CIUDAD DE MÉXICO, 10 de octubre.- Los actores sociales implicados en los acontecimientos que detonaron aquel fatídico 2 de octubre de 1968 –el día que no permite ni perdón ni olvido– son diversos, por lo que es imprescindible continuar rasgando en la historia, reconstruir los hechos y revalorar las luchas gestadas entonces para lograr una verdadera reconstrucción por el presente y en honor de aquellos que fueron acallados violentamente, sostuvo la doctora Gabriela Victoria Alvarado.
En las Jornadas académicas y culturales Habitar el 68 que lleva a cabo la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la doctora en Estudios Sociales por la Unidad Iztapalapa recordó cómo en Europa se cuestionaba la cultura industrial de la posguerra, que a la vez posibilitaba las sociedades del bienestar a partir de la educación.
En Francia, Italia, Alemania y Checoslovaquia se debatía el sistema universitario, mientras que Estados Unidos estaba atravesado por dos hechos determinantes: la lucha por los derechos civiles de la raza negra y la Guerra de Vietnam.
Durante la ponencia La cotidianeidad del 68, realizada en el Centro de Difusión Cultural Casa Rafael Galván, ofreció una cronología de los meses previos al 2 de octubre de aquel año, recordando que a partir del 22 de julio de 1968 empezó la brutalidad policíaca contra los estudiantes en La Ciudadela y se extendió hasta el 6 de diciembre, cuando se disolvió el Consejo Nacional de Huelga (CNH).
Desde una perspectiva de la antropología de las emociones, los jóvenes experimentaron indignación, rabia e impotencia ante los atropellos a sus derechos, lo que se tradujo en una fuerza emocional para desafiar el poder policial que derivó en una organización social basada en la solidaridad.
La cotidianeidad de los jóvenes en esos meses se vio impregnada de profundas reflexiones y concientización sobre su realidad social, tanto individual como colectiva, lo que los dotó de un corpus ético y político para poder enfrentar al gobierno.
Cuando el rector Javier Barros Sierra izó la bandera nacional a media asta en la explanada de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) debido a la entrada del ejército mexicano para reprimir alumnos que se refugiaban en las instalaciones de la Escuela Nacional Preparatoria # 1 de San Ildefonso, el acto dio una legitimidad fuerte al movimiento estudiantil de hace 50 años.
El informe presidencial de Gustavo Díaz Ordaz el 1ro de septiembre de 1968 presentó una respuesta absolutista y despótica ante las demandas estudiantiles, y expresó su intención de tomar represalias contra el movimiento. El 18 de septiembre se viola la autonomía universitaria cuando el ejército invade Ciudad Universitaria con 10 mil soldados y detienen a 1500 personas. Luego, el 2 de octubre.
Mauricio Bravo Correa, maestro en Literatura Mexicana Contemporánea por la Unidad Azcapotzalco, expuso que los escritores mexicanos en aquel tiempo hacían uso de la prensa escrita para publicar sus opiniones a través de columnas o artículos, y jugaron un papel relevante al dar a conocer sus convicciones, ya fueran de derecha o de izquierda.
El especialista detalló la postura que tomó cada uno de ellos frente a la situación, por ejemplo, refirió que Salvador Novo se pronunció en favor del régimen en 1968, por lo que fue llevado al olvido, en tanto Agustín Yáñez, quien además era funcionario de la Secretaría de Educación Pública, no se manifestó ante los hechos.
José Revueltas fue de los pocos intelectuales que participó activamente en los sucesos aquel año, como escritor y también en mítines, asambleas y movilizaciones políticas, y fue arrestado el 2 de octubre y condenado a 16 años de prisión. Su presencia fue vital porque rescató la importancia de la literatura en favor de las causas de izquierda.
Un emblema de las letras de esa época fue Elena Poniatowska, periodista que hacía entrevistas a los protagonistas y a través de ellas empezó a formular la crónica de los acontecimientos que luego publicó en su libro La noche de Tlatelolco, con lo que inició el periodismo literario en el que se funden la crónica, la entrevista y la observación.
AM.MX/fm