CIUDAD DE MÉXICO, 12 de agosto (AlmomentoMX).- En los años 60, el asesinato de Sharon Tate (la joven promesa de la actuación estadounidense, con unos meses de embarazo) y los amigos que la acompañaron en una cena íntima, conmovió al mundo entero. Por ello, a medio siglo de este fatídico suceso hacemos un recuento de aquella oscura noche con los nuevos datos que lanzó la investigación policiaca.
Los Angeles, California. 9 de agosto de 1969. Como si fuera una secuencia extraída de una película de Tarantino, un vehículo se detiene a pocos metros de la lujosa residencia en 10050 Cielo Drive. Son las horas muertas de la noche, y el vecindario da la impresión de haber concluido todas sus actividades. No hay fiestas, ni discusiones, ni música pop. Las luces en la propiedad están apagadas y parece que no hay nadie despierto.
Del Ford Galaxie ’59 descienden cuatro personas. Las primeras que brincan a la vista son tres mujeres jóvenes, risueñas y atractivas. Dan la impresión de no tener más de 20 años cada una. Ellas son Linda Kasabian, Patricia Krenwinkel y Susan Atkins. Las acompaña un solo hombre, alto y robusto, al que le dicen ‘Tex’. Su nombre real es Charles Watson, originario de un pequeño poblado de Texas, y en su mano carga una pistola calibre 22.
Por la manera en que los jóvenes de apariencia hippiosa se mueven por el perímetro del jardín, es evidente que nadie en la residencia los espera. Tex se sube a un poste y corta el cable del teléfono con un cuchillo grande. Luego se desplazan entre los arbustos y hablan en secreto entre ellos. Buscan por dónde entrar a la casa. A los pocos segundos, los faros de otro coche sorprende a los intrusos. Las chicas se esconden en el jardín, pero Tex se queda en su sitio.
Un AMC Ambassador se acerca y se estaciona frente a la cochera. De este vehículo intenta descender un muchacho, todavía más joven que ellos, pero Tex camina hacia él y lo amaga con la pistola. El conductor se asusta e intenta regresar al coche, pero Tex le corta la mano con el cuchillo y luego le dispara cuatro veces en el pecho. Esta es la primera víctima de la noche, Steven Parent, de 18 años de edad. (La policía se enteraría luego que el occiso no tenía relación alguna con los residentes de la casa. Simplemente quería visitar al vigilante de la propiedad, un sujeto que vivía en la parte posterior del inmueble y que prefirió esconderse en su habitación cuando escuchó los disparos y los gritos de terror en el jardín.)
Ya no hay vuelta atrás. Tex y las chicas proceden con la tarea que les encomendó su líder. Linda, sin embargo, luce alterada por lo sucedido. Así que Tex le ordena que permanezca en la entrada de la cochera, haciendo guardia, mientras sus cómplices buscan alguna ventana abierta. Tex encuentra una ventana que puede abrir sin mucho problema y por fin logra ingresar al inmueble. Todo está oscuro y no escucha voces en el interior. Tex se abre camino entre las sombras y abre la puerta principal, dejando pasar a Susan y Patricia. Pero no están solos. En la sala, un sujeto se levanta del sofá y les pregunta qué quieren, a quién buscan. Tex responde propinándole una patada en la cabeza y le dice, “Yo soy el diablo y estoy aquí para hacer el trabajo del diablo.” Los intrusos amarran sus manos con una toalla y lo dejan en la sala, bocabajo. (Horas más tarde, la policía identificaría a este sujeto como Wojciech Frykowski, de 32 años de edad, un guionista polaco y amigo cercano de Roman Polanski y su esposa, inquilinos de la casa.)
Susan y Patricia se encargan de buscar a todas las personas que permanecen escondidas en el resto de las habitaciones. Las primeras en ser descubiertas por las hippies son una mujer embarazada y un hombre que la acompañaba. Las chicas se sorprenden al ver el tamaño de la panza de la mujer rubia, así que el hombre les ruega que tengan consideración por su amiga que podría dar a luz en cualquier momento. Susan y Patricia amenazan a estos dos con los cuchillos y los obligan a caminar hacia la sala, donde se encuentra el guionista. Sus víctimas obedecen con tal de que no les hagan daño. Ya en la sala, los intrusos amarran con una soga a la mujer embarazada y a su amigo por el cuello. El hombre vuelve a rogar por la vida de su amiga y les pide a sus agresores que tomen en cuenta su condición. Harto de las súplicas, Tex le dispara a este hombre, le patea en la cara y le entierra un cuchillo siete veces en el cuerpo. (Esta segunda víctima de la noche resultó ser Jay Sebring, estilista de Hollywood y expareja de Sharon Tate. Tenía 35 años de edad.)
Al mismo tiempo que el homicidio del señor Sebring ocurre en la sala, Patricia se encuentra lidiando con otra mujer en una de las habitaciones para invitados. Su víctima intenta darle dinero a Patricia para que la deje en paz, pero solo tiene 70 dólares en su bolso. Asustada por los gritos que vienen de la sala, esta mujer intenta escapar pero Patricia le corta el paso con su cuchillo. A pesar de las heridas, la víctima logra escapar y cruza la puerta que da al jardín. La joven grita por ayuda pero no por mucho tiempo, ya que Patricia la alcanza y procede a apuñalarla en repetidas ocasiones. “Detente, ya estoy muerta”, le dice su víctima, y Patricia le pide a Tex que termine de rematarla. (Esta persona que la policía halló muerta en el jardín fue identificada como Abigail Folger, de 25 años de edad, pareja del señor Frykowski y heredera de la empresa de café que lleva su apellido).
El guionista polaco aprovecha la distracción en el jardín para desatarse la toalla que sus agresores amarraron con torpeza y corre hacia una de las puertas. Susan, la única de los intrusos que estaba vigilando a los cautivos, intenta detenerlo, pero Frykowski la empuja a un lado. Susan alcanza a herirlo en las piernas y esto es suficiente para que Tex pueda derribarlo en el patio. Como la pistola se le atora cuando intenta disparar, el hippie de Texas le pega en la cabeza con el arma de fuego, luego le entierra el cuchillo en repetidas ocasiones, una y otra vez, como si se tratara de su peor enemigo.
Ahora la única que queda con vida en la casa de Cielo Drive es la mujer embarazada. Los intrusos, incluyendo Linda, regresan a la sala para lidiar con su última víctima. Entre los hippies se respira un aire de euforia y adrenalina. Hay risas, carcajadas, gritos y llantos. La mujer embarazada le ruega a las personas que mataron a sus amigos que la tomen como rehén, el tiempo suficiente para que nazca su bebé. La mujer ruega y ruega hasta que alguien toma uno de los cuchillos y le quita la vida. (El cuerpo semidesnudo de Sharon Tate, actriz, de 26 años de edad, fue hallado en la sala, a pocos metros del cadáver de Jay Sebring, con 16 heridas producidas por un arma punzocortante. Al momento de su muerte, la esposa de Roman Polanski tenía ocho meses y medio de embarazo. El feto no sobrevivió).
Una vez cometido el asesinato de la mujer, los intrusos recuerdan las instrucciones de su líder. Éste les pidió que dejaran algún mensaje en el lugar de los hechos, algo que detonara su profecía de una guerra racial. Así que Susan toma la toalla que sujetó las manos del guionista, la embarra de sangre y escribe la palabra “cerdo” en la puerta principal. (Nadie escribió en las paredes de la residencia de Cielo Drive el infame término “Healter Skelter” [sic] con la sangre de sus víctimas. Eso ocurriría al día siguiente, cuando el mismo grupo de asesinos llevaría a cabo actos similares en la casa de Leno y Rosemary LaBianca.)
¿Quiénes eran los integrantes de la Familia Manson?
El multihomicidio perpetrado hace 50 años por la llamada Familia Manson conmocionó tremendamente al país, no solo por el número de víctimas o el estatus económico y social de éstas; trascendieron los detalles de la violencia con que se ejecutó el delito, como la ausencia de misericordia por una mujer embarazada o el número de heridas en cada cuerpo. Cuando los presuntos asesinos fueron detenidos meses después, la sociedad quedó pasmada. Los responsables de apuñalar a Sharon Tate en dieciséis ocasiones y usar su sangre para dejar mensajes crípticos en la puerta eran casi unos niños, ejemplares de la generación del amor, la paz y la revolución sexual.
Entonces surgió la pregunta: ¿cómo fue posible que estos muchachos se prestaran a cometer crímenes tan atroces como apuñalar a unos desconocidos con tanta brutalidad que el cuchillo se doblaba al tocar hueso? ¿Qué fue lo que impulsó a unos chavitos a recurrir a la barbarie?
Al analizar los perfiles de los detenidos, como Patricia Krenwinkel o Leslie Van Houten (quien participó en los asesinatos de la segunda noche), las autoridades encargadas del caso se toparon con unos jóvenes ordinarios, sin antecedentes criminales, provenientes de familias de clase media y barrios suburbanos. Antes de integrarse a la sucia y denigrante rutina de la Familia Manson, las mujeres (y cabe resaltar que la mayoría de los integrantes de la Familia Manson eran mujeres) iban a la escuela y llevaban una vida relativamente normal. Tenían los problemas típicos de cualquier adolescente y experimentaban con drogas, pero nada fuera de lo ordinario en el contexto del “verano del amor”.
Para explicar la violencia brutal del caso Tate-LaBianca, la psicología ha tenido que examinar la figura de Charles Manson, líder de la secta hippie que llevaba su nombre. Recordemos que el señor Manson no se manchó las manos de sangre, literalmente, entre el 9 y 10 de agosto de 1969, pero sí fue acusado y hallado culpable de ser el autor intelectual del multihomicidio.
Primero veamos quién fue este personaje y por qué su historia ha fascinado a tanta gente, desde criminólogos a cineastas.
Para empezar, Charles Manson cumplía con los ingredientes básicos en la formación de un asesino serial: padre ausente, madre abusiva, personalidad antisocial y manipuladora desde la infancia, varios arrestos por robo, iba y salía de una correccional tras otra, tuvo sus primeras experiencias sexuales por medio del abuso, etc.
Cuando el señor Manson fue liberado de la cárcel en el verano del ’67, ya había pasado la mitad de su vida en prisión. En aquel entonces tenía 32 años de edad. Pero el mundo con el que se topó tras su liberación era muy distinto al de la década de los cincuenta. Aquella nación tan apegada a los valores morales de la familia y la responsabilidad se había escapado de sus cadenas autoritarias y había descubierto una nueva libertad, una libertad de sensaciones, de probar nuevas experiencias, ya sea a través de las artes, las drogas o las relaciones sexuales. Manson vio muchas oportunidades en este nuevo clima de rebeldía juvenil, y se mudó al corazón de este nuevo movimiento: Berkeley, California.
El típico asesino serial en la historia reciente de Estados Unidos es un psicópata que pretende llevar una vida normal, un poco aislado del mundo, como Jeffrey Dahmer, John Wayne Gacy o Dennis Rader. Pero Manson era distinto, un narcisista que buscaba lanzar su carrera como músico y que construía relaciones de amistad con estrellas como los Beach Boys.
La personalidad carismática de Manson le permitía acercarse a la gente y tenía una facilidad de contacto que se reflejaba sobre todo entre las mujeres que reclutaba en las fiestas de San Francisco. Las drogas, por supuesto, fortalecían el vínculo de dependencia con sus nuevos seguidores, que veían en Manson una figura mesiánica que les brindaba una sensación de pertenecer a un grupo, o mejor dicho, de pertenecer a una entidad que superaba su vida tediosa y burguesa, así como los principios y valores que regían sobre esas conductas.
En este contexto, el comportamiento del integrante de una secta es ajeno a la lógica de un mundo objetivo y racional, porque su manera de entender y abordar una situación ha sido distorsionada por la lógica propia del gurú. Este gurú les ofrece un propósito, llamémosle un “Helter Skelter”, y les dice que solo los iluminados podrán salvarse de la destrucción que caerá sobre todos los demás seres de la Tierra.
Bajo esta premisa, los seguidores adquieren una dirección espiritual, una razón de ser y cuentan además con el respaldo emocional de sus compañeros. No están solos. Y eso es lo más importante, ya que el terror de quedar fuera del círculo, de perderlo todo, es intolerable. Manson tenía una facilidad para comunicar estos elementos, lo que permitía que se adueñara de los cuerpos, las mentes y los espíritus de sus seguidores. Solo una persona así se prestaría a ser manipulada hasta llegar al punto de privarle la vida a un desconocido.
Este mes Penguin Random House Grupo Editorial edita dos libros con pruebas, datos y documentos que el FBI y la CIA revelaron recientemente, en torno a este impactante asesinato que sacudió a la sociedad norteamericana.
Con el libro ilustrado Charles Manson, una biografía, se aborda el contexto que llevó a este asesino a convertirse en un personaje mediático. Predicaba el Helter Skelter, un término que tomó de una canción de los Beatles y convirtió en una mezcla de ocultismo, filosofía hippie y apocalipsis. Su extraño magnetismo le sirvió para convocar el fin del mundo y convencer a la Familia Manson de hacer lo que él dictaba. Emblema de la locura y lo macabro, Manson se convirtió en una pieza ejemplar del sistema en descomposición de la cultura estadounidense.
En Manson, la historia real, se devela la investigación que por más de 20 años realizó Tom O´Neill, con entrevistas y decenas de documentos del Departamento de Policía de Los Ángeles, el FBI y la CIA que salen a la luz por primera vez, concluyendo en argumentos, según el fiscal del distrito de Los Ángeles, Stephen Kay, lo suficientemente fuertes como para anular los veredictos sobre el caso Manson, repletos de caminos en los que abundan los encubrimientos y las coincidencias.
(Fuente: Los sucesos ocurridos en los asesinatos en 10050 Cielo Drive son documentados en el libro Helter Skelter, escrito por el fiscal Vincent Bugliosi, aunque los testimonios de los participantes han variado a lo largo de los años.)
AM.MX/fm
The post 50 años del infame crimen de Sharon Tate por la Familia Manson appeared first on Almomento.Mx.