Por Roberto Fuentes Vivar
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de octubre.- Prácticamente todos los movimientos sociales de 1968 -París, Praga, México, Estados Unidos, África, Palestina, Sudamérica, Asia- tuvieron un eje común: la búsqueda de una mayor justicia social en cada uno de los países donde ocurrieron y en el mundo entero. Pero los datos duros existentes en este momento, señalan que la justicia social no se logró, mientras que los desequilibrios son cada vez más grandes en todos los continentes.
Oxfam (organismo que no hubiera sido posible sin los movimientos de 1968) señala en su más reciente informe global que 82 por ciento de la riqueza generada en 2017 terminó en las manos del uno por ciento de la población del mundo.
Otro estudio, de Oxfam y del Instituto Peterson de Washington, señala que ocho individuos tienen la mitad de la riqueza mundial. Estos ocho personajes (seis estadounidenses, un español y un mexicano) concentran los ingresos equivalentes a tres mil 600 millones de personas en el mundo.
En el caso de México, el mismo informe de Oxfam señala que en nuestro país el uno por ciento de los habitantes más ricos concentra 28 por ciento de la riqueza, cuatro puntos porcentuales más que la riqueza que tenían en el año 2000, mientras que los niveles de pobreza se mantienen en los mismos 18 años. Otros reportes señalan que la desigualdad ha crecido de manera alarmante.
La más reciente Encuesta Nacional Ingreso-Gasto, que elabora el INEGI, señala que el 10 por ciento de la población más pobre del país, percibe dos mil 722 pesos mensuales, mientras que el 10 por ciento más rico recibe 56 mil 285 pesos, monto que es casi 21 veces superior. Es decir que el 10 por ciento más pobre recibe sólo 1.8 por ciento de los ingresos, mientras el más rico concentra 36.3 por ciento.
Una de las claves para medir la distribución de la riqueza es el coeficiente GINIni (en el cual mientras más cercano esté el índice al 1.0 es mayor la desigualdad). Al respecto, la secretaria de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), la mexicana Alicia Bárcena, señalaba hace unos meses que “México puede tener en desigualdad de ingreso un Gini superior al 0.45 pero cuando nos vamos a la riqueza estamos en 0.79 y eso nos parece muy relevante”. Hay que señalar que en 1970 el coeficiente de GINI para México era de 0.57.
Un dato más de la CEPAL: en México la mala distribución de riqueza alcanza una cifra muy alta, pues el 80 por ciento de los activos financieros están concentrados en sólo el 10 por ciento de las familias, mientras que el 10 por ciento de las empresas del país concentran el 93 por ciento de los activos físicos.
Otra estadística para avalar la alta concentración es que de acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, los 200 mil inversionistas (de los cuales solo el 10 por ciento son personas físicas) en las casas de bolsa concentran más de 7.5 billones de pesos de valores en custodia.
Campesinos, pobres entre los pobres
Una de los grandes logros conseguidos por los movimientos del 68 fue crear conciencia de que la tierra es un ser vivo que necesita cuidarse. De esa gran revolución de hace 50 años nacieron la conciencia ambientalista, la conciencia planetaria y hasta la conciencia cósmica.
Incluso, muchos globalifílicos asumen que el neoliberalismo y la globalización que vivimos hoy son parte de los resultados de la gran revolución de hace cinco décadas, pero la realidad es que los desequilibrios sociales distan mucho del humanismo por el que lucharon millones en los movimientos del 68.
Hoy vivimos la moda del medioambientalismo, de los productos orgánicos y del cuidado a los animales, pero, por lo menos en México, matamos de hambre a quienes más protegen la tierra y a los animales: los campesinos que en nuestro país son 100 por ciento orgánicos, pues rara vez tienen para comprar químicos para sus productos.
De hecho, si se analizan las cosas: la globalización es la que más ha generado pobreza en México: en 1994 el Producto Interno Bruto de la economía primaria era de siete por ciento del PIB total. Al primer semestre de este año, el PIB agropecuario descendió 2.1 por ciento y significaba sólo 3.7 por ciento del PIB total. Es decir que alrededor del 20 por ciento de la población mexicana tiene que subsistir con menos de cuatro por ciento del PIB, sólo 585 mil millones de pesos, menos del 10 por ciento de los más de siete billones de pesos que concentran los 200 mil clientes de las casas de bolsa.
Retomo aquí, para dar una idea de la situación campesina, un documento que Federico Ovalle Vaquera, secretario general de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, entregó al equipo de Andrés Manuel López Obrador y a los legisladores, para tratar de generar políticas públicas para el campo.
-El 38.6 por ciento de los productores son mayores de 60 años y apenas el 0.9 por ciento es menor de 25 años, lo que refleja que no se están incorporando jóvenes a trabajar en el campo mexicano.
-En el campo, la pobreza que alcanza al 58.2 por ciento de sus habitantes y la pobreza extrema al 17.4 por ciento, mientras que en las zonas urbanas la pobreza extrema es de solo 0.4 por ciento de la población.
-Es engañoso que México sea primer lugar mundial en exportación de cerveza, pues esta bebida solo la producen y comercializan trasnacionales (Holanda, Bélgica y Estados Unidos).
-Lo mismo sucede con el tequila, en donde las marcas más grandes también pertenecen a empresas extranjeras (Reino Unido y Estados Unidos, básicamente), de tal forma que la mayor parte de las ganancias de esta actividad finalmente abandona el país.
-Pasamos de una dependencia alimentaria del 16 por ciento de las importaciones antes de la apertura y el TLCAN a una dependencia cercana al 50 por ciento, actualmente.
-El campo mexicano registra una devastación del 50 por ciento, según cifras de la FAO. El 22.5 por ciento de la mano de obra de grandes productores son mujeres, porcentaje superior al que emplean los pequeños y medianos, que es de 16.5 por ciento.
-Mientras el 85.7% de los grandes productores y el 32.9 por ciento de los pequeños y medianos productores utilizan alguna tecnología informática, pero los campesinos no tienen ni siquiera acceso a las redes.
-En el campo mexicano trabajan 6 millones de personas; en actividades ganaderas lo hacen 777 mil, y en pesca y acuacultura 172 mil. Del total de personas que laboran en el campo, 34 por ciento no ha concluido la primaria y 30 por ciento sólo cuenta con estos estudios. En cuanto a salario, 27 por ciento no recibe ingresos, mismo porcentaje que obtiene no más de un salario mínimo; 26.1 por ciento recibe entre uno y dos salarios mínimos; mientras que sólo 1.4 por ciento tiene entradas superiores a cinco salarios mínimos.
Este es el México de los campesinos de hoy. Una asignatura que quedó pendiente tras los grandes movimientos del 68 que proponían la igual, la justicia social y el amor a la tierra. Dice el filósofo del metro: en cinco décadas el logro del campo es que los jóvenes emigren para hablar inglés.
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