Francisco Medina
CIUDAD DE MÉXICO, 30 de junio (AlmomentoMX).- La noche del 30 de Junio de 1520 cuando los españoles salieron huyendo por lo que hoy es la avenida Tacuba, Hernán Cortés lloró bajo un ahuehuete en lo que para él fue su noche triste, y para los mexicas representó la Noche Victoriosa.
Hoy en día, justo a lado del Árbol de Cortés, en un muro de la parroquia que se encuentra cerca en el 2010 plasmaron un pequeño mural que originalmente conmemoraba la Noche Triste, ahora corregida como la Noche Victoriosa, donde se da la siguiente explicación:
“Los españoles prepararon su plan de huida; para distraer a sus sitiadores mataron a todos los dirigentes prisioneros y a sus familiares, pensando que mientras los velaban e incineraban podrían huir, y así lo hicieron, pero al tratar de romper el sitio fueron descubiertos por una mujer vigilante, quien dio la voz de alerta. Entonces, Cuitlahuac desató la ofensiva al grito de Atlachinolli… Atlachinolli… (agua y fuego); a la orden de Tiahui… Tiahui… (adelante, adelante), huían cargados de oro, luego de asesinar a quienes siguiendo sus costumbres ancestrales les habían dado hospitalidad. La derrota española fue completa; para ellos fue la “Noche Triste” y para nosotros la “Noche Victoriosa”.
La Noche Triste, es el nombre de la derrota sufrida por los soldados españoles de Hernán Cortés y sus aliados a manos del ejército mexica entre el 30 de junio y la noche del 1 de julio de 1520, último día del mes Tecuilhuitontli, en las afueras de Tenochtitlan, hoy Ciudad de México.
En términos de la La Noche Victoriosa, es la fecha de la victoria de Cuitláhuac sobre Hernán Cortés y sus aliados, que se conmemora anualmente en el Árbol de la Noche Victoriosa con danzas y rituales tradicionales.
Esta Matanza del Templo Mayor encendió la mecha de la rebelión. Ésta comenzaba poco después de que Cortés regresara y tratara de calmar los ánimos. Para ello solicitó a Moctezuma II que se dirigiera a su pueblo para tranquilizarlo. En un intento para sofocar el violento tumulto, Moctezuma II se asomó a la azotea (o balconada) de su palacio, instando a sus seguidores a retirarse.
La población contempló horrorizada la supuesta complicidad del emperador con los españoles, por lo que comenzaron a arrojarle piedras y flechas que lo hirieron mortalmente, falleciendo poco tiempo después del ataque. Parece claro que Cortés comprendió inmediatamente las funestas consecuencias que tendría lo sucedido.
Según la versión azteca, todos los nobles aztecas que se encontraban en poder de los españoles fueron ejecutados al dejar de ser útiles. Sin embargo la realidad es que varios de ellos sobrevivieron.
El Códice Ramírez, escrito después de la conquista por un azteca cristianizado, reclama que a Moctezuma no se le administraron los últimos sacramentos, pero en verdad nada se sabe de cierto de los últimos momentos del emperador y parece seguro que no estaba bautizado.
Muerto Moctezuma II, los señores y sacerdotes eligieron a Cuitláhuac, de carácter mas belicoso que su hermano, como su gobernante y caudillo de guerra. Éste desplegó una gran actividad para alistar tropas, buscar alianza con algunos pueblos cercanos al lago y con los tarascos (de los cuales recibió una clara y prácticamente unánime negativa) y tratar de derrotar a los conquistadores españoles. Sin embargo, moriría pronto víctima de la viruela.
Los combates entre mexicas y españoles duraban ya una semana, los españoles y sus aliados indígenas estaban cercados en el palacio de Axayácatl y sus alrededores casi sin alimentos, por lo que decidieron huir al punto de la medianoche del 30 de junio de 1520.
Cortés dio la señal de partida y bajo la consigna de silencio, marcharon por un puente de canoas en dirección a Tlacopan (Tacuba) sigilosamente, cuidando del relincho de los caballos. Al llegar al canal de los toltecas o Tlaltecayohuacan, una anciana mexica que había salido a tomar agua en un cántaro advirtió la huida de los españoles y avisó a los guerreros aztecas.
Pronto empezó a sonar el tambor de piel de serpiente del templo de Huitzilopochtli y los españoles se vieron rodeados por miles de embravecidos guerreros. En cuestión de minutos la laguna que rodeaba México-Tenochtitlan hirvió de canoas repletas de nativos armados de lanzas y flechas, en tanto desde las azoteas miles de guerreros atacaban la retaguardia, otros nativos cortaron los puentes a tierra firme, que estaban hechos de canoas amarradas unas con otras.
Se dice que lograron salvarse los soldados que prefirieron deshacerse de las joyas y oro que cargaban, en tanto que muchos de los que iban lastrados por armadura de acero, barras de oro y joyas murieron ricos. Pero también hay aquí algo de leyenda: en una batalla nocturna sobre una calzada estrecha trazada sobre el agua y atacados por miles de enemigos, a la vez por ambos flancos y por la retaguardia, la salvación sólo pudo proporcionarla el valor o la suerte.
El mismo Alvarado fue salvado por Martín de Gamboa, que lo subió a la grupa de su caballo y que declararía luego que éste llevaba únicamente una armadura de algodón de confección mexica y su espada toledana al cinto.
Hombres y caballos se ahogaron en las acequias y pozas, se perdió la artillería, los indígenas aliados de Cortés fueron masacrados (el término es exacto, de más de mil tlaxcaltecas aliados sobrevivieron apenas un centenar) y la mitad de la tropa española quedó muerta y heridos casi todos los demás (Bernal Díaz del Castillo afirma que murieron seiscientos cristianos, más de la mitad de la hueste de Cortés).
Durante los homenajes por el ascenso del nuevo emperador fueron sacrificados los españoles y tlaxcaltecas capturados. Se afirmó que el 90 por ciento del producto del saqueo del tesoro de Moctezuma se perdió.
Las crónicas de Indias coinciden en la tristeza de Cortés. Bernal Díaz del Castillo describe en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España:
..que como Cortés y los demás capitanes le encontraron y vieron que no venían más soldados, se le saltaron las lágrimas de los ojos y dijo Pedro de Alvarado, que Juan Velázquez de León quedó muerto..
…y mirábamos toda la ciudad y las puentes y calzadas por donde salimos huyendo; y en ese instante suspiró Cortés con una gran tristeza, muy mayor a la que antes traía, y por los hombres que le mataron antes..
…Acuérdome que entonces le dijo un soldado que se decía el bachiller Alonso Pérez (que después de ganada la Nueva España fue fiscal y vecino en México): “Señor capitán, no esté vuestra merced tan triste, que en las guerras estas cosas suelen acaecer”..y Cortés le dijo que ya veía cuántas veces había enviado a México a rogarles con la paz; y que la tristeza no la tenía por una sola cosa, sino en pensar en los grandes trabajos en que nos habíamos de ver hasta tornarla a señorear…
Ruta de escape de los españoles hacia Tlaxcala tras la Noche Triste.
Francisco López de Gómara, describe en su Historia general de las Indias”:
..Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos quedaban, y pensar y decir el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto mando, tan grande ciudad y reino; y no solamente lloraba la desventura presente, más temía la venidera, por estar todos heridos, por no saber adónde ir, y por no tener cierta la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara viendo la muerte y estrago de aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían?…
Francisco de Aguilar describe un corto diálogo en su Relación breve de la conquista de la Nueva España:
..Sucedió un día que Alonso de Ávila, capitán de la guardia del capitán Hernando Cortés, se fue a su aposento cansado y triste, y tenía por compañero a Botello Puerto de Plata, el cual fue aquel que dijo al marqués en Cempoala: “Señor, daos prisa, porque don Pedro de Alvarado está cercado y le han muerto un hombre”. Y así como entró le halló llorando fuertemente y le dijo estas palabras: “¡Oh señor! ¿Ahora es tiempo de llorar?”. Respondióle: “¿Y no os parece que tengo razón?. Sabed que esta noche no quedará hombre de nosotros vivo si no se tiene algún medio para poder salir”..
El trayecto de los conquistadores españoles continuó de Tlacopan (Tacuba) hacia Otumba, En el camino, hacia el oriente del Valle de México, masacraron al pueblo de Calacoayan antes de pernoctar en Teocalhueyacan (actualmente San Andrés Atenco). Luego de ello, tuvieron que confrontarse nuevamente con los guerreros mexicas en el episodio conocido como batalla de Otumba, la cual terminó con la muerte del capitán mexica que iba al mando pues los perseguidores se disiparon y huyeron. Finalmente los conquistadores pudieron llegar al territorio aliado de Tlaxcala. Pasó más de un año para poder conquistar la ciudad de México-Tenochtitlan.
AM.MX/fm
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