Por Karla Izquierdo
Aquella mañana en la que me di cuenta que dejaría de encontrarte al buscarte, ese instante en que la respiración se detuvo y te atoraste entre el corazón y mi garganta quise ahogarte en un eterno silencio y solo conseguí darte alas…
Así comenzó esta tu metamorfosis en mis entrañas: dejaste de ser “piel” y te transformaste en “suspiro”.
Emerges del recuerdo; de mi recuerdo y aun así te presentas tan libre y arrogante robándome una vez más esta mi incansable necesidad de calma.
Así es como inicia esta urgente búsqueda de Olvido. Aunque si he de ser franca creo que quise olvidarte desde el instante en que crucé miradas contigo. Esa vocecita ignorada por todos que nos anuncia el peligro inminente es desterrada por la sutil melodía del deseo que seduce a cada uno de nuestros sentidos y logra colarse por cada poro de nuestro cuerpo.
Que trampa más grande es esta que llamamos “seducción” y que fácil es caer en ella; Pero como no ceder a una mirada que muestra oportunidades infinitas de encuentro, a unos labios que buscan la manera de acercarse siendo este el inicio del recorrido que nos convirtió en piel…
No recuerdo exactamente el número de días que pasé a tu lado, pero llevo la cuenta exacta de cada uno de los días sin ti.
Hasta el momento los días continúan y yo sigo sin éxito de olvidarte.
AM/MX