandas de los dos secuestros fueron: la entrega de 5 millones de pesos, y la libertad de 51 presos políticos, entre estos 5 mujeres de diversos grupos armados. Con la política de no negociación de Echeverría, la Liga tuvo que liberar sin que se les cumplieran sus exigencias al cónsul Duncan Williams el 15 de octubre de 1973; mientras que cuatro días después fue encontrado el cadáver del empresario Aranguren.
Operación “Asalto al Cielo”
El operativo Asalto al Cielo de 16 de enero de 1974 en Culiacán, Sinaloa, fue nombrado así por la propia Liga parafraseando a Karl Marx cuando escribió sobre la Comuna de París, en el evento en que las masas intentaron tomar el poder. En el operativo, brigadas de la Liga arribaron a diversos puntos de Culiacán y del campo. La LC23S buscó fortalecer el movimiento en Sinaloa con una acción que demostrara su capacidad organizativa y de combate para sumar fuerzas de los sectores campesinos y proletarios que se habían integrado a las acciones de la Liga, por medio de huelgas y enfrentamientos directos con la policía. Además, se logró insurreccionar a los obreros de la construcción del Infonavit, para asaltar el banco de Armas de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.
Las Islas de Ciudad Universitaria
El 15 de junio de 1975 en Ciudad Universitaria (CU) de la UNAM, durante una exposición canina, se realizó una emboscada contra dos dirigentes de la Liga: Teresa Hernández Antonio “Alejandra” y Adolfo Lozano Pérez “Mariano” por parte de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), fueron perseguidos y asesinados, rematados con tiro de gracia. Lo significativo de este evento, es que permite observar que las políticas del Estado contra la Liga fueron de extermino. Además, son los antecedentes de la futura creación de la Brigada Blanca y el Grupo Jaguar que se encrgarían de perseguir, desaparecer y exterminar a la Liga por órdenes del Estado.
Sobre este tema, existe un documental llamado “Alejandra o la Inocencia de Vlady” (2017) realizado por Fabiana Medicna.
Fuga del penal de Oblatos
La LC23S focalizó su atención en el objetivo del rescate de militantes recluidos en diferentes prisiones del país, con la intención de reforzar nuevamente su estructura. De los operativos más recordados y reconocidos por la habilidad de los militantes para su escape es la fuga del penal de Oblatos, en Guadalaja, Jalisco el 22 de enero de 1976. La seguridad del penal, de alta seguridad fue burlada por los militantes de la Liga y lograron escapar seis de ellos. Sus nombres son: Antonio Orozco Michel “el Michel”, Mario Álvaro Cartagena López “Guaymas”, Enrique Guillermo Pérez Mora “Tenebras”, Trinidad Villegas Vargas “el Billetes”, Armando Escalante Morales “el loco Escalante” y, Francisco Mercado Espinoza “el Flaco”. Todos ellos se reincorporaron a la militancia.
Para 1982 la Liga está prácticamente desmantelada; sus dirigentes, desaparecidos o muertos; y deja de aparecer el Madera (se publicó hasta el número 58). La Liga había sido derrotada. Aunque algunos grupos siguieron actuando por varios años, ésta ya no existía como tal.
Ese año el gobierno mexicano propuso la posibilidad de legalizar a la Liga como partido político si renunciaba a las armas. Jaime Laguna, cuenta que «esta posibilidad nunca se concretó, ya que a la persona que le hizo la oferta, un enviado de Jesús Reyes Heroles (secretario de Gobernación), nunca informó al resto».
Era el final, pero insiste Heladio Torres: «Nos derrotaron militarmente por errores que cometimos y porque no calculamos la violencia que usaría el Estado contra nosotros, pero nuestra propuesta política sigue vigente».
Con la disolución de la Liga, el gobierno mexicano dio por aniquilada la guerrilla urbana. La mayoría de quienes entonces abrazaron las armas terminaron asesinados, desaparecidos o encarcelados. De los 532 desaparecidos, cuyo paradero hoy investiga la PGR, unos 150 pertenecieron a la Liga.
AM.MX/fm
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