CIUDAD DE MÉXICO, 22 mayo 2018.- Al usar de manera excesiva el fertilizante nitrogenado en los cultivos, los rendimientos son nulos y las aplicaciones son inútiles y poco retribuibles para los agricultores, afirmó Iván Ortiz Monasterio, experto en la intensificación sustentable y el manejo del cultivo de trigo en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Ortiz Monasterio recientemente participó en un estudio que identificó las desventajas del uso excesivo de fertilizantes y los beneficios de aplicarlos en dosis más precisas, en el que brinda los resultados de una investigación de trigo que se realiza en el Valle del Yaqui, estado de Sonora, México, donde se encuentra la Estación Experimental Norman E. Borlaug (CENEB), el cual tiene implicaciones directas para el manejo del cultivo de trigo en todo el mundo.
“El Valle del Yaqui tiene las mismas condiciones agro-climáticas que tienen las regiones donde se cultiva el 40% trigo del mundo, incluyendo lugares como las Planicies Indo-Gangéticas de India y Pakistán, el Delta del Nilo en Egipto y las tierras productoras de trigo en China”, dice Ortiz Monasterio.
Pero si el uso excesivo del fertilizante incluso es contraproducente, entonces, ¿por qué siguen aplicando más fertilizante del que el cultivo necesita? El experto comenta en entrevista:
Bueno, siempre existe el riesgo de que el rendimiento se reducirá si no se aplica suficiente fertilizante nitrogenado. Los agricultores temen que sus rendimientos serán menores y sus utilidades también. Para ellos, el costo de no aplicar suficiente fertilizante es mayor que el costo de aplicar demasiado, ya que no pagan todos los costos de la aplicación excesiva. Estos costos incluyen los impactos relacionados con las emisiones de gases de invernadero, a escala regional en el caso del Valle del Yaqui, debido a la nitrificación del Mar de Cortez, y a nivel local como resultado de la contaminación del manto freático. Todos estos costos los paga la sociedad. Si los agricultores los pagaran, entonces les preocuparía más la aplicación excesiva de fertilizantes nitrogenados.
-¿Piensa usted que llegará el día en que los agricultores se preocupen por la aplicación excesiva?
Bueno, en Europa ya empieza a haber más reglamentos en este sentido. En el Reino Unido, los agricultores no pueden aplicar nitrógeno antes o durante la siembra; pueden aplicarlo una sola vez, cuando las plantas miden alrededor de 17 cm. En otras partes de Europa, por ejemplo, en Alemania, los agricultores no pueden aplicar más de 150 kilogramos de nitrógeno al trigo, así que esto también está sucediendo en otras partes del mundo. El gobierno de México y los de otros países están asumiendo el compromiso de reducir las emisiones de óxido nitroso en un 20% para 2030. En el caso de la agricultura, la principal fuente de óxido nitroso es el fertilizante nitrogenado. Estos gobiernos tendrán que establecer políticas que les permitan cumplir con ese compromiso, así que, sí; yo pienso que existe una buena posibilidad de que algo suceda.
- Existen tecnologías que permiten a los agricultores saber exactamente cuándo deben aplicar el fertilizante y cuánto deben aplicar para lograr un buen rendimiento y un uso óptimo de nitrógeno. ¿Las utilizan muchos agricultores? ¿Por qué sí y por qué no?
Me parece interesante lo que está pasando en este momento. Durante los últimos 10 años, hemos trabajado con los agricultores del Valle del Yaqui ensayando y promoviendo sensores manuales; además, contratamos a consejeros agrícolas pagados por el gobierno que daban este servicio gratuitamente a los agricultores, y la tasa de adopción era alta. Pero entonces el gobierno suspendió el subsidio, pues se esperaba que los agricultores empezaran a pagar el costo del servicio, pero no quisieron.
Entonces una empresa que utiliza drones se me acercó a mí y a otros investigadores de la región y nos pidió que le ayudáramos a convertir los datos del cultivo de trigo que obtuvo utilizando drones aéreos, a las dosis de fertilizante recomendadas.
Estuvimos de acuerdo y, en el primer año de operaciones, los agricultores que cultivan trigo en 1,000 hectáreas pagaron el servicio. No sé por qué—quizá un mapa a color resulte más sexy—pero los agricultores están más dispuestos a pagar si los datos son recolectados por un dron aéreo y no por un consejero que camina a pie por las parcelas. Sea lo que sea, ¡es maravilloso! Antes dependíamos del gobierno para la transferencia de tecnología, pero ahora tenemos este gran ejemplo de una colaboración pública-privada en la que una empresa está ayudando a transferir esta tecnología y generando utilidades, con lo cual esto se volverá sustentable. ¡Por eso estoy muy emocionado!
- ¿Tiene el CIMMYT un plan para incrementar la adopción de estas tecnologías?
No estamos obligados a utilizar una tecnología en particular, sino que tenemos que trabajar con todas. Como sabes, comenzamos con el GreenSeeker, que es un sensor basado en tierra, y ahora también estamos trabajando con drones, con aviones tripulados que llevan cámaras y hasta con imágenes satelitales. Así pues, tenemos cuatro formas diferentes de recolectar datos y hemos visto que los resultados del GreenSeeker se correlacionan bien con todos; por tanto, la tecnología que generamos originalmente para el GreenSeeker se puede utilizar con todas las otras plataformas.
- ¿Cree usted que los agricultores cambiarán su manera de pensar respecto a esto y reducirán la cantidad de nitrógeno que utilizan?
Creo que están avanzando en esa dirección, pero lentamente. Necesitamos que el gobierno nos ayude por medio de las políticas. Es necesario que los funcionarios den algún incentivo a los agricultores para que utilicen la tecnología, ya que cuando hacen algo de manera diferente, lo consideran un riesgo. Para compensar ese riesgo, es mejor darles un incentivo, no un castigo. Creo que eso ayudará a diseminar la tecnología más rápidamente.
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