Por Gerardo Flores Ledesma (*)

Prisma empresarial

Trump logró todo lo que quería en su acuerdo comercial con México

Complicado rebajar salarios y trasladar a burócratas, sin modificar la Ley

MÉXICO NO es Argentina. Afortunadamente, nuestra nación trae un crecimiento económico cercano al 2% en promedio en los últimos 6 años, inflación creciente, pero aún controlable, y un tipo de cambio que, aunque estaba en 12.15 hace ocho años y ahora está cerca de los 21 pesos por cada billete verde, nuestro país tiene un manejo adecuado de la deuda pública, que precisa cuidados porque va en aumento, pero aún tiene margen de maniobra.

Sin embargo, debemos tener las luces en señal de alerta, porque al igual que Argentina, tanto Mauricio Macri en 2015 como Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en 2018, llegaron al poder con una gran cauda de voto popular y con una muchedumbre que está confiada en que la nación podría convertirse en el gran milagro económico.

Hoy, Argentina ha subido sus tasas de interés hasta 60% para tratar de contener la fuga de capitales; recurrirá al Fondo Monetario Internacional (FMI) para hacer uso de un préstamo por más de 50 mil millones de dólares para evitar que se le escurra entre los dedos el control de las finanzas públicas, y el valor de su moneda se ha deteriorado a niveles que pueden ser muy graves para todo el continente.

Además, el gobierno de Macri ha planteado la reducción de 10 ministerios, que aquí denominamos Secretarías de Estado, para tratar de minimizar el gasto público en 16 mil millones de dólares, unos 500 mil millones de pesos argentinos.

México, por su parte, arrastra niveles de endeudamiento que pueden desbordarse como proporción del Producto Interno Bruto -actualmente estamos en 60%, según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP)-, y la amenaza de más alzas en los tipos de interés podría darnos sustos mayúsculos y descalabros en la sanidad de las finanzas públicas.

Bajar el gasto público no puede ser obra de artesanos, ni tampoco de pociones mágicas, sino de ponderar lo que es prioritario y dejar de lado la atención a todo tipo de peticiones por más necesidad social que exista.

No se puede ni se debe disminuir o eliminar los niveles de pobreza, regalando dinero del presupuesto, aunque el maquillaje podría ser indiscutible en el corto plazo, pero perjudicial en un periodo sexenal.

La herencia dañina que deja el gobierno de Enrique Peña Nieto, entre pobreza, marginación, necesidad social, muertos por la guerra de cárteles, inseguridad e impunidad ante la delincuencia organizada, sólo puede ser disminuida o suprimida con planes bien estructurados de política pública y con una policía incorruptible, competitiva y capacitada. Otras naciones nos han demostrado que sí se puede.

Exactamente, México no es Argentina, pero podemos movernos hacia allá si no atendemos lo prioritario: Educación y trabajo.

Ahí les dejo la conseja, la moraleja, la frase pues: ¡Oye mi amigo el consejo, fíjate en mi espejo, que no te suceda!

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FINALMENTE, Donald Trump logró lo que quería en el Tratado Comercial Bilateral México-Estados Unidos.

El gobierno de Peña, con Ildefonso Guajardo, como secretario de Economía y líder negociador de la modernización del casi extinto Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y el de AMLO, con Jesús Seade Kuri, como líder negociador del gobierno entrante en México, admitieron que el contenido para la industria automotriz sea de 70%, lo que significa que más insumos de ambos países deberá incluirse al manufacturar cualquier automóvil que se quiera ingresar para su venta a EU.

Asimismo, se admitió la revisión del acuerdo bilateral cada 6 años, con posibilidad de cancelación total, y se eliminaron los páneles de solución de controversias fuera del TLCAN, lo que significa que la Organización Mundial del Comercio (OMC), a la que Trump intenta crucificar, ya no será una instancia en caso de disputas con Estados Unidos. Prácticamente estaremos a merced de Trump en cualquier litigio, sin posibilidad de defensa.

En otros casos sonados, como el del cemento, el atún, las escobas, el transporte, el vidrio, la OMC ha tenido un papel importante para frenar la voracidad del gobierno de Washington y la ambición de sus empresarios.

Hay otros sectores como el energético y agropecuario que merecen ser revisados con más profundidad, porque podríamos perder todo el control del sistema de producción, y quedar al arbitrio y decisión de Trump y sus grandes consorcios de clase mundial y sus gigantescas cadenas de supermercados que monopolizan las cadenas de valor y los precios.

De cualquier modo, el resultado de ese acuerdo comercial, sin Canadá, será responsabilidad del nuevo gobierno de AMLO, porque los otros se van a sus casas o fuera de México en menos de tres meses.

El equipo de Peña, están más que claro, sólo está haciendo tiempo para dejarle la papa caliente a un grupo de improvisados que se metieron a las negociaciones, con el argumento de que “es mejor un acuerdo bilateral que nada”, y sin medir el alcance del daño que se ha engendrado.

Canadá, por eso y vale la pena decirlo, se mantiene firme en su decisión de no ceder ni un ápice a las pretensiones de Trump sin conseguir antes beneficios para sus productores y empresarios, sobre todo del sector lácteo, papel y madera, prioritarios en su portafolio de temas y agenda de discusión.

En fin, el TLCAN cada vez está más muerto y el remedio nos saldrá más caro que esa enfermedad que despacha en Washington.

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EL FONDO de la Vivienda del ISSSTE, que dirige el Vocal Ejecutivo, Luis Antonio Godina Herrera, puso el dedo en la llaga sobre la reducción de sueldos a la burocracia y su posible traslado a otros estados del país.

Resulta que la pretensa idea de AMLO para rebajar sueldos a los empleados de confianza o base del Gobierno Federal podría abrir un boquete financiero al FOVISSSTE y generar una multitud de amparos por parte de los afectados, porque además de inconstitucional, la rebaja en los salarios obliga a modificar leyes y reglamentos que, de otro modo, también resultarían en claras violaciones al estado de derecho.

Miles de burócratas que tienen un crédito con el FOVISSSTE y están pagando su casa, por ley deben destinar el 30% de su salario base a la cobertura de la hipoteca.

Si un trabajador sufre la reducción el sueldo, el porcentaje que debería destinar para el pago de su casa, será superior al que actualmente le quitan cada mes, y por ende se viola cualquier disposición legal. Antes de proceder a la reducción de sueldos por decreto presidencial, se debe modificar la Ley del ISSSTE para que los recursos que son de los trabajadores no padezcan un quebranto financiero y los bolsillos de los trabajadores al servicio del Estado no sean saqueados con la ley incendiada a un lado.

El FOVISSSTE tampoco tiene una ley de movilidad hipotecaria, similar a la que puso en marcha Infonavit.

Esta situación hace imposible que un trabajador al servicio del Estado, que vive en la Ciudad de México y obtuvo ahí su crédito, su casa y la está pagando, se pueda mover a otro estado de la República, y al mismo tiempo traslade su deuda y el monto pagado al momento de conseguir otra vivienda.

En suma, se debe fabricar un programa de movilidad hipotecaria en FOVISSSTE, situación delicada y no fácil de ejecutar en meses, porque no estamos hablando de la transferencia de números de teléfonos celulares que cuestan unos miles de pesos. Aquí, estamos hablando una posible pérdida de miles de millones de devaluados pesos si los trabajadores entran en fase de moratoria por no tener una legislación previa a las decisiones o idea emitidas al aventón.

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Nos vemos y escuchamos en Canal 34 (TV Mexiquense), todos los jueves a las 22 horas, en el programa Va en Serio, con Carlos Ramos Padilla.

(*) Socio Numerario de la Academia de Periodismo y Comunicación Social

(*) Miembro de Vanguardia en línea y de Consorcio de Medios Digitales SA de CV

(*) Socio de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)

P.D. No deje de informarse en http://www.redfinancieramx.mx y en www.claseturista.com.mx