CIUDAD DE MÉXICO, 25 de septiembre.- Cuando la tristeza invade el alma y la depresión rodea el espíritu por la ruptura de pareja, no queda más remedio que afrontar la pena y la melancolía en compañía de un perro, propone La soledad del paseador de perros, de la española María Velasco González.
En el Tercer ciclo de dramaturgia contemporánea escrita por mujeres, que programa la Coordinación General de Difusión de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Foro Casa de la Paz presentó la lectura dramatizada de una pieza que refleja los fantasmas y pesares que una mujer pasa después de terminar una relación amorosa.
La serie –organizada por la Dirección de Artes Visuales y Escénicas– ofrece una oportunidad para ver, escuchar y sentir puestas en escena escritas, dirigidas, producidas y actuadas únicamente por autoras, con la intención de dar voz a jóvenes que incursionan en la literatura dramática.
La dramaturga Eréndira Córdoba Pacho, directora de la obra, explicó que la mayor dificultad en el trabajo de adaptación fue adaptar la jerga contenida en la obra, aunque a pesar de que originalmente la protagonista era una chica española en Argentina las situaciones podrían ocurrir en cualquier lugar del mundo.
El escrito de la autora, dijo, fue relativamente sencillo de adaptar pues cuenta con una estructura definida y cuadros que hicieron sencillo el proceso de la obra, gracias a lo cual las actrices pudieron darle sentido a la lectura.
La directora, en busca de resignificar la puesta en escena y darle un sentido más personal a la presentación, cambió la temporalidad del escrito –con permiso de la autora– para generar mayor expectación y dramatismo a las escenas.
Un cambio representativo adicional fue que modificó el número de personajes. El escrito original en ocasiones parecía un monologo pero la directora decidió que participaran tres actrices, con la intención de denotar los diferentes temperamentos que habitan la mente de una mujer.
Varias son las personalidades que conviven dentro de las mujeres que pasan por una situación complicada. “En ocasiones sentimos lástima y nos enojamos con nosotras mismas, otras veces buscamos ser fuertes y pretender que nada nos está pasando y en ocasiones, incluso, nos burlamos de nosotras mismas”.
Alicia Jiménez Méndez, una de las protagonistas, mencionó que durante los ensayos pensó que se trataba de un drama exagerado, pero después de varias pláticas e introspecciones se dio cuenta que la puesta está muy cercana a la realidad. “Actualmente si sentimos que morimos ante la soledad y abandono le damos un peso muy fuerte a nuestros animales de compañía, además que las nuevas tecnologías juegan un papel importante en la forma que nos desenvolvemos socialmente”.
A veces es difícil verlo desde fuera e identificar el sufrimiento de los otros y el propio, “pero creo que debe existir mayor empatía entre las personas para evitar las críticas infundadas y la deshumanización”, señaló la intérprete.
En palabras de la directora La soledad del paseador de perros resulta un producto bastante completo que demuestra una fuerte conexión entre actrices muy profesionales, dedicadas y exigentes, “que se desenvuelvan libremente y sin prejuicios”.
Además de Jiménez Méndez actuaron en la puesta en escena las histrionisas Nora Daniela Márquez Mondragón y Mónica Bajonero Díaz.
La soledad del paseador de perros fue parte del 3er. ciclo Dramaturgia contemporánea escrita por mujeres en el que la obra de cuatro autoras europeas fue dirigida por cuatro directoras mexicanas.
Además presentó la lectura dramatizada de En la orilla de Claudine Galea (Francia), Limbs recalling limbs de Ninke Overbeek (Holanda), y Cati Hermann de Anne Lepper (Alemania), dirigidas por Marsel Toledo, Jennifer Moreno y Juliana Faesler, respectivamente.
AM.MX/fm